> Letras Itinerantes: 169 ERÓTICOS

viernes, 7 de abril de 2023

169 ERÓTICOS

 



Presentación

Esta antología, editada por la editorial Chicatana ediciones, es el segundo número de la Colección Luz de ámbar, la cual tiene por objetivo ser un espacio para la publicación de minificciones escritas en Chiapas y de esta manera impulsar la creación del género en la entidad. Cuenta con un prólogo de la doctora Dina Grijalva, escritora quien durante años ha recorrido el territorio erótico desde la palabra, teoría y cuerpo.

Ella dice que:

La minificción

La minificción hispánica (espléndido género brevísimo: máximo una página) es lúcida, lúdica, etérea, irónica, onírica, icónica, mítica, mínima (y máxima), críptica (o nítida), súbita, intrépida, fantástica, magnífica, epifánica y quimérica. Jamás cándida.

Es éxtasis estético, vértigo, pájaro, relámpago.

Y ese es el objetivo de este libro, gozar del éxtasis estético, del vértigo, el pájaro y los relámpagos que produce entregarse al placer de las palabras. Gozar del imaginario femenino erótico que nos comparten 7 autoras chiapanecas, Selene Argueta, Rita Cerezo, Ade León, Lyz Sáenz, Tania Molina, Lorena Vasconcelos y una servidora; así como la obra de las artistas visuales Astrid Breiter y la Señorita Cafetera, quienes plasman fantasías, fetiches, anhelos y juegos eróticos en estas páginas.


Cambio de planes
Sele Argueta

Creados para ilustrar un microcuento erótico, terminaron siendo una novela gráfica.

 

Transverberación
Karla Barajas

Las plumas del ángel se derritieron al contacto con la piel de mi abdomen. Mi temperatura se elevó, su mano tórrida me tocó el vientre. “No me desampares, eres la única compañía que me queda”, rogué. Estaba en éxtasis, lo recuerdo. Él deslizó sus plumas en mi espalda, mientras me poseía, pude verlas suspendidas por la habitación. Posó su dedo sobre mis labios. Dijo adiós y lo llamé. No volvió.

Piensan que mi encuentro con él fue resultado de una calentura, pero, padre, ¿cómo explican que mi recién nacido tenga una aurora y alas?

Fedra
Rita Cerezo

Fedra yace muerta. La mató el deseo. Un día, sin que lo sospechara nadie, comenzó a enfermar: febriles noches de insomnio que parecían eternas, días interminables de taquicardia y disnea, y Fedra, cada día más débil, se acercó poco a poco al momento fatal. Como un cáncer, su deseo se extendió por todo su cuerpo: cada mililitro de su sangre, cada milímetro de su piel, hasta hacer metástasis en su cerebro: Fedra enloqueció y, enloquecida, se convirtió en veneno que antes de morir sembró la muerte para el joven jinete que le negó sus besos.

Muertes
Ade León
Cada vez que se clavaba en mí, moría.

Descubrimiento
Tania Molina

Teníamos una hora, cada cinco minutos él nos apresuraba para terminar. Sudaba. Los nervios me hacían sentir calor. De repente, apreté las piernas, el roce entre ellas me provocó un ligero cosquilleo que intenté prolongar. Enrojecí por el ardor que emanaba de mi cuerpo. Aunque no aprobé el examen, fue el que más disfruté.

 

En cuanto la mano varonil de Fausto dio la vuelta al letrero de la cafetería, indicando: “abierto”, Emilia entró a exigirle un expreso doble, luego lo obligó a beberlo de un sorbo e inmediatamente a besarla. Fausto no sentía el ardor que bajaba desde su lengua hasta el esófago, únicamente el calor abrasante bajo su mandil de barista y el ansiado recorrido de esas manos determinadas a desanudarlo.


Äj te’jksi karäjkomo ijtu tanäram yenhyapapä sunyi. Witpakäsi.te’ mujkis ‘yamyapa te’ sunyipä tzajp

Debajo de mi enagua los montes se dibujan libremente. El pasto por donde camino mira el paraíso. 



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