(32)Queta Navagomez
Revoloteo
Entró por la ventana y
empezó a dar vueltas alrededor de los dos escritores. ¡Zim!, ¡zum!, ¡zam!, iba
y venía formando acrobáticos ochos. Wilhelm y Jacob Grimm estaban a un paso de
terminar sus Cuentos Infantiles y del
Hogar, y el animalillo aquel no les permitía la concentración. ¡Zum!, ¡zam!, ¡zim!, insistía el
insecto. Con el rabillo del ojo, Jacob lo distinguió un poco más grande que las
moscas alemanas, rechonchas a causa de tanta salchicha. Moscardón o abejorro,
qué lata, pensó. El alado bicho continuó sus aéreas acrobacias, así que
Wilhelm, molesto, lo alejó agitando ambas manos y volvió a repasar su escrito. Parecía que el díptero quería que
lo notaran y esta vez pasó casi rozando las pestañas de Jacob. ¡Ahora verás,
maldito!, amenazó el escritor. Tomó el matamoscas que siempre tenía a la mano y
con rápido movimiento lo derribó de un golpe, embarrándolo después sobre el
escritorio. Ya estarás contento, ¿eh?, querías eso ¿verdad?, gritó Wilhelm
acercándose a mirarlo. Y sí que lo miró. Atónito, observó el pequeño cadáver y
corrió en busca de una lupa de aumento.
Acongojados, los hermanos Grimm
comprobaron que los despojos no correspondían a un moscardón, ni abejorro ni
mosca, sino a un hada diminuta.
Empecinamiento
Expectante, en un claro del
bosque, la manada de lobos ve cruzar de nuevo a aquella niña vestida con
caperuza roja, que lleva una canasta con pasteles. Sólo un lobo joven decide
seguirla. Conscientes del riesgo, los demás corren tras él y lo regresan a
rastras a la madriguera. Contrariado, Charles Perrault sale
de entre los matorrales y avienta una hoja en blanco. El señuelo no funciona.
Ya encontrará otra estrategia para escribir la historia de la Caperucita Roja.
Drama en el estanque
Cansado de las burlas, el
patito feo escapó de la granja y regresó convertido en un pato joven y fuerte
que su familia no tuvo empacho en aceptar. Un día se introdujo accidentalmente
a la casa del granjero y encontró, en un empolvado armario, un libro de cuentos
de Hans Christian Andersen, en que se narraba la historia de un patito feo, que
con el tiempo se convertía en el cisne más hermoso del estanque. Entonces lloró desoladamente por
las costosísimas y dolorosas cirugías a que se había sometido, en su afán de
parecer un pato más.
Mala suerte
Resuelto a poner en marcha
su plan, el gato dijo parando las orejas: -Amo, procúrame un par de botas, un
saco y un sombrero con plumas. Haré a tu nombre regalos al rey. Luego, veré que
el ogro se convierta en ratón y me lo comeré para que su palacio sea tuyo. Te
haré pasar por el Marqués de Carabás y de esa forma te casarás con la princesa.
¡Alégrate, vamos a ser ricos! El hijo del molinero, acostumbrado
a las malas rachas, apenas pudo sorprenderse de que su mascota hablara. - Dame pronto lo que te pido-
insistió el gato. Pero el hijo del molinero en lugar de
botas usaba huaraches y el gato consideró ridículo pasar a la historia como El Gato con Huaraches y se quedó junto a
su amo, lamentándose de tan mala suerte
Extraordinario
La gallina de los huevos de
oro, de tanto empollar, tuvo un pollito. El animalillo tardó en romper el
cascarón dorado. Cuando lo hizo, sacudió lentamente las áureas plumas que
pesaban una enormidad. Luego intentó incorporarse, pero el agobio de las alas
metálicas se lo impidió. Así estuvo, acurrucado, sin poder abrir su piquito de
oro, hasta que murió de inanición.
Fatuidad
El emperador sabía que su
nuevo traje era un fraude: no existían los hilos de oro ni las delicadas telas.
Aún así, enfermo de vanidad, decidió aprovechar la oportunidad de salir desnudo
ante sus súbditos, para mostrar el gran lunar en forma de corazón que tenía en
la nalga izquierda, y que tanto le alababa su mujer.
Cuestión de tonos
El lobo -conocedor de atajos- alcanzó a Caperucita Blanca a la mitad del
bosque. Cargó solícito la canasta mientras la acompañaba por aquellas
soledades. Pero, afanado en limar la desconfianza, inició unos relatos que
fueron subiendo de tono, hasta que a la pobre Caperucita Blanca no le quedó
otra alternativa que ponerse roja, roja... roja.
Afán
Verde, amarillo, morado por
el esfuerzo, el lobo sopló y resopló furioso contra la casa de tabique que
protegía a tres despavoridos cochinitos. La casa se mantuvo en pie. Cuando el lobo se fue, uno de los
cochinitos se puso a construir dos casas de ladrillo que vendió a sus hermanos.
Incansable, siguió construyendo y vendiendo casas a los animales del bosque,
hasta que todos tuvieron donde guarecerse y los lobos se murieron de hambre.
En su afán mercantilista, convirtió
las espesuras en fraccionamientos, dejando sólo pequeños jardines donde se
podía ir a soñar bosques y sentir nostalgia por extintos lobos feroces.
Veleidad
Ante
la princesita estaba una enorme caja de cristal, llena de sapos. Los miró con
repugnancia: todos tenían el cuerpo ennegrecido y verrugoso. Hinchados de
humedad, la contemplaban con ojos taciturnos. Venciendo su asco, la princesita
tomó uno y, cerrando los ojos, le besó la bocaza helada. El batracio dejó
escapar un fétido croar y siguió tan sapo como siempre. Ella lo aventó por la
ventana y tomó otro. Respiró profundo, aún tenía en los labios una sensación de
frío. Luego dio el beso a un anfibio color chocolate que tampoco se transformó. Siguió besando sapos hasta que en
el intento cuarenta y ocho, uno reventó como bolsa de lodo y de su interior
surgió un príncipe guapísimo. La princesita y el príncipe se
casaron, pero no fueron felices porque él nunca dejó de reprocharle la
facilidad con que repartía sus caricias.
Cuentos de cuna
- En lo más espeso de las
nubes, en un gran castillo hecho con piedra gris, vivía un ogro hermoso como
tú. Después de opípara cena, contaba las monedas de oro que había logrado con
ahorros de toda la vida. Colocaba sobre la mesa a una gallina que cada noche
ponía un huevo de oro y, tras guardarlo, sacaba su arpa mágica y, arrullado con
tan dulce música, dormía plácidamente. Fue feliz, hasta que un horrible niño
trepó a las nubes escalando unas habichuelas mágicas y le robó las monedas, la
gallina, y el arpa. El ogro intentó perseguirlo, pero el malvado niño tomó un
hacha y cortó la habichuela. Nuestro bello ogro se mató al caer desde las nubes
y... ¿Qué tienes mi amor? ¿Por qué lloras?, ¿te asustaste?, ¡tontito…! ¡Si los
niños no existen!
Mercantilismo
II
-
¡Castigaré tu soberbia y tu mal corazón! ¡Cada que abras la boca para decir
algo, saldrán de ella víboras! - sentenció aquella hada que solía disfrazarse
de limosnera. La adolescente llegó llorando a su
casa. Al mirar los enormes ofidios que salían de la boca de su hija, la madre
lloró también. Pero el llanto cesó, las
lamentaciones se acabaron y ambas se hicieron de una considerable fortuna,
gracias a su próspera fábrica de cinturones, de auténtica y certificada piel de
víbora.
LA AUTORA
Nació en Bellavista, Nayarit, México. Es licenciada
en Educación Física y miembro fundador de la revista club “La Pluma del Ganso”.
Escribe cuento, poesía y novela.
*Ganadora del II Certamen Literario Internacional
de la revista Marie Claire 1995, con el cuento “Yo, la distraída”.
*Premio Nacional de Cuento “Álica de Nayarit” 1995,
con “Purificación”.
*Premio Nacional Bienal de Poesía “Alí Chumacero”
2003-2004, con el poemario “Canto para desplegar las alas de los niños pájaro”.*Premio Nacional de Cuentos Campiranos, U. A
Chapingo 2007, con “Balón y astillas”.*Premio Nacional de Novela “José Rubén Romero”,
Bellas Artes 2008, con “El tigre del Nayar”.*Primer lugar nacional del VIII Concurso de Poesía
del Pitic, 2009, con “Raíces de mangle”.*Premio APENAC, Rama Literaria, Tepic, Nayarit
2015.*Premio Nacional de Cuento “Nada que fingir”, 2017,
con “Los consejos del terapeuta”Ha publicado:Aquí no ha terminado, cuentos
brevísimos, Editorial La tinta de Alcatraz, Toluca, Estado de México 1993.
Fantasmas de Ciudad, poesía,
Editorial Tintanueva, México 1999
Piel de Niño, cuentos,
Editorial de la Universidad Pedagógica Nacional, México 2000
Cien cuentos brevísimos de
Latinoamérica, Cuadernos Politécnicos
de Difusión Cultural, serie Nuestra Palabra, número 17, México 2000, de los que
fue compiladora.
En busca de un alma, (cuentos
huicholes), Editorial EDAMEX, México 2001
Tukari Temai el Hacedor de Lluvias, (novela
huichola), Editorial Libros para Todos, EDAMEX, México 2002
Destiempo, sonetos. Tintanueva ediciones, colección Oscura
Palabra, número 30, México 2004.
De mujer la hoguera, cuentos, Linajes Editores, Tlanepantla, Estado de
México, 2006.
Canto para desplegar las alas, poesía, Tintanueva Ediciones, México, 2006.
Hadas ebrias, cuentos mínimos, Editorial UNAM, FES Zaragoza, México 2006.
Balón y Astillas, antología de cuentos ganadores. Departamento de
Publicaciones de la Universidad Autónoma de Chapingo, Estado de México, 2008.
Raíces de mangle, poesía, Instituto Municipal de Cultura y Arte de
Hermosillo, y Ayuntamiento de Hermosillo, Sonora, 2009.
El tigre del Nayar, novela histórica, coedición Consejo Estatal para
la Cultura y las Artes, de Nayarit, Universidad Autónoma de Nayarit, Gobierno
del Estado de Michoacán y Editorial JUS, México, 2010.
Huichol, la rebelión del Máscara de
Oro, novela histórica,
Ediciones b, México, 2010.
La danza de la lluvia, novela, Ediciones b, México 2013.
Para imaginar Nací, poesía para niños, Editorial CIGOME, Instituto
Mexiquense de Cultura (IMC) Toluca Edo de México, 2014.
Vocación peligrosa, cuentos cortos, edición de autor. México 2015.
El rey Nayarit, novela histórica. Editorial de la Universidad
Autónoma de Nayarit, Tepic Nayarit, México 2018
Tecozantli y su hermosa cola, novela para niños de 6 a 8 años, editorial edebé,
Colección Tucán naranja, Ciudad de México 2019.
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