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viernes, 17 de marzo de 2023

167 MARIA CLAUDIA ARDAYA

 

 

VESTIGIO

Clavó el puñal cerca de la aorta izquierda, aunque la piel humana puede funcionar como elástico, esta piel ya está lo suficientemente estirada para aguantar el puntiagudo artefacto que la desgarra. El olor a sangre ha tomado la habitación, el rojo oscuro casi grisáceo posa como un filtro en mi retina. 

Soy asesina, he asesinado, y lo peor es que me ha gustado. Mientras mi mano izquierda que tiene vida propia escribe esta nota: "Me he convertido en homicida, lo he hecho por elección. He matado el último vestigio de nuestro amor. Siempre afirmé que el silencio era el cuchillo más afilado para penetrar un cuerpo. No debiste esperar el día que decida partir para poder decirme aquello que tu piel grita y tu boca calla, no hay un motivo exacto, pero acá yace nuestra historia. Cometí el crimen sin ningún atuendo más que el que me dio Dios porque la locura es un vestido que solo algunas llevamos con elegancia". 

 

CONCIENCIA

¿Juguemos a las escondidas? Yo oculto las verdades y tú muestras las mentiras – me dice la mujer del espejo.

MISÓGINO

El tedio de la rutina iluminaba mis oscuros pensamientos donde deseaba vehementemente asesinar. Así de simple como lo cuento, solo tenía deseos homicidas, supongo que era normal. Mi padre asesinó el alma de mi madre hasta asfixiarla con hilo de pescar. No pagó su pena en el juzgado, la maldición cayó sobre mis hombros y me convirtió en un mitómano, misógino, lunático que odiaba necesitar a las mujeres como la noche odia la luz del día, porque al salir el sol ella muere.

 

MUERTE

El sol salió con toda su energía, ni siquiera he puesto el pie en la baldosa roja de mi cuarto y me encuentro agotada.

Debo preparar mi cabello, ponerme cremas en las líneas de expresión y tomarme el café más tinto posible para soportar la faena del trabajo. Trabajo, esa palabra me hace llorar, donde debo tomar decisiones apresuradas sin consultar, inmiscuirme en la vida de los demás para recordarles lo que puedo lograr y responder a mi única tarea diaria desde siglos pasados y venideros: - ¿hoy quién morirá?

ABUELA

El viento recio soplaba al son del vaivén de la mecedora rechinante de la anciana. Sus cabellos plateados iluminaban la habitación, solo entraba a medirle el azúcar, tomarle el pulso y mirarla por momentos esporádicos. No podía entablar con ella una conversación, el alzhéimer le había quitado la potencia de su voz.

Aún tenía la curiosidad de saber las historias escondidas detrás de esas arrugas. 

Esperaba que el otoño con su encanto me ayudará, y Alicia me contará la razón de su rezo diario: "Los te quiero que decimos y no son devueltos se quedan atorados en la garganta. Es por eso que el amor solo debería ser audible si es recíproco. Es una fuerza tan profunda que después de ella nada vuelve su sitio, niña".

Por algunos segundos tenía la sensación que estaba lúcida y me conocía tan bien, volviéndose capaz de leerme y sin necesidad de contarle de la existencia del nudo en mi garganta, tan grande que me cortaba. 

Y como buena abuela sin nietos cercanos buscaba aconsejarme repitiendo todos los días el mismo rezo.

Pero en cuestión de parpadeos la anciana Alicia perdía su mirada en la nada.

 –¿Qué le habrá pasado? ¿Será que su garganta está tan anudada como la mía? Solo espero que su azúcar se mantenga, mientras yo busco la forma de mantenerme erguida.

 

INCERTIDUMBRE

El reloj se movía al tic tac del tiempo, pero siempre se preguntaba: ¿Qué habrá sido de lo que nunca fue?

 

SUICIDA

La mujer besó sus labios sabiendo exactamente cuál sería la causa de su propia muerte.



 LA AUTORA

María Claudia Ardaya

Santa Cruz de la Sierra,  Bolivia,


1993. Adicta al café, libros y perros salchichas.  De vez en cuando comunicadora, maestra y fotógrafa. Fundadora de la biblioteca infanto-juvenil “Adela Zamudio” en la populosa ciudadela Plan 3000.

En 2017 publica su poemario “Caos” junto al sello editorial Gente de blanco. En 2020 publica su poemario digital “Epifanía del olvido” junto a la colección de Serendipia.

Participó del 5to y 6to Encuentro Internacional de Microficción en Santa Cruz, Bolivia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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