El beso del jaguar
Abre sus fauces, mientras me contempla desde
arriba. Palpo su lengua con mi boca y mis manos tocan su rostro. Dejo que me dé
ese primer beso antes de devorar mi carne. Con su piel de jaguar traga mi
cuerpo y yo lo contemplo desde su propio ojo, esa ventana que existe entre la
vida y la muerte. Después, cuando ya despierto, lanzo un rugido porque es
doloroso estar en una casa que ya no es una selva.
El hombre que se asomó al fin del
mundo
Era
malhumorado, siempre echaba toda clase de madres y maldiciones. Aunque a simple
vista parecía un hombre común, a veces ni él se comprendía. Quería y vivía de
la mejor manera y a veces era un genio. Aunque no lo sabía. Disfrutaba tumbar
las paletas a los niños, hacerles calzón chino a sus amigos y caminar despacio
para impacientar al resto.
Hasta que un día se sintió muy mal y fue a una revisión médica, allí
descubrió una terrible noticia: tenía una enfermedad que lo comía lentamente.
Nadie podía ayudarlo, por la noche tuvo una revelación y descubrió que
su cuerpo era el reflejo del fin del mundo. Trató de anunciarlo: interrumpió
bodas y graduaciones, empujaba los carritos con mandado y utilizaba un altavoz
para pronosticar el futuro. Sin embargo, se dio cuenta que los demás también
tenían el cuerpo enfermo y que las redes sociales sólo habían prolongado sus
existencias. Rendido y sin ser escuchado comprendió que todos esperaban su
propio fin.
La mujer que vivía en la boca del lobo
Una mujer
había conocido a un hombre que era totalmente feroz, agresivo y que siempre se
metía en problemas. Como toda atracción fatal estaba convencida de que nunca
podría curarlo y tampoco tenía la mínima intención de hacerlo. Sin embargo,
deseaba estar a su lado por siempre, así que enfrascó toda la energía sexual
que había entre los dos para lograr la total intimidad. La bebió e hizo todas
sus expectativas a un lado junto a su amor propio.
Logró hacerse tan pequeña que se fue a vivir a la boca de su amado, él sentía una incomodidad entre su lengua y el corazón; los demás no le tomaron importancia porque tenían sus propios lugares favoritos. Cuando el hombre se enteró que no podía tragarla, se dispuso a expulsarla con toda clase de desaires y desprecios. Cuando por fin la escupió, se encontró con una loba quien poseía ya su propia piel.
LA AUTORA
Marcia Ramos Lozoya
Tomado de
https://imaginacionmx.tumblr.com/post/80891465507/marcia-ramos-lozoya
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