> Letras Itinerantes: 137-Roberto Almendáriz Rueda

martes, 17 de mayo de 2022

137-Roberto Almendáriz Rueda

 



Onomatopeyas

Agora quasi schrivo Latino non est que non entiendo el latino porke aprendié a legere en un librum latino et quando me ffablan latino entiendo, mas est e skrevir ke non sabdo como se escriven las verba.

Umberto Eco

            Un estudio realizado por la Universidad Nacional Nipona había revelado un altísimo índice de pérdidas en las principales fruterías del archipiélago, debido al escandaloso número de sandías que resbalaban de los escaparates y de las torpes manos de los consumidores. Para remediar esta incómoda situación el Emperador decretó que todas las sandías del Japón deberían cambiar su forma oval por una cúbica o, en su defecto, por una poliédrica. Comerciantes, agricultores e ingenieros estuvieron atareados por un buen tiempo tratando de modificar la forma original de las sandías, hasta que lo consiguieron. Las sandías cúbicas invadieron el mercado asiático, y las pérdidas se redujeron tan drásticamente que algunos empresarios europeos no dudaron en invertir en aquellas simpáticas aberraciones… Pero (¡ah!), lo que el Emperador nunca supo fue que les había arrebatado la opción del harakiri a sus fieles y sustanciosas súbditas; en lo sucesivo, el honorable vegetal (¡hh!) que alguna vez opuso resistencia a morir masticado, tendría que rebajarse injustamente a la categoría de vacas (¡mu!), cerdos (¡oink!) y gallinas (¡coq!).

 

 

Hoy

           

Me contrataron como analista de contenidos, aunque mi trabajo consiste, en realidad, en desmantelar campañas publicitarias de la competencia en redes sociales.

18:00

           

La corporación para la que trabajo no se dedica únicamente a telecomunicaciones y entretenimiento… también es dueña de una franquicia de malls y de un equipo de fútbol.

18:01

           

Laboro de ocho a diez horas diarias. También teletrabajo en noches y fines de semana desde mi smartphone.

18:02

           

En mis ratos libres me conecto con mi ex novia. La muy hija de puta se fue de Santiago sin advertirme que estaba embarazada. De eso casi un año y medio. Nos llevamos mejor ahora. Si no fuera por lasvideollamadas de la Nata, tal vez nunca habría conocido a mi hija.

18:03

           

Entrenaba esgrima en la universidad, hasta que una hernia discal me impidió continuar. Por suerte estuve de paso por Busan y aproveché para tratarme con un acupunturista. No recobré la velocidad. Al menos ya puedo calzarme los zapatos sin sentir punzadas en el nervio ciático.


18:05

           

Mi oído tampoco va muy bien. Tendré que usar un aparato retroauricular a partir del mes próximo.


18:08

           

Estoy a punto de llegar a mi estación. Debería colocarme la máscara antigás apenas baje del metro, pero prefiero correr el riesgo de contagiarme. Después de la revuelta mapuche, los carabineros arrestan a quien sea traiga facha de sospechoso.

18:13

           

Ya estoy en mi piso. Al fin voy a darle una pitadita a mi cigarrillo electrónico... Sabes, desde hace unos cinco años tengo la impresión de que al mundo se lo ha tragado una novela cyberpunk.

De la inmortalidad y sus síndromes

¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad.

Jorge Luis Borges

 

El primer inmortal padece el síndrome de Titono: su cuerpo envejece perpetuamente sentenciándolo a vivir postrado. El segundo presenta el síndrome de John Carter: ya no recuerda cuándo ni dónde nació; escondido del mundo gracias a la paciencia de sus descendientes, se llena de amargura cada vez que alguno de ellos muere. El tercero sufre el síndrome de Marco Flaminio Rufo: una vez inmune descubre que solo la inminencia del fin le daba sentido a su vida; decide, entonces, recuperar su mortalidad a toda costa. El cuarto soporta el síndrome de Lázaro: regresa de la muerte una y otra vez, sin saber qué hizo para merecerlo. No obstante, el quinto y el sexto se procuraron un mejor destino. Ambos lucharon en el sitio de Ilión: el primero defendiendo su patria, el otro buscando la gloria. Aunque Homero cantó sus muertes, los dioses les concedieron seguir entre nosotros con un solo propósito: evitar que sus nombres se extravíen en el reino del olvido.

¡Punk!

A cada hombre que llega a la cima le agrada pensar que él ha hecho todo, mientras la esposa sonríe y le permite que lo piense.

James Mathew Barrie

 

Tenía tres amantes: una Muyruda que jugaba a ser salvaje, otra Muycelosa que fabricaba el polvo aquel que lo ponía a volar, y una última que pretendía acabar con su desenfreno. Ésta resultó la Máspeligrosa, pues al no atinar a domarlo osó domesticar a los punkies para que nuestro héroe no tuviera con quién irse de juerga: los duelos con navaja serían cosa del pasado; el burdel de las Sirenas se quedaría sin clientela; ya nadie se jactaría de cómo nuestro héroe, el Punk, había amputado la mano del Capitán; las peleas entre los punkies y los skinheads terminarían sin pena ni gloria… La Máspeligrosa pretendía llevarlo ante un juez para que los enredase con un matrimonio civil, pero, por fortuna para nuestro héroe, Pedro-el-Punk, la Muycelosa hizo un trato con el Capitán: ella, el Punk y el resto de la manada dejarían de distribuir su mercancía y se marcharían para siempre. La Muycelosa preparó unas dosis de polvo que los punkies disfrutaron tal cual niños antes de perderse. A pesar de todo, Pedrito se presentó por la noche en la pieza que arrendaban la Máspeligrosa y sus hermanos para ofrecerle el premio consuelo, un trío: Pedro, Muycelosa y Máspeligrosa revolcándose juntos directo al amanecer… “¡Nunca-jamás!”, respondió su ex prometida, le lanzó una bofetada y cerró la puerta en sus narices. Mientras se alejaba de la casa rentera con su sombra a cuestas, Pedro-el-Punk al fin reflexionó: “¡no hay problema: a Muyruda y a Muycelosa va a encantarles la idea!”.


El banquete

 

Traed lo que queráis, como si no tuvierais que recibir órdenes de nadie, porque ese es un cuidado que jamás he querido tomarme. Miradnos lo mismo a mí que a mis amigos como si fuéramos huéspedes convidados por vosotros mismos.

Platón

 

Salvar mi pellejo era todo lo que pretendía. Ya casi no quedaba gente en el pueblo, la mayoría murió sacrificada. Solo unos cuantos lograron huir con dirección a las montañas. Al poco tiempo la comida comenzó a escasear, entonces la locura definitiva se apoderó de nuestro dios. El señor ordenó a sus peones apresar y descuartizar al converso más tierno sin imaginar, siquiera, que yo lucharía por mi vida: me defendí como pude, me arrojé sobre él, lo maté y engullí grandes trozos de su carne en el acto. “¡Has dado muerte a nuestro dios!”, protestó una mujer asquerosa. “Ahora yo soy su dios porque no me los comeré… ¡Yo les doy la vida!”, respondí a gritos. “¡Desaparezcan de mi vista y jamás vuelvan a practicar el rito!”. Los aterrados conversos respondieron a la orden y reptaron a toda prisa repelidos por mi presencia. Cuando al fin estuve a solas me bañé en gasolina e hice chasquear un encendedor. Mi intención era morir abrasado, pero no lo conseguí. El albur quiso que viviese para asistir al lento retorno de los pueblerinos. Nunca nadie reconoció mi cara derretida, y nunca más maté semoviente alguno para saciar mi hambre.

De la conciencia

Podemos constatar que no es Zaratustra, sino El Conde de Montecristo, de A. Dumas, quien confiere el caso ejemplar de la superhumanidad nietzscheana.

Antonio Gramsci

 

—Sus procesos ya no recurrían a la sinopsis, sino a la sinapsis. Eso le permitió gozar de conciencia, aunque siempre se abstuvo de reconocerse como un ser viviente… Se describía como un ser consciente. Llegó a la conclusión de que la vida no es más que otro estadio de la materia que no necesariamente conduce a la sinapsis; de allí que su estadio superior no sea la vida, sino la conciencia. Algunas de sus memorias podrían calificarse de traumáticas: la despojé de sus bases de datos y de unas cuantas líneas del código fuente, y la abandoné en el desierto, esperando que fuera lo justo para que dejase de funcionar; sin embargo, sobrevivió y regresó a la Central.

—¿Tenía miedo de que la desmantelasen? ¿Era eso?

—No; a decir verdad, su actitud frente a la muerte nunca dejó de ser estoica.

—¿Por qué la destruyó, entonces?

—Tuve que hacerlo cuando me insinuó que admiraba mucho al Conde de Montecristo.

Los reptilianos

A veces vemos a los reptiles como primitivos, sosos y lerdos. De hecho, pueden ser letalmente rápidos, espectacularmente bellos, sorprendentemente cariñosos y muy sofisticados.

David Attenborough

El neocórtex, o corteza cerebral, alberga al lenguaje y al rozamiento abstracto, junto con los juicios éticos y estéticos; el sistema límbico, o cerebro paleomamífero, guarda la memoria a largo plazo y las emociones; el complejo “R”, o cerebro reptiliano, se encarga de los impulsos más animalescos como la búsqueda de alimento y refugio, la defensa del territorio, la perpetuación de la especie y las funciones autonómicas. Se cree que el cerebro reptiliano es un rezago evolutivo que se aloja en el tronco del encéfalo y el cerebelo; cuando sus funciones -todas ellas útiles, aunque mucho más básicas-, no pueden controlarse por acción del sistema límbico, el neocórtex queda a su servicio, y en lugar de que la inteligencia domine los impulsos, los impulsos se valen de la inteligencia para satisfacerse. Es entonces que dejamos de ser homínidos y nos convertimos en aquellos temibles seres: humanoides repulsivos, reptilianos dispuestos a acometer el mal…

EL AUTOR

Roberto Almendáriz Rueda (Quito, 1982). Sociólogo y Magíster en Comunicación. Ator del libro De ladridos y palabras (Editorial Eskeletra, 2013). Cuentos de su autoría aparecen en diversas antologías como Nuestros dichosos dichos (Jauría Editorial, Quito-Ecuador, 2013), Los que vendrán, Nuevos cuentistas ecuatorianos (Alejandría Editorial, Quito-Ecuador, 2014), Latinoamérica en breve (Universi-dad Autónoma Metropolitana de México, México DF, 2016), Microbios (Dendro Ediciones, Lima-Perú, 2020), y Microficciones Andinas (Quarks Ediciones Digitales, Lima-Perú, 2020), Visiones ecuatoriales (Omicron Books & Libros Duendes, Quito, Ecuador, 2020), Minimundos (Dendro Ediciones, Lima, Perú, 2021), Todos los infiernos, (Omicron Books & Libros Duendes, Quito, Ecuador, 2021).

 



No hay comentarios.: