Problema de física
Calcule la distancia entre dos cuerpos que
han dejado de amarse.
Elíxir
Ven, busca, bebe, bébeme. Tequileemos
juntos y hundámonos en delirios. Acércate a mí y champañéame. Ginebrea estos
labios que te esperan. Envodka mi cuerpo con tus manos de experta degustadora.
Que tu dulce ron se mezcle con mi sudor hasta convertirse en la cuba más libre.
Derrama tu whiskey sobre mi copa y revienta frenética el corcho de este vino
que espumea por ti. Yace finalmente a mi lado mientras me vermudeas con
palabras y nunca nunca jamás avinagres mi alma.
La papa caliente
Aquella golpeaba a su hija cuando niña,
por lo mal que se portaba. Ahora Ella la golpea en su vejez, por tardarse en
hacer las cosas debido al Alzheimer. A Él lo golpeaba Aquel hace años, por
defender a su mamá. Ahora Él la golpea a Ella, por contestar lo que no debe.
Ella y Él golpean al Niño, por no hacer su tarea. Y a Fido, al pobre Fido,
todos lo golpean, por golpearlo.
Dando
y dando
Mi
mamá decía que, por respeto a los vecinos, uno debe cerrar las cortinas de su habitación
cuando se desnuda, se cambia o se viste. Yo pienso que, por cariño a las
miradas curiosas que saben apreciar un cuerpo escultural, es mejor abrir hasta
las ventanas.
Entre Freud y Bakunin
Los deseos
más oscuros son tan parecidos a los anarquistas... Tan reprimidos están, que
solo buscan el momento de rebelarse y salir a la superficie, causando estragos
por doquier. El gran problema es que siempre eligen los momentos de crisis para
hacerlo.
Divorcio a priori
Sentado en el pesero, miró de reojo el
libro del pasajero a su derecha. Alcanzó a leer que el protagonista de la
historia, quien vestía traje negro y camisa roja, bajaba de un pese- ro en
metro Zapata. Entonces, una mujer se le acercaba a preguntarle la hora. El
narrador de la novela agregaba que el personaje no lo sabía en ese momento,
pero aquella singular dama se convertiría en su esposa años más tarde.
Cuando el pesero llegó a Zapata,
el hombre bajó y se detuvo un segundo, desconfiado. Al mirar a su alrededor,
se dio cuenta de que alguien lo observaba: una mujer fea, horrible, espantosa:
era narigona y enana, y esgrimía con aparente orgullo una asquerosa verruga
debajo de cada ojo. Él agachó la cabeza hacia su propio cuerpo para mirar su
ropa. Luego volvió́ la vista a la mujer, que ahora le sonreía, y le dio una última
consideración. Reflexionó un instante en torno al “Peor es nada” y salió́
corriendo antes de que lo alcanzara.
Hombre de mundo
Antes de su partida al Viejo Continente, su profesor de idiomas lo incitó a que aprovechara el viaje para conocer todas las lenguas extranjeras que pudiera, pero su esposa lo sentenció rápidamente: “¡Ni se te ocurra!”
Textos
extraídos de:
Iluminaciones, México, La tinta del
silencio, 2021, 55 pp
El autor
Elik G. Troconis
(Ciudad de México, 1995) es historiador por la Facultad de Filosofía y Letras
de la UNAM, y maestro en Escritura creativa por la Universidad Complutense de
Madrid. Es autor de las novelas Asesino
por religión (finalista del Premio Letras Nuevas de Novela) y La conquista de la tecnología, y del
libro de minificción Iluminaciones, además de coordinador de los libros de
cuentos Enigmas de la noche fría y Fantasías
del terremoto. Ha publicado cuento, minificción, ensayo, poesía y crítica
teatral en revistas y antologías nacionales e internacionales. Asimismo, se ha
desempeñado como divulgador de artes y humanidades en cargos como autor, editor
y conductor en medios impresos, electrónicos, radiofónicos y televisivos, entre
los que destaca TV UNAM. En 2019 recibió la beca del programa de formación para
jóvenes escritores de la Fundación para las Letras Mexicanas.
1 comentario:
Que bueno es tener un espacio en el que se puedan compartir y contrastar les micro expresiones de Latinoamérica y España. Elik Troconis nos presenta una muestra fresca, pero madura de literatura breve. Bravo por él y por Letras Itinerantes. Un abrazo.
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