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jueves, 27 de mayo de 2021

(102)Angélica Villalba Cardenas

 

Foto Martín García


“A Javier Osuna”

Caen los dados sobre el tablero. El diablo me mira con fuego. Ahora somos los dos. Estoy tranquilo; él, impaciente.

-- ¿Quién eres para desafiar a la legión?

– Solo soy un periodista, un don nadie.

Mueve su ficha cinco pasos ¡Sorpresa! Entra a la casilla segura. Es mi turno. Respiro y lanzo los dados. El calor derrite los huesos y mi cuerpo se quema. Estoy dentro de los hornos crematorios, entonces los veo. El diablo se retuerce en su guarida. Sabe que llegué al centro del juego. Aquí están los desaparecidos. Si existieron.

 

Break

El man era todo alzado y me lo bajé. La embarrada es que el muñeco quedó en plena calle y la sapa de la Miriam gritó re duro. Los tombos del CAI se la pillaron, pero no me voy a dejar agarrar porque ni loco vuelvo a la cárcel.

Corro y corro, sin mirar pa' atrás, aunque aún escucho los alaridos de la cucha Miriam y las sirenas de la patrulla.

De pronto, tras dejar botados a los tombos, lo único que veo, rodeada de gente, es una tarima. En ella están mis ex parceros del parche de rap. Mi salvación.

 ¿Sigue en la mala, güevón? — me dice Álex.

—No, para nada, parce. ¿Me deja trepar?

—Hágale.

Saludo a los demás bailarines y comienzo la función. Siento como mi cuerpo se mueve al ritmo de la música, mientras me pierdo entre las rimas.


Pantomima

Ella se pone la ropa más colorida de su clóset, luego se sienta frente al espejo, ensaya varios peinados y maquilla su rostro para comenzar la función.  Prende el computador, sonríe y actúa cómo nunca en su vida, mientras toda la sala virtual aplaude.  Cuando se acaba la reunión con la junta, libera su pelo, se quita el maquillaje, la ropa y la sonrisa.

Las lágrimas regresan y redacta la carta de renuncia.

 

Sabores

Miré a mi padre y tenía las mejillas tan coloradas como en aquellas fiestas de los tiempos felices. Un trago, solo uno más. ¿Qué marca es este whisky? preguntó entre los dientes y con palabras enredadas, mientras su boca cataba lentamente el sabor amargo de la bebida. No le contesté. Fui incapaz de decirle que el Alzheimer transformaba el agua en alcohol.

 

Día de dragones

Somos los dragones de la noche. Pertenecemos a una estirpe temida por muchos, pero conocida por pocos. Mis hermanos y yo siempre tenemos hambre y, por eso, contamos los minutos para salir a cazar. No es fácil esperar a que todo se aquiete, a que la ciudad se duerma.

Nuestros enemigos son los seres del sol. Criaturas monstruosas carentes de piel peluda, de alas y, lo más raro, sin dientes afilados. Estos seres extraños emiten sonidos insoportables. Golpean a sus hembras y enjaulan a otros animales, los dejan así durante varias lunas y luego los sacan para quemarlos en agua caliente.  Algunos de nuestros hermanos caen en sus garras.

De pronto, el silencio. Llega la hora de salir de la cueva. Sin pensar, nos convertimos en una espiral que emite un hermoso silbido, mientras nuestras alas luchan para no chocarse.  Y es que la luz quema los ojos, nos miramos con extrañeza. Es de día. 

¿Por qué hay silencio? ¿dónde están los monstruos del sol? Volamos hacia la ciudad y abajo vemos calles vacías, gobernadas por un viento frío.  No pronunciamos palabra alguna. El tiempo de los seres del sol termina hoy. Comienza la era de los murciélagos.


Masaje entre líneas

Cerré los ojos mientras el aceite rodaba sobre su espalda y la piel brillante cegaba el juicio. Así comenzó este viaje, con mis dedos en su cuello, bajando en círculos, lentamente, por sus hombros tan finos y suaves. Me estremecí cuando mis manos exploraron cada curva, relajando sus miedos. No descuidé ningún detalle. Todo su cuerpo estaba impregnado de olor a naranja, una fruta dulce y agria. Además, las sombras de las velas acentuaban las formas femeninas, enloqueciendo la cordura y agudizando los sentidos. La mente navegó por el placer de la desnudez.

Ella estaba en silencio, en señal de aprobación y obediencia ante un hombre descubriendo todo su poder femenino, aunque ya habían pasado varios años de esa primera vez. Cuando navegué por su cintura, un suspiro se escapó de la timidez y entonces dijo:

No más fantasías, ni mensajes de WhatsApp ¡Ven! Prefiero piel sobre piel —ordenó decidida, desafiante.

Las velas se apagaron, el aceite se secó y desaparecieron sus curvas en mi mente. Entonces, la dejé en visto y luego la bloqueé.


Abundancia

El hambre camina en la plaza de mercado. Lo hace antes de la media noche, antes de que los camiones lleguen con los alimentos frescos. Las frutas, aún coloridas, tratan de camuflarse entre las cajas porque tienen la esperanza de que los clientes puedan disfrutar de su sabor. Sin embargo, nadie se escapa del hambre y con sus manos oscuras, las va tocando hasta marchitarlas; con su nariz absorbe hasta el último aroma delicioso. Al amanecer, se abre la puerta de la tienda donde están las frutas moribundas; entonces, escuchan la voz de un hombre: “Se perdió lo que trajimos ayer. Hay que llevar esto al basurero, lo perdido, perdido está. Exhibamos lo nuevo”. Tristes entre las canecas, ellas se juntan para esperar el final, ese final que significa el abandono.

De pronto, unos gritos las despiertan: “Mamá, ¡mira lo que encontramos en la caneca! No huele tan mal”. La mujer llora por el milagro en los desechos, recogiendo las frutas para luego cortales las partes dañadas. La familia come, ríe y canta, mientras que el hambre, derrotada, camina hacia los sembrados para eliminar, de una vez por todas, a su enemigo.


LA AUTORA

Más de 20 años de experiencia periodística y de producción televisiva nacional e internacional han convertido a Angélica Villalba Cárdenas en una contadora de historias.

Villalba obtuvo una mención especial del Concurso de Cuento Corto organizado por la Universidad de La Sabana —su alma mater— y cofundadora del espacio “La Esquina Delirante”, en el diario colombiano “El Espectador”, donde se publican relatos cortos.

Por más de dos años, esta reportera ha enseñado clases de Periodismo Televisivo-narrativo en diferentes universidades colombianas (Universidad Central y Universidad de La Sabana), ganadora de la I Edición del Certamen Internacional de Microrelatos Amnistía Internacional Valladolid, España 2019 y ganadora del Primer concurso de relato y poesía creativa Libros & Letras 2020.

Angélica Villalba Cárdenas tiene experiencia profesional como periodista y productora de televisión en RCN Televisión, Caracol Televisión, NTN24, Blu Radio, Fox, Natgeo, Discovery Channel, Home and Health, MTV Latinoamérica, Cosmopolitan Televisión y Endemol Colombia.

 

 

 

3 comentarios:

Verónica Bolaños dijo...

Excelentes microrrelato. Felicidades a la autora.

Verónica Bolaños dijo...

Excelentes microrrelatos. Felicidades a la autora.

Unknown dijo...

Gracias mi Verónica. Te admiro.