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jueves, 17 de diciembre de 2020

(86) MICRORRELATOS ANTINAVIDEÑOS

 



Navidad sangrienta

Ildiko Nassr, Argentina

Blanquita ha preparado la cena y espera a los invitados. La mesa está repleta de comida y adornos. Ha comprado ropa interior rosa para todas las mujeres de la familia, incluso para ella. La estrenarán en Año Nuevo y pedirán por un año próspero y por el fin de la pandemia.

 Tocan el timbre y ella abre sin mirar primero por la mirilla. Un desconocido con una bolsa negra en la mano se dirige a la cocina, ignorándola por completo. Recorre la casa colocando objetos al azar en su bolsa. Blanquita observa despavorida y paralizada.

 Llegan los enanos con cajas de dulces y enfrentan al extraño. El hombre rebana en dos a Gruñón. Toma su pequeño cuerpo y lo disecciona en un instante. De la pierna, elige el trozo más suculento y se lo lleva a la boca. La sangre inunda toda la habitación. Sin embargo, lo peor es presenciar el festín del desconocido. Cuando termina de comer, el sujeto se retira sin mirarlos. Blanquita llama a cenar a los invitados, que fueron llegando de a uno.

 Luego limpiarán y llamarán a la policía: ellos también deben estar festejando la llegada de la Navidad.


La noche que murió Santa Claus

Daniel Canals Flores 2020, España

El inmenso cuchillo tenía un aspecto amenazador, aunque lo inquietante y aterrador era la bonachona imagen reflejada en la hoja ancha y afilada. Él no era igual que los demás ni pretendía serlo; bebía sí, quizás demasiado y también fumaba crack cuando su exigua economía lo permitía. Al contemplar las luces navideñas encendidas, un año más, la psicosis inducida por las drogas fue a mayores; llevaba mucho tiempo sin distinguir el Bien del Mal.

 El traje rojo se descolgaba a ambos lados de su cuerpo enjuto. Solo la barba blanca y algodonosa cubría sus castigadas facciones con bastante eficacia. Los perros y los gatos, intuyendo su maldad, huían en su presencia y la mayoría de los niños desconfiaban de sus vidriosos ojos; al verle, los pequeños rompían a llorar atemorizados.

 Una fatídica noche, le despidieron sin contemplaciones. Un robusto guardia de seguridad le acompañó a la salida, echándole del bullicioso centro comercial; esta vez, su asqueroso y alcoholizado aliento fue lo que delató su alma oscura ante todos. Dando tumbos y maldiciendo, giró la esquina, extrajo el cortante y lo fue clavando a los transeúntes, sin compasión, hasta caer abatido por los disparos policiales...

 

CAIRELES

Tania Huerta, Perú

La navidad llegó entre adornos y caireles, entre burbujas límpidas que adornarían el decorado arbolito que hoy se vestiría de grana.

 Cada año, mi hermana elegía un color y arreglaba el celebrado pino con ornamentos de diferentes matices del tono escogido. Esta vez había sido el rojo, un color tan tradicional en estas fiestas. Salimos todos en familia a conseguir los ornamentos, lo cual también era una costumbre venida de generaciones. 

 Nos esforzamos y lo logramos, habíamos regresado todos con nuestros adornos.

 En la mesa extendimos los miembros y órganos, la piel y los huesos, todos cubiertos aún del encarnado líquido que impregnaría las ramas del abeto dándole el color navideño elegido.

 Alrededor, en una hermosa ronda que se balanceaba lentamente, se escuchaban los villancicos en los lamentos de los sobrevivientes que, como amputados ángeles, cantaban al Señor nuestro Dios que, desde arriba, nos miraba complacido.

 

El Sonido del Trueno

Elmer Ruddenskjrik, España

Se despertó al notar el resplandor del rayo. Era Navidad, y recordaba haberse acostado con la ilusión de la perspectiva de algún regalo a la mañana siguiente. Pero era de noche aún, no sabía qué hora de la madrugada. No se le antojaba salir de la cama, pero tenía sed. 

 Salió de su cuarto en dirección a la cocina. A mitad de camino, una puerta daba al salón, donde las luces parpadeantes del árbol atrajeron su atención. Se le erizó la piel. Algo rojo se recortaba contra las luces parpadeantes. ¿Papá Noel?

 Papá Noel se volvió a mirarle. No tenía ojos, solo agujeros. No tenía dientes, solo un hoyo de contornos flácidos. Y las piernas le colgaban. Las luces relampagueaban recortando una sombra tras Papá Noel, tan alta como el árbol. 

 —¿No deberías estar durmiendo, niño? 

 Un rayo inundó con luz la habitación. Una cosa flaca, alta, desnuda, hundía un brazo en la nuca de Papá Noel, que no era más que un saco vacío de piel curtida. 

 No llegó a oír el sonido del trueno. Sus padres lo hallaron tendido en el pasillo por la mañana, su corazón paralizado de terror.


Anclaje

Claudia Cortalezzi, Argentina

Nunca había llegado así a una Navidad, con tanto dolor encima. Miré el pesebre y me dije ¡es el momento del nacimiento, por qué no un milagro! ¿Qué desearía? Salir de este momento, claro, pero… ¿hacia el futuro o hacia el pasado? Mejor hacia el futuro, cuando todo esto haya terminado, sería fantástico. Si iba al pasado, podría cambiar algunas cosas y cuando llegara este momento todo sería distinto. Miré hacia atrás, y no: no encontré ningún lugar en el pasado que me sirviera para anclar y desde ahí cambiar algo. En cuanto a ir al futuro, tampoco tenía sentido, porque me iba a faltar haber vivido esto, lo de ahora. Así que levanté mi copa y brindé conmigo.


Cacería navideña

Karla Barajas, México

Amelia prometió que esa navidad sus hijos cenarían carne. Para su mala suerte no encontró ni un solo perro o gato en la calle, solamente a un indigente con una botella de alcohol entre las piernas y un pollo entero en el suelo. Su olor era exquisito. Pensó que robarlo sería fácil.  Lo tomó e intentó correr con él, pero el tipo la mordió en la espalda. Amelia soltó a su hurto, se quedó viéndolo con ira, tomó la botella e intentó quebrársela en la cabeza. También creyó que el hombre se quedaría quieto esperando a que ella lo hiriera y no fue así, con la misma botella le cortó el brazo y para colmo lo mordió. Con ferocidad vieron en sus rostros al monstruo que cada uno llevaba dentro. Ella se dio cuenta del error, pensaba robarse a un cadáver activo y quizás sus hijos enfermarían al comerlo. Amelia siguió su camino en busca de cumplir una promesa.

 

Un ajuste de cuentas

Luis Ignacio Muñoz, Colombia

-Tenga, tenga, por no haberme visitado ninguna Noche Buena cuando era niño. Tanto esperarlo y trasnochar, pero nada.

  Dijo el hombre mientras disparaba sin compasión, unas, dos, tres, cinco veces; hasta que la víctima cayó al suelo y en instantes fue quedando quieto mientras la sangre, más oscura que su traje rojo lo empezaba a empapar y darle a su vestimenta un tinte rubí y a manchar el andén.

 Guardó la pistola y se disponía a marchar calle abajo cuando empezó a llegar la gente y en menos de lo que tarda en caminar dos pasos, ya lo habían agarrado de los brazos, mientras alguien intentaba golpearlo al ver que acababa de disparar a uno de sus vecinos que llegaba a casa disfrazado con algunos regalos.

 

LOS AUTORES

Ildiko Nassr

(Río Blanco, Jujuy, Argentina, 1976) ha publicado libros de poemas (Reunidos al azar, 1999; La niña y el mendigo, 2002; y en coautoría Ser poeta, 2007), de cuentos (Vida de perro, 1998) y de microrrelatos (Placeres cotidianos, 2007 y 2011), (Animales feroces, 2011), (Ni en tus peores pesadillas, 2016), (Placeres cotidianos, colección breves y extraordinarios, 2017), (Los hermanos mayores, 2017) e (Hilos dorados, en coautoría, 2017), (Urgencias, disimulos y rutinas, 2019). Sus microrrelatos han sido incluidos en las mejores antologías y recopilaciones de microficción hispanoamericanas.

Daniel Canals Flores

Mi nombre es Daniel Canals Flores. Me gusta escribir microrrelatos y relatos, inspirado por lecturas de Charles Bukowski, Kerouac y los grandes maestros rusos. He auto publicado varios libros dentro de los géneros de Terror y Ciencia Ficción. Sus títulos son: “Divorcio Diferido”, “Divorcio Diferido II El sueño de Berenice”, “Divorcio Diferido III El aquelarre”, “Microrrelatos”, “Asesinato Comprimido”, “Ténebrum” y “Tú, robot”.

 Link al blog del autor: https://literaturacincopuntocero.site123.me/

Tania Huerta

 (Lima, Perú) Editora en Pandemonium Editorial. Publicó “El Pelado Jairo” en la antología Horror Queer, “Aconitum” en la antología Steampunk Terror de Editorial Cthulhu (2018). “Piedra Negra” en la antología Cuentos Peruanos sobre Objetos Malditos de Editorial El Gato Descalzo (2018). “Esther” en la antología Pesadillas II de Editorial Apogeo (2018). “Amor Eterno” en la antología Cuentos sobre Brujas de Editorial El Gato Descalzo (2019). “Polvillo Azul” en la antología digital El día que Regresamos de Editorial Pandemonium (2020). Compila los libros “Dismórfica” y “Códice infame” de Carlos Carrillo, ambos de Pandemonium Editorial. Es dueña del Blog Pies Fríos en la Espalda.

Elmer Ruddenskjrik

Biografía no va a ser porque no hay nada relevante que señalar. Baste decir que le dedico el suficiente tiempo y esfuerzo a lo que escribo como para encontrarlo merecedor de su lectura. Co fundador de la Página Historias Pulp junto a María Larralde. Cuentos publicados en diversas Antología. El resto de mis obras, las encontraréis en facebook, accediendo a mi perfil, o visitando la página Historias Pulp: http://historiaspulp.com

Claudia Cortalezzi

(Argentina, 1965). Escritora, editora. Coordina talleres literarios. Dictó talleres en las Ferias del Libro de Buenos Aires y Lima, 2017 y 2018, respectivamente. Cofundó el círculo de escritores La Abadía de Carfax, con Marcelo di Marco y otros. Integra el laboratorio de lectura crítica #MicroLee. Forma parte de la organización de dos ciclos de lecturas: “Mateada Literaria en Uribe” y “El lenguaje del arte”, en la BibVal, de la Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina, con las Bravas y breves. Fundó y dirige junto a Fabián Rossini la editorial Luvina.

Libros publicados: Novelas: Una simple palabra y Distrito territorial San Telmo. Cuentos: Entrañable y Abrirse paso. Microrrelatos: In excelsis y No ser o ser. Compiló: Cuentos de La Abadía de Carfax 3; Escritos entre mate y mate, antología de microrrelatistas argentinas; Una casa para siempre, microrrelatos del taller; No somos invisibles, antología de microficcionistas latinoamericanas.

Karla Barajas

(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 1982). Minificciones suyas fueron publicadas en las antologías: MicroDecamerón (Quarks Ediciones Digitales, 2020) DIVERSIDAD(ES). Minificciones alternas, compilado por Vimarith Arcega-Aguilar, Diana Raquel Hernández Meza, José Manuel Ortiz, (El taller blanco ediciones, 2020). Publicó Neurosis de los bichos (La Tinta del Silencio, 2017), Esta es mi naturaleza (Surdavoz, 2018), Cuentos desde la Ceiba (La Tinta del Silencio, 2019).

Luis Ignacio Muñoz

Colombia. Tallerista y escritor. Es autor de los libros Reloj de aire, 2006; Cuentos para rato, 2014; Inocencia de la noche, 2016. Varios de sus cuentos han aparecido en las revistas, Maguaré, Trans-Fugas, Hojas Sueltas y antologías de autores regionales. Algunas internacionales: Hokusai, Gatos II, Rockabilly, Brevirus, 1byte de horror, Pequeficciones, Minificciones Andinas, Mosaico: microficciones sobre discapacidad.  Y en medios virtuales como Brevilla, Chile, e-kuoreo, El Espectador, Colombia, Piedra y nido, Argentina, Letras de Chile, Ikaro, Costa Rica, Delatripa, Nocturnario, Fantastique, Inmediaciones, Alquimia Literaria.


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