Navidad sangrienta
Ildiko Nassr, Argentina
Blanquita
ha preparado la cena y espera a los invitados. La mesa está repleta de comida y
adornos. Ha comprado ropa interior rosa para todas las mujeres de la familia, incluso
para ella. La estrenarán en Año Nuevo y pedirán por un año próspero y por el
fin de la pandemia.
Tocan el timbre y ella abre sin mirar primero
por la mirilla. Un desconocido con una bolsa negra en la mano se dirige a la
cocina, ignorándola por completo. Recorre la casa colocando objetos al azar en
su bolsa. Blanquita observa despavorida y paralizada.
Llegan los enanos con cajas de dulces y
enfrentan al extraño. El hombre rebana en dos a Gruñón. Toma su pequeño cuerpo
y lo disecciona en un instante. De la pierna, elige el trozo más suculento y se
lo lleva a la boca. La sangre inunda toda la habitación. Sin embargo, lo peor
es presenciar el festín del desconocido. Cuando termina de comer, el sujeto se
retira sin mirarlos. Blanquita llama a cenar a los invitados, que fueron
llegando de a uno.
Luego limpiarán y llamarán a la policía: ellos
también deben estar festejando la llegada de la Navidad.
La noche que murió Santa
Claus
Daniel Canals Flores 2020,
España
El
inmenso cuchillo tenía un aspecto amenazador, aunque lo inquietante y aterrador
era la bonachona imagen reflejada en la hoja ancha y afilada. Él no era igual
que los demás ni pretendía serlo; bebía sí, quizás demasiado y también fumaba
crack cuando su exigua economía lo permitía. Al contemplar las luces navideñas
encendidas, un año más, la psicosis inducida por las drogas fue a mayores;
llevaba mucho tiempo sin distinguir el Bien del Mal.
El traje rojo se descolgaba a ambos lados de
su cuerpo enjuto. Solo la barba blanca y algodonosa cubría sus castigadas facciones
con bastante eficacia. Los perros y los gatos, intuyendo su maldad, huían en su
presencia y la mayoría de los niños desconfiaban de sus vidriosos ojos; al
verle, los pequeños rompían a llorar atemorizados.
Una fatídica noche, le despidieron sin contemplaciones.
Un robusto guardia de seguridad le acompañó a la salida, echándole del
bullicioso centro comercial; esta vez, su asqueroso y alcoholizado aliento fue
lo que delató su alma oscura ante todos. Dando tumbos y maldiciendo, giró la
esquina, extrajo el cortante y lo fue clavando a los transeúntes, sin
compasión, hasta caer abatido por los disparos policiales...
CAIRELES
Tania Huerta, Perú
La
navidad llegó entre adornos y caireles, entre burbujas límpidas que adornarían
el decorado arbolito que hoy se vestiría de grana.
Cada año, mi hermana elegía un color y
arreglaba el celebrado pino con ornamentos de diferentes matices del tono
escogido. Esta vez había sido el rojo, un color tan tradicional en estas
fiestas. Salimos todos en familia a conseguir los ornamentos, lo cual también
era una costumbre venida de generaciones.
Nos esforzamos y lo logramos, habíamos
regresado todos con nuestros adornos.
En la mesa extendimos los miembros y órganos,
la piel y los huesos, todos cubiertos aún del encarnado líquido que impregnaría
las ramas del abeto dándole el color navideño elegido.
Alrededor, en una hermosa ronda que se
balanceaba lentamente, se escuchaban los villancicos en los lamentos de los
sobrevivientes que, como amputados ángeles, cantaban al Señor nuestro Dios que,
desde arriba, nos miraba complacido.
El Sonido del Trueno
Elmer Ruddenskjrik, España
Se
despertó al notar el resplandor del rayo. Era Navidad, y recordaba haberse
acostado con la ilusión de la perspectiva de algún regalo a la mañana
siguiente. Pero era de noche aún, no sabía qué hora de la madrugada. No se le
antojaba salir de la cama, pero tenía sed.
Salió de su cuarto en dirección a la cocina. A
mitad de camino, una puerta daba al salón, donde las luces parpadeantes del
árbol atrajeron su atención. Se le erizó la piel. Algo rojo se recortaba contra
las luces parpadeantes. ¿Papá Noel?
Papá Noel se volvió a mirarle. No tenía ojos,
solo agujeros. No tenía dientes, solo un hoyo de contornos flácidos. Y las
piernas le colgaban. Las luces relampagueaban recortando una sombra tras Papá
Noel, tan alta como el árbol.
—¿No deberías estar durmiendo, niño?
Un rayo inundó con luz la habitación. Una cosa
flaca, alta, desnuda, hundía un brazo en la nuca de Papá Noel, que no era más
que un saco vacío de piel curtida.
No llegó a oír el sonido del trueno. Sus
padres lo hallaron tendido en el pasillo por la mañana, su corazón paralizado
de terror.
Anclaje
Claudia Cortalezzi, Argentina
Nunca había llegado así a una Navidad, con tanto dolor encima. Miré el pesebre y me dije ¡es el momento del nacimiento, por qué no un milagro! ¿Qué desearía? Salir de este momento, claro, pero… ¿hacia el futuro o hacia el pasado? Mejor hacia el futuro, cuando todo esto haya terminado, sería fantástico. Si iba al pasado, podría cambiar algunas cosas y cuando llegara este momento todo sería distinto. Miré hacia atrás, y no: no encontré ningún lugar en el pasado que me sirviera para anclar y desde ahí cambiar algo. En cuanto a ir al futuro, tampoco tenía sentido, porque me iba a faltar haber vivido esto, lo de ahora. Así que levanté mi copa y brindé conmigo.
Cacería navideña
Karla Barajas, México
Amelia
prometió que esa navidad sus hijos cenarían carne. Para su mala suerte no
encontró ni un solo perro o gato en la calle, solamente a un indigente con una
botella de alcohol entre las piernas y un pollo entero en el suelo. Su olor era
exquisito. Pensó que robarlo sería fácil.
Lo tomó e intentó correr con él, pero el tipo la mordió en la espalda.
Amelia soltó a su hurto, se quedó viéndolo con ira, tomó la botella e intentó
quebrársela en la cabeza. También creyó que el hombre se quedaría quieto
esperando a que ella lo hiriera y no fue así, con la misma botella le cortó el
brazo y para colmo lo mordió. Con ferocidad vieron en sus rostros al monstruo que
cada uno llevaba dentro. Ella se dio cuenta del error, pensaba robarse a un
cadáver activo y quizás sus hijos enfermarían al comerlo. Amelia siguió su
camino en busca de cumplir una promesa.
Un ajuste de cuentas
Luis Ignacio Muñoz, Colombia
-Tenga,
tenga, por no haberme visitado ninguna Noche Buena cuando era niño. Tanto
esperarlo y trasnochar, pero nada.
Dijo el
hombre mientras disparaba sin compasión, unas, dos, tres, cinco veces; hasta
que la víctima cayó al suelo y en instantes fue quedando quieto mientras la
sangre, más oscura que su traje rojo lo empezaba a empapar y darle a su
vestimenta un tinte rubí y a manchar el andén.
Guardó la pistola y se disponía a marchar
calle abajo cuando empezó a llegar la gente y en menos de lo que tarda en
caminar dos pasos, ya lo habían agarrado de los brazos, mientras alguien
intentaba golpearlo al ver que acababa de disparar a uno de sus vecinos que
llegaba a casa disfrazado con algunos regalos.
LOS AUTORES
Ildiko Nassr
(Río
Blanco, Jujuy, Argentina, 1976) ha publicado libros de poemas (Reunidos al
azar, 1999; La niña y el mendigo, 2002; y en coautoría Ser poeta, 2007), de
cuentos (Vida de perro, 1998) y de microrrelatos (Placeres cotidianos, 2007 y
2011), (Animales feroces, 2011), (Ni en tus peores pesadillas, 2016), (Placeres
cotidianos, colección breves y extraordinarios, 2017), (Los hermanos mayores,
2017) e (Hilos dorados, en coautoría, 2017), (Urgencias, disimulos y rutinas,
2019). Sus microrrelatos han sido incluidos en las mejores antologías y
recopilaciones de microficción hispanoamericanas.
Daniel Canals Flores
Mi
nombre es Daniel Canals Flores. Me gusta escribir microrrelatos y relatos,
inspirado por lecturas de Charles Bukowski, Kerouac y los grandes maestros
rusos. He auto publicado varios libros dentro de los géneros de Terror y
Ciencia Ficción. Sus títulos son: “Divorcio Diferido”, “Divorcio Diferido II El
sueño de Berenice”, “Divorcio Diferido III El aquelarre”, “Microrrelatos”,
“Asesinato Comprimido”, “Ténebrum” y “Tú, robot”.
Link al blog del autor: https://literaturacincopuntocero.site123.me/
Tania Huerta
(Lima, Perú) Editora en Pandemonium Editorial.
Publicó “El Pelado Jairo” en la antología Horror Queer, “Aconitum” en la
antología Steampunk Terror de Editorial Cthulhu (2018). “Piedra Negra” en la
antología Cuentos Peruanos sobre Objetos Malditos de Editorial El Gato Descalzo
(2018). “Esther” en la antología Pesadillas II de Editorial Apogeo (2018).
“Amor Eterno” en la antología Cuentos sobre Brujas de Editorial El Gato
Descalzo (2019). “Polvillo Azul” en la antología digital El día que Regresamos
de Editorial Pandemonium (2020). Compila los libros “Dismórfica” y “Códice
infame” de Carlos Carrillo, ambos de Pandemonium Editorial. Es dueña del Blog
Pies Fríos en la Espalda.
Elmer Ruddenskjrik
Biografía no va a ser porque no hay nada relevante que señalar. Baste decir que le dedico el suficiente tiempo y esfuerzo a lo que escribo como para encontrarlo merecedor de su lectura. Co fundador de la Página Historias Pulp junto a María Larralde. Cuentos publicados en diversas Antología. El resto de mis obras, las encontraréis en facebook, accediendo a mi perfil, o visitando la página Historias Pulp: http://historiaspulp.com
Claudia Cortalezzi
(Argentina,
1965). Escritora, editora. Coordina talleres literarios. Dictó talleres en las
Ferias del Libro de Buenos Aires y Lima, 2017 y 2018, respectivamente. Cofundó
el círculo de escritores La Abadía de Carfax, con Marcelo di Marco y otros.
Integra el laboratorio de lectura crítica #MicroLee. Forma parte de la
organización de dos ciclos de lecturas: “Mateada Literaria en Uribe” y “El
lenguaje del arte”, en la BibVal, de la Biblioteca del Congreso de la Nación
Argentina, con las Bravas y breves. Fundó y dirige junto a Fabián Rossini la
editorial Luvina.
Libros publicados: Novelas: Una simple palabra y Distrito territorial San Telmo. Cuentos: Entrañable y Abrirse paso. Microrrelatos: In excelsis y No ser o ser. Compiló: Cuentos de La Abadía de Carfax 3; Escritos entre mate y mate, antología de microrrelatistas argentinas; Una casa para siempre, microrrelatos del taller; No somos invisibles, antología de microficcionistas latinoamericanas.
Karla Barajas
(Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, México, 1982). Minificciones suyas fueron publicadas en las
antologías: MicroDecamerón (Quarks Ediciones Digitales, 2020) DIVERSIDAD(ES).
Minificciones alternas, compilado por Vimarith Arcega-Aguilar, Diana Raquel
Hernández Meza, José Manuel Ortiz, (El taller blanco ediciones, 2020). Publicó
Neurosis de los bichos (La Tinta del Silencio, 2017), Esta es mi naturaleza
(Surdavoz, 2018), Cuentos desde la Ceiba (La Tinta del Silencio, 2019).
Luis Ignacio Muñoz
Colombia.
Tallerista y escritor. Es autor de los libros Reloj de aire, 2006; Cuentos para
rato, 2014; Inocencia de la noche, 2016. Varios de sus cuentos han aparecido en
las revistas, Maguaré, Trans-Fugas, Hojas Sueltas y antologías de autores
regionales. Algunas internacionales: Hokusai, Gatos II, Rockabilly, Brevirus,
1byte de horror, Pequeficciones, Minificciones Andinas, Mosaico: microficciones
sobre discapacidad. Y en medios
virtuales como Brevilla, Chile, e-kuoreo, El Espectador, Colombia, Piedra y
nido, Argentina, Letras de Chile, Ikaro, Costa Rica, Delatripa, Nocturnario,
Fantastique, Inmediaciones, Alquimia Literaria.
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