> Letras Itinerantes: (66) Lilian Cheruse

miércoles, 27 de mayo de 2020

(66) Lilian Cheruse






El Pacto
    Tantos años pasaron a la intemperie que el viejo pescador y su pava, tiznada de brazas, se habían vuelto inseparables. Compartieron sus historias en medio del barro y del agua, y equipararon por igual las arrugas de las manos añosas con la herrumbre de la panza de metal.
La pava, de tanto verlo con alguna presa en su anzuelo, entendió que le brillaban los ojos cada vez que traía su sustento, y asentía con el destello de su pico de pájaro.  
El agua en reposo, que el isleño rescataba por las noches, bullía todas las mañanas   en   esa corteza corroída antes que el sol se anunciara sobre el río. Le gustaba observar a ese   hombre pobre poniendo la yerba y la bombilla en ese cuenco de mate, y disfrutaba de su maestría rutinaria. Ella le regalaría el sabor caliente del agua macerada sobre los leños para que él abrevara los sorbos de la infusión como prueba de amistad. Por las noches también se acompañaban, el viejo hablaba en voz alta y la pava lo escuchaba con atención. Ambos hasta lloraron   sus desdichas, y para no separarse, juraron morirse juntos… 
Aún siguen dormidos y desarrapados bajo el techo infinito del cañaveral.
Vueltas Locas, Lilian Haydee, Cheruse, Ed. Cuenta Conmigo, Rosario, Argentina, 2018

La ceremonia*

    Es la hora del té, y aguardo inmóvil sobre el mantel de lino. Los invitados rodean la mesa, mientras las tazas esperan la bebida caliente. El grupo se ha sentado sobre cojines floreados. Desde el jardín, las rosas y los jazmines se mimetizan con el diseño de la tela bordada. Mi cuerpo reposa sobre la superficie nívea y plana, obstinado en mantener a punto la preciosa infusión que guarda mi vientre ancho y redondo. Desperezo mi brazo anudado a la cintura. La boina que resguarda mi cabeza presiona para que el líquido rubio no se derrame y, entonces, me inclino, voy hasta los cuencos vacíos para cubrir sus bocas abiertas y deseosas; el rito ha comenzado: humea el contenido recién vertido en el interior de la delgada porcelana, y el aroma se escapa con cada sorbo de aquellos que comparten el encuentro. Después, mi cuerpo vuelve a dormitar en medio de los dulces expuestos sobre la fuente hasta que se inicie la próxima ronda.
Soy una prenda de hermandad, un necesario lazo que hilvana en cada uno de los presentes la milenaria ceremonia del té…
Vueltas Locas, Ed. Cuenta Conmigo, 2018



La gran tormenta
    El hombre abrió las ventanas de su casa buscando algo de luz, pero no halló siquiera una hebra de sol que encendiera los objetos y abrigara sus cuerpos. Entendió que el fin se avecinaba, y que la bonanza y el silencio que flotaban en la calle y en su jardín eran un interludio generoso, un espacio para auscultar el propio corazón y prepararse para lo que vendría. Regresó a tientas, y tomó la mano de su mujer. Nunca antes había experimentado con tanta lucidez el sentido de esos dedos entrelazados. Pensó que ese contacto era tan fuerte que podría soportar el más dramático final. Con amargura, deseó ir hacia atrás. Le pesaba saber que no había vivido con intensidad, y hubiera querido devolverle tantas caricias retaceadas. El frío era insoportable. Se aferró a ella aún con más fuerza para que eso pasara pronto…
Después de la gran tormenta, vino la desolación. El agua, el fuego y el fango habían destruido ciudades, bosques y praderas, y la tierra se había cubierto de escombros. Bajo las ruinas, sus cuerpos permanecían con las manos enlazadas, y muy cerca, escondido por una piedra, asomaba un brote verde y maduro.
Vueltas Locas, Ed. Cuenta Conmigo, 2018



El sobreviviente
    El hombrecito cargaba sobre la espalda el peso de la experiencia. La túnica espaciosa acentuaba la forma de su columna encorvada y huesuda.  Disimulaba su andar de viejo con la holgura de la bata blanca, un único atuendo que le cubría hasta los pies. Tenía la barba muy larga y ya no recordaba cuándo cumplía los años. Era una noche cerrada comparable con la negrura de sus ojos. Sólo había una vela encendida sobre una mesa cuadrada en el centro de esa habitación despojada de ornamentos. Se avecinaba una lluvia ácida y su vida peligraba. Se consoló pensando que morir y nacer eran la misma cosa y que perduraría en los rasgos de sus descendientes. Sobre el horizonte, se asentaba una nube desconocida. La pereza del viento apenas rozaba las hojas del árbol frente a su vivienda. Pensó en la vieja historia donde el hombre temeroso   adelantaba su agonía y se quitaba la vida. Las ventanas cerradas oscurecían aún más el interior de la sala. Había sobrevivido a muchos desafíos y aceptaba la posible catástrofe. Se sentó en la única silla del cuarto y bebió con lentitud el agua fresca de su copa como si fuera la última voluntad de un condenado. Luego, se durmió en el catre hasta que cantó el gallo y lo despertó el amanecer, había sobrevivido una vez más a sus miedos y limitaciones.
Vueltas Locas, Ed. Cuenta Conmigo, 2018


Juan Parco
Juan Parco era un hombre de apariencia insignificante, demasiado flaco y por demás de taciturno. La timidez había nacido con él, y esa condición entorpecía tanto su vida de relación que evitaba salir a la calle. Su desdicha se intensificaba aún más cuando trataba con extraños; en esos casos las palabras se le enredaban, provocándole un irrefrenable deseo de escapar. Su apellido acrecentaba su humillación porque según imaginaba, oficiaba como un apodo que delataba su cortedad para mantener un diálogo. Su carácter sumiso lo envolvía de sudor; cada vez que extendía la mano húmeda su cara se cubría de rojo bermellón y sus piernas perdían estabilidad. Vivía solo en una humilde casa y trabajaba por las noches en el hospital del pueblo. Su labor consistía en colaborar con el médico y las enfermeras de turno, sin embargo, allí todo era diferente para él, era el único lugar de su estrecho universo donde desaparecía su mal; no todos entendían qué le sucedía, pero en su trato con los pacientes desaparecían sus síntomas de desdicha, a ellos los consolaba, los atendía con dulzura y afecto, sin turbarse, y así se transformaba en un hombre seguro y comunicativo. Juan Parco, que tanto sufría en silencio, podía comprender el dolor ajeno y sentir piedad por sus semejantes. Sin quererlo, había descubierto que esa actitud generosa obraba como un antídoto: todas las noches él sanaba de su timidez en cada gesto agradecido de los enfermos.
Lilian Escribe, Ed. Cuenta Conmigo, 2010


En alerta
    Tu beso se hizo huella, y se quedó para siempre… Como si fuera un relámpago, disparó una corriente que resbaló por la piel. Húmedo, intenso, atrevido, mezcla de miel tocó mi boca. Después, la tuya tomó distancia, y te alejaste con mi deseo a cuestas. Me quedé sola en ese bar con una alerta en los labios.
¡No tardes!, hay lava en las venas y caricias en las manos.
Vueltas Locas, Ed, Cuenta Conmigo, 2018          

Espejismo
     Nubes rosas y blancas alcanzan al peñasco que baña el mar. Declina el sol, y asciende la marea sobre la isla pequeña. El agua como un espejo teñido de cielo lo contiene entre la bruma. Se fueron los pájaros, y el islote de piedra navega entre vellones de espuma y cristales de niebla. Sólo se avista la figura de un hombre sobre aquella masa rocosa. Su silueta es un espejismo del diluvio, del fuego exterminador de las Cícladas¹ o tal vez encarna al profeta del fin de los tiempos. Medito mi condición de hombre pequeño y vulnerable. El sol destiñe el horizonte. La playa se estremece, algas y guijarros se esconden. He caminado buscando alguna toma para mi álbum. Retrocedo, fijo la lente sobre aquella piedra de caprichosa forma humana y consigo mi mejor fotografía.
Vueltas Locas, Ed. Cuenta Conmigo, 2018


LA AUTORA
Lilian Haydee Cheruse
Profesora en Letras. Ex Directora General Comisión de Cultura y Educación Concejo Municipal Rosario, Argentina, Postgrado Internacional Cultura y Comunicación, (Flacso Argentina). Diploma de Honor por actividades culturales según Decreto Concejo Municipal Rosario, Argentina. Tres libros editados: Lilian Escribe (2010); Vueltas Locas (2018) ambas publicaciones de cuentos y relatos declarados de Interés Municipal por el Concejo Municipal de Rosario; El cometa tiene un secreto (2018) cuento infantil declarado de Interés Cultural por decreto del Concejo Municipal de San Lorenzo, Santa Fe y decreto del Concejo Municipal de Rosario, Santa Fe. Un libro de cuentos y relatos en preparación.   




¹ Archipiélago griego situado en el centro del mar Egeo… Entre el 1628 y el 1627 a. C., la erupción del volcán terminó con una gigantesca explosión de caldera… la isla perdió buena parte de su superficie, y se puso en marcha un maremoto que asoló el Mediterráneo Oriental, provocando, entre otros efectos, una grave crisis de la civilización minoica de Creta…La explosión fue muy intensa y la emisión de polvo oscureció la atmósfera lo suficiente como para que el hecho fuera observado en China. El enfriamiento del tiempo ha quedado registrado en anillos de los árboles incluso en Canadá. En Egipto, jeroglíficos datados de ese periodo muestran que la nube lo asoló; un escriba egipcio escribió: «El sol se ha ocultado, nadie se ve la sombra, las cosechas han muerto, ahora debemos sobrevivir». Este fenómeno duró nueve días en Egipto, medio día en China y se estima que una hora en la Antártida. Wikipedia-la Enciclopedia Libre.


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