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martes, 17 de marzo de 2020

(59) RICARDO BUGARIN





CORRER POR EL AVISO
Leímos el aviso y salimos corriendo. Cada cual pilló al voleo lo que tenía a mano y salimos para la calle. Cuando llegamos al descampado nos la encontramos. Estaba ahí redonda, gigante, inmensa, azul y callada. No se veía nada por los alrededores. Nos fuimos juntando a prudente distancia y cada cual comenzó con sus exclamaciones y comentarios. Algunos decían de acercarse, otros de tirarle piedritas a distancia, otros de hablar por altavoces, otros agarrar un avioncito del aéreo club y mirarla desde arriba, otros de remolcarla hasta la plaza para estudiarla. Se nos fue la tarde completa en disquisiciones y al final nos regresamos cuando ya era noche cerrada. Y allí quedó en el campo, redonda, gigante, inmensa, azul y callada.

ALMUERZO
Me da miedo el puré de papa. Tan blanco, tan acicalado, tan personal como nalga de bebé bien empolvada. Me provoca estupor de infancia y me da temor que en cualquier momento se le ocurra una sublevación o revolución indoamericana y se desbarranque del plato y sea un zafarrancho el mantel y toda la mesa.
Prefiero un vaso con agua y que todo el resto sea imaginación culinaria.

PRÁCTICAS PRIVADAS
Usted se detiene en sí mismo. Se libera por unos instantes y comienza un trayecto que va desde el cerebro reptil a los extremos subcutáneos de sus pies (no digamos hasta la punta de sus uñas porque eso está muy trillado y esto es otra cosa). Va encontrando sorpresas. Algunas le agradan, otras no. Hay momentos adiposos y otros laxos. Algunos hallazgos emocionan por su estado de conservación. Otros acongojan pero, son disimulables. Después de un tiempo prudencial de recorrido, junta todo y vuelve a colocarlo en el envoltorio original. Limpia los enseres del desayuno y, como buen hombre que es, se marcha a su trabajo.

SIMPOSIO DE SONIDOS
Armamos un simposio de sonidos. Los gritos de mamá, los rezongos de mi hermana, el gruñido de mi padre, la flatulencia de mi tío, los eructos del padrino y los ronquidos de la abuela. Agregamos, para darle un poco más de majestuosidad y de intriga, el chirrido de las puertas y el ahogo de las canillas. Toda la casa y la familia acompañaron de manera académica. Después entregamos certificados de asistencia y distribuimos menciones al mérito. Mi responsabilidad de ceremonial y protocolo estuvo lucidísima.

SIESTA EN EL SÓTANO
Siesta tórrida de Enero. Todos dormían. Abrumados de tedio y calor nos encerramos en el sótano. Ante un mapa desplegado fuimos señalando las zonas que considerábamos que estarían frescas. Nos gustaban las cordilleras y elegimos la de Los Andes para ir recorriendo sus picos. Deslizamos el dedo marcando y nombrando las alturas más notorias. Nos reíamos con algunas confusiones. Cansados ya de tanto transitar por geografías americanas, nos sentamos en el piso y chupándonos los dedos, nos comimos las nieves eternas que habíamos recogido con las manos.

ANTEOJOS CON ANTÍLOPE
Un antílope me mira a través de los anteojos. Me saluda con determinada confianza y se diría, incluso, que lo hace con satisfacción. Le respondo circunspectamente porque no quiero ser descortés e intento disimular la desconfianza que me está produciendo este encuentro. La descortesía siempre me pareció una expresión de incivilidad. Mañana visitaré mi óptico porque me está pareciendo que los cristales de estos anteojos están desvariando.

 EN EL LABORATORIO
Me fui con el primer orín de la mañana y cuando llegamos, él se negó. Se plantó en no y no quiso pasar. Berreó un rato, se hinchó, le dio la pataleta y se tiró sobre el piso. Un orín así de exaltado no es lo más apropiado en esos momentos y entonces, sólo a mí me destaparon y me metieron esa especie de sondita.



RICARDO ALBERTO BUGARÍN
(General Alvear, Mendoza, Argentina, 1962)
Escritor, investigador, promotor cultural.
Publicó “Bagaje” (poesía, 1981) y cuatro títulos en el género microficción: “Bonsai en compota” (Macedonia, Buenos Aires, 2014), “Inés se turba sola” (Macedonia, Buenos Aires,2015), “Benignas Insanías” (Sherezade, Santiago de Chile, 2016) y “Ficcionario” (La tinta del silencio, México, 2017).
Textos de su autoría han sido incluidos en antologías argentinas e internacionales.
Diversas publicaciones periódicas y revistas especializadas han publicado trabajos suyos como es el caso de Suplemento Literario de Diario “La Prensa” de Buenos Aires, la revista “Letras de Buenos Aires” dirigida por Victoria Pueyrredón y Suplemento Cultural de Diario “Los Andes” de Mendoza, entre otras ediciones argentinas. También ha sido publicado en Ecuador, España, Italia, USA, Venezuela, México, Chile, Perú, Costa Rica, Colombia, Bolivia, Puerto Rico y Uruguay. Textos de su libro “Bonsai en compota” han sido traducidos al francés y publicados por la Universidad de Poitiers (Francia).
Integra las ediciones “Borrando Fronteras-Antología Trinacional de Microficción Argentina, Chile y Perú”; “¡Basta! Cien hombres contra la violencia de género” (edición argentina); “Antología Iberoamericana de Microcuento” (Santa Cruz de la Sierra, Bolivia); “Vamos al circo. Minifición Hispanoamericana” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP, México) y “Cortocircuito. Fusiones en la Minificción” (BUAP, México); las reediciones de “¡Basta! Cien hombres contra la violencia de género” realizadas por el Gobierno de Mendoza (2018) y “La mirada del cóndor”, Microficciones mendocinas (2018); “Hokusai. Antología de Microrrelatos” (Santiago de Chile, 2018), “Brevísimos. Antología de microcuentos” (Mendoza, 2019) y “Los pescadores de perlas. Antología de microrrelatos de Quimera” (Barcelona, 2019

1 comentario:

cronopiakarlita dijo...

"En el laboratorio", es magistral, al igual que el resto de su obra.
Excelente entrega. Felicidades, maestro Ricardo Bugarín.