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sábado, 7 de marzo de 2020

(58) MICROCUENTISTAS DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER





EL LARGO TAPIZ CHILENO
Pia Barros, Chile
Borda ojos y se esmera en hacerles colores, lágrimas de sangre por esa pupila aún abierta al gesto de registrar la vida. Los borda, compulsiva, en telas, en bolsas de pan, en pañuelos, en cortezas de árboles que sombrean las calles de esa ciudad que pronto no recordará los cuatrocientos daños oculares, porque un virus o un bombardeo en un lugar lejano, le quitará protagonismo a esos jóvenes que despertaron para ser cegados. Ella borda rabiosa en esa tarea para siempre inconclusa, de devolverle los ojos a quienes se los abrieron a un país adormecido.

ENCARNACIÓN
Elisa de Armas, España
Porque eran valientes y pobres se atrevieron a alquilar la mansión, tanto tiempo abandonada. Ella era alegre como un pájaro; él, habilidoso y reconcentrado. Entre los dos recolocaron tejas, empapelaron paredes, tapizaron los muebles. De noche se amaban con una pasión tierna que pronto me permitió anidar en el vientre de la muchacha y, mientras el fuego de la chimenea convertía el caserón en hogar, la sangre volvió a recorrer mis venas heladas, mi cuerpo se meció dentro del suyo y mis oídos escucharon, amortiguado por el líquido amniótico, el tarareo de una nana.
    Meses después los vi recoger sus cosas. Lloré, acaricié sus rostros con mis manos pequeñas, vacié a escondidas las maletas que acababan de llenar. Fue inútil. Se fueron −como todos mis padres anteriores− dejando la cuna olvidada y reprochándose uno a otro haber desatendido los rumores sobre este lugar maldito donde las niñas siempre nacen muertas.

ESPEJITO, ESPEJITO
Sandra Bianchi, Argentina
Todos creen que es la más engreída porque se mira en cuanta superficie reflejante encuentra a su paso. Se mira en los espejos de su casa, en los de las petacas de rubor de las perfumerías, en los de los baños públicos, en los retrovisores de los autos. Nadie cree que no es delectación sino peregrinaje. Se mira en las siluetas que le devuelven las vidrieras de los comercios, en los ventanales de las casas, en las paredes transparentes de los supermodernos edificios. Nadie cree que no es obsesión sino una pregunta recurrente. Se mira en sus poses, registradas en las pantallas de las cámaras de seguridad, en las de los teléfonos celulares y en las de las webcam. Nadie creería que ya no quiere verse más. Se ha mirado en los papeles aluminizados de los regalos que da y recibe, en las cacerolas de acero, la retrataron sus voluminosos aros de plata, atravesó el jarrón con el agua de las flores. Sólo le queda la cara de la luna. Pero cuando llegue hasta allí, su rostro no será el mismo y seguirá sin encontrar lo que no se le ha perdido.

DONDE LOS MUERTOS MANDAN
Por Silvia Rózsa F., Bolivia
A las once de la mañana de aquel jueves 17 de enero, Elvira Martínez dejó de vivir. Esa misma tarde la velaron. La familia llegó de la ciudad y de los alrededores de la comarca. El pueblo entero acudió al velorio.
     Por la noche se incrementaron las oraciones y las bandejas con aguardiente. La gente no cabía en la sala y apretujada se persignaba a centímetros de Elvira. El féretro dificultaba la entrada de los dolientes y cuando su tía Delia reparó en esto ordenó cambiar la ubicación del cajón. Los voluntarios al moverlo lo balancearon de un lado a otro y faltó poco para dejarlo caer.
     Ni bien reubicaron el féretro, ráfagas de viento arrancaron árboles y techos. El cielo escondió sus luces y se desató una lluvia que hacía más de cuarenta años no se veía en el Valle de la Concepción, de Tarija. El agua se metió en cada rincón de la casa y el nivel del agua empezó a subir sin control. Un viento huracanado irrumpió en la sala y el ataúd salió de la casa flotando calle abajo. Los dolientes empezaron a nadar detrás del cajón tratando de alcanzarlo, pero el ataúd se desplazaba veloz por los ríos que ahora cubrían las calles serpenteadas del pueblo. El féretro hizo un movimiento circular frente a la escuela, donde Elvira trabajaba como maestra, y luego continuó su desplazamiento. Al poco rato se detuvo en la entrada al cementerio.
     El cura llegó temblando, no se supo si de frío o de miedo, y con su sotana escurriendo ordenó realizar el entierro ese mismo momento.
Tras que Elvira estuvo bajo tierra, las gotas de lluvia se encogieron y las nubes abandonaron el Valle. El viento dejó de hacer estragos. Los pobladores en cada calle se persignaban con la mirada petrificada en el cielo.
     La sala donde fue velada permanece cerrada con una cruz clavada en la puerta. Los vecinos se echan agua bendita cuando pasan frente a la casa y tras los portones las damas de manto negro aún susurran los hechos.
En el pueblo ahora nadie quiere velar a sus muertos, los entierran sin preámbulos de aguardiente y la tía Delia duerme aferrada a su rosario sin dejar de preguntarse si su idea de mover el cajón fue lo que enfureció a Elvira.

DISIMULADOS
Caro Fernández, Argentina
José sueña en la calidez de su lecho matrimonial con Adriana, la escribana del piso de abajo. Adriana, totalmente dormida, gira en su cama murmurando el nombre de Martín, quien descansa a dos departamentos de distancia en medio de una visión onírica con la rubia del 3º "B". La rubia sueña con Pedro, mientras a su lado, Diego, ronca imaginando las caricias de Paola, la mujer de José. En la mañana todos se encuentran en la puerta del ascensor y se saludan como si nada.

EN ESPERA
Yaz Morales, México
Me siento liviana, ¡hacia tanto que no sentía paz al respirar!
Este lugar es oscuro pero pacífico, parece un laberinto, y sin embargo, no me siento perdida.
Esta humedad y frío no se parecen al que hay en casa; aquí la tierra está suelta pero no es fango.
     No hay nada que añore, tampoco nada que impida mis pasos. No estoy segura de poder decir cómo me estoy desplazando, sólo sé que los golpes y las heridas ya no duelen.
Aún no sé totalmente mi destino, solo estoy.
    Una suave llovizna interrumpe el agua dibujando círculos, así respiro, irradio tranquilidad a mí alrededor. Siento como si hubiera pasado mucho tiempo, recuerdo mis lágrimas, mi angustia, mi dolor, mi miedo, solo son eso ahora. Mi andar es tranquilo pero firme y erguido. Obedezco a la intuición de subir la pequeña embarcación a la orilla del lago. ¡Hacía tanto no sentía esta confianza en mis instintos! Mientras me alejo, con ayuda de un tibio viento, acaricio a la criatura que me acompaña. Un can sin pelaje, de piel opaca y mirada atenta.
     El viento me ayuda a alejarme, ¿o acercarme? Al llegar al extremo la alegría se abrió paso al reconocer rostros queridos, vidas lesionadas por la sinrazón, la incertidumbre, el miedo, la ira. Ahora yo me sumaba.
Estamos aquí, a la espera de una lección por nuestras decisiones y por el refrendo de otra oportunidad, para intentar evolución de pensamiento, de acción, ¿de género?, ¡de especie!
Aquí no hay nombres, solo voluntades.
     Mientras avanzamos compartimos sin hablar la empatía que nos hace ser una sola cosa, nos abrazamos sin tocarnos; al unísono entonamos un mantra purificador. Así inicia la preparación para volver; la emoción del suspenso de dónde será esta vez aumenta a medida que el contingente avanza.
     A punto de ser mi turno, no pude evitar pensar… después de sentir su daga repetidas veces sobre mi abdomen y matar lo que juntos procreamos, al desangrarme e irme poco a poco… ¿qué habrá sido el estruendo que escuché al final?

LA CEREMONIA*
Lilian Cheruse. Aegentina
Es la hora del té, y aguardo inmóvil sobre el mantel de lino. Los invitados rodean la mesa, mientras las tazas esperan la bebida caliente. El grupo se ha sentado sobre cojines floreados. Desde el jardín, las rosas y los jazmines se mimetizan con el diseño de la tela bordada. Mi cuerpo reposa sobre la superficie nívea y plana, obstinado en mantener a punto la preciosa infusión que guarda mi vientre ancho y redondo. Desperezo mi brazo anudado a la cintura. La boina que resguarda mi cabeza presiona para que el líquido rubio no se derrame y, entonces, me inclino, voy hasta los cuencos vacíos para cubrir sus bocas abiertas y deseosas; el rito ha comenzado: humea el contenido recién vertido en el interior de la delgada porcelana, y el aroma se escapa con cada sorbo de aquellos que comparten el encuentro. Después, mi cuerpo vuelve a dormitar en medio de los dulces expuestos sobre la fuente hasta que se inicie la próxima ronda.
     Soy una prenda de hermandad, un necesario lazo que hilvana en cada uno de los presentes la milenaria ceremonia del té…
*En homenaje a Juana, mi amiga, con quien comparto el en su hogar.



LA DECISIÓN DE MI VIDA
María Larralde, España
Aquella casa estaba tan cerca del mar que las olas se reían de la arena. Se acercaban, se alejaban, ondulantes olas de mar con espuma rompiente y salpicones de agua que mojaban las paredes de la casa. Olía a mar, a pescado, a salitre. Un aire fresco se columpiaba indiferente como intentando irse sin necesidad. Me acomodé en un solo día y, sin embargo, eran muchas las pertenencias que había traído conmigo a aquella casa frente al mar. Varios meses de aislamiento eran necesarios para pensar. Debía tomar una decisión importante y sentía que debía ser solo mía. Las palabras de mis amigos, las de mi familia serían contrarias a mi naturaleza indómita y solitaria. La decisión sería solo mía.
     La primera noche cené mirando la luna que, redonda y llena, con esplendor solar me demostraba la belleza del mundo. Era un elemento a tener en cuenta en mi decisión. La belleza. Los colores, las formas, el equilibrio...
     Mientras masticaba me centré en escuchar los sonidos del mar, batiente pero tranquilo frente a mi casa del mar. Aquel sonido implacable como un rumor de tambores lejanos me dieron otro argumento sólido, compacto. Los sonidos, la música, las armonías...
     Tan plácido era el lugar que tras el breve alimento me senté en una hamaca, a la entrada del solitario lugar, pues en millas a la redonda nadie habitaba. Me dormí plácidamente.
     Un hedor repugnante me hizo despertar súbitamente, pescado descompuesto. Olor a podrido, a muerto, a vísceras ponzoñosas inundaron mi rostro, mi olfato. Al abrir mis ojos la vi sobre mí. Era algo parecido a una mujer, pero aquello no era una mujer. La cara era oblicua como un pez del mar, con ojos grandes dispuestos en los laterales del rostro pulido, no vi nariz sino fosas nasales. La boca era tan grande, amplia y repleta de afilados y pequeños dientes como la de una piraña.
     ¡El cuerpo retorcido en leños, en multitud de nudos delgados, fibrosos como un árbol mojado e impermeable! Parecía tener fieras garras palmípedas tanto en brazos como en los miembros inferiores. Aquella cosa me hizo sentir tal horror en mitad de la noche como nunca jamás había sentido. Corrí, corrí tierra adentro escuchando una especie de llanto proferido de aquella grotesca boca. Lanzó un zarpazo sobre mi espalda. Sentía la sangre abundante fluir. Corrí desbocadamente, corrí sin desmayo, entre matorrales hasta alcanzar el camino que desembocaba en el primer pueblo.
     La decisión estaba echada. ¡No podía morir! Si hubiera deseado morir, “aquello” me hubiera arrebatado la vida a grandes mordiscos, con gusto y placer.

LAS AUTORAS
Pía Barros
 (Nacida en Melipilla, Chile) es una destacada escritora chilena.
Ha sido miembro del directorio de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech) y es directora, desde 1976, del Centro de Talleres Literarios Ergo Sum y de Ediciones Asterión.
Su obra, en constante cruce con el feminismo postdictatorial y las artes visuales, se ha traducido en la escritura y elaboración de variados textos y libros-objeto que integran el trabajo de destacados artistas gráficos, lo que le ha valido la obtención del Fondart (Fondo Nacional de las Artes) en dos oportunidades. Obtuvo también la Beca de la Fundación Andes, con la que escribió la primera novela de difusión digital en Chile, Lo que ya nos encontró, y la Beca del Escritor, del Consejo Nacional del libro y la lectura.
Sus cuentos han sido publicados en más de treinta antologías, tanto de Chile, como de Estados Unidos, Italia, Alemania, Hawaii, Rusia, Francia, Venezuela, Ecuador y Costa Rica, entre otros. En Chile, ellos comparten publicación con cuentos de escritores como Roberto Bolaño, Alberto Fuguet, Antonio Skármeta, Diamela Eltit e Isabel Allende. Algunos de sus escritos han sido traducidos al inglés por Martha Manier y Diane Russell.
 Entre sus libros publicados se destacan: Miedos Transitorios (de a uno, de a dos, de a todos). Cuentos (Ediciones Ergo Sum, 1985 /Edición bilingüe inglés-español 1993) A Horcajadas. Cuentos (Mosquito Editores, 1990/Edición bilingüe inglés–español,1992) El Tono Menor del Deseo. Novela (Editorial Cuarto Propio, 1991) Astride. Novela (Edición bilingüe de Analissa Taylor, 1992) Signos Bajo la Piel. Cuentos (Editorial Grijalbo, 1995) Ropa usada. Cuentos (Ediciones Asterión, 2000) Lo que ya nos encontró. Novela digital (Chilelibro.com, 2001) Los que sobran. Cuentos (Ediciones Asterión, 2003) Llamadas perdidas. Minificciones (Barcelona, 2006) La Grandmother y Otros (Ediciones Asterión, Colección La Luna de Venegas, 2007)

Elisa de Armas
Nací y vivo en Sevilla (España), donde me gano la vida como profesora de Lengua y Literatura en un instituto de secundaria. Buscando claves para enseñar a redactar a mis alumnos, me inscribí en mi primer taller de narrativa y allí se inició mi pasión por el microrrelato. Mis escritos han obtenido algún reconocimiento que otro, estoy especialmente orgullosa de haber ganado el concurso Caperucita Roja en Tiempos de Twitter (convocado por el sitio argentino Cuentos y más) y el IX Certamen de Microcuento Fantástico miNatura 2011. Algunos de mis textos han sido incluidos en Historias de las historias (Ediciones del Ermitaño, 2011), Cien fictimínimos. Microrrelatario de Ficticia (Ficticia, 2011) y De antología: la logia del microrrelato (Talentura, 2013), así como en otras publicaciones digitales o en papel.
Desde febrero de 2009 mantengo el blog, Pativanesca (http://pativanesca.blogspot.com). En diciembre de 2010 recalé en la Marina, taller de minificciones de Ficticia (http://www.ficticia.com/marina.php), donde participo asiduamente y tengo la osadía de ejercer como tallerista.

Sandra Bianchi
 (Buenos Aires, Argentina). Es profesora en Letras, crítica literaria, escritora y editora. Actualmente es jefa de edición en Ediciones Santillana de Argentina y se dedica al estudio y difusión de la microficción. Además de prólogos y artículos, ha elaborado las antologías Arden Andes. Microficciones argentinochilenas, Cartón lleno I y II, La pluma y el bisturí, y la versión argentina de ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género y ¡Basta! cien hombres contra la violencia de género (en colaboración), entre otros trabajos. Como gestora cultural organiza eventos de promoción de la lectura e investigación sobre del género breve, desde el Primer Encuentro Nacional de microficción en el Centro Cultural de España en Buenos Aire (2006) hasta la reciente Primera Suelta de Microcuentistas en el Museo Nacional de Bellas Artes (2017). Realizó con otros escritores los ciclos de la OBB (Orden de la Brillante Brevedad); es invitada a dar talleres, integrar mesas redondas y realizar entrevistas públicas. Sus microficciones están publicadas en Internet y en antologías nacionales y extranjeras, como Cielo de relámpagos, Por favor sea breve, Velas al viento. Los microrrelatos de La Nave de los locos, La música de las sirenas, 2011. Antología de microrrelatos, entre otras.

Caro Fernández
Caro Fernández, Mendoza, Argentina: Dictó talleres de promoción a la lectura para Editorial SM. Brindó charlas sobre minificción en instituciones educativas y en Bibliotecas Públicas. Actualmente forma parte de la Dirección de “Triple C, Cofradía del Cuento Corto”. Ha sido traducida al francés bajo el proyecto Lectures dáilleurs  y al alemán por Esther Andradi para la revista “ila”.  Formó parte de las publicaciones: I Antología Triple C, Microrrelatos reunidos (Macedonia Ediciones, 2012).Con la literatura no se juega (Macedonia Ediciones, 2012). Hacer el Cuento, microcrónicas (Macedonia, 2012). Brevedades, Antología argentina de cuentos re-breves (Manoescrita, 2013) ¡Basta! Cien mujeres argentinas contra la violencia de género (Macedonia Ediciones, 2013). El mundo de Papel, Antología argentina de Microrrelato Infantil (Universidad de Tucumán, 2013). Participó en las antologías virtuales: Eros Gourmet, Tratado de Grimminología, Triple Seis, Lectures d'ailleurs: Lectures d'Argentine. Publicó en las revistas: Serendipia, ila, El Margen, El Descensor, Alas de Libertad. Su libro “Mala Palabra” fue declarado de interés cultural y educativo, por la Honorable Cámara de Diputados de Mendoza (2011).

Silvia Rózsa Flores
Nació en Santa Cruz.  Es periodista de profesión, con diplomado en Mercadotecnia Estratégico, Postítulo en Escritura Creativa y cursos varios en museología, crítica de arte y técnicas narrativas para libros infantiles. Trabajó en radio como productora y conductora de programas, fue jefe de información y dirigió dos revistas impresas.  Coordinó el programa de televisión Dialogarte, Santa Cruz, Bolivia (2006-2008). Fungió como encargada del Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad de Santa Cruz durante seis años, (2008-2014). Editó el libro El teatro de Jorge Rózsa, Santa Cruz, Bolivia (2007); el Catálogo del Museo de Arte Contemporáneo de Santa Cruz, Bolivia (2014); el libro de arte de Jamir Johanson, Santa Cruz, Bolivia (2015-2016); Mi Primera Enciclopedia, enciclopedia infantil cruceña, Santa Cruz, Bolivia (2018); Pincel y Condimento, el arte de Jórge Rózsa Obermayer (Amazon, 2018); el libro de arte de Karin Koelbl, Pintar es vivir. Mi historia artística, Santa Cruz, Bolivia (2019); el libro de arte de Tito Kuramotto; Santa Cruz, Bolivia (2019); compiló tres tomos de Mitos y Leyendas de Bolivia, Editorial Bienaventuranzas, Santa Cruz, Bolivia (2019). Tiene publicados los poemarios: Destello, Tegucigalpa, Honduras, (2000); Ritual de Tempestades (en coautoría con Elías Serrano), La Hoguera, Santa Cruz, Bolivia (2011); Tocarte con el otoño, Editorial Gente de Blanco, Santa Cruz, Bolivia (2017) y Texturas de amor y lluvia, Santa Cruz, Bolivia (2019). Publicó el plaquette de poemas Dolor en el silencio, Editorial Gente de Blanco, Santa Cruz, Bolivia (2018). Fue acreedora de una primera mención en el concurso de la Cámara Departamental del Libro de Santa Cruz, Bolivia (2007) por el poemario inédito Intentos y recibió un primer premio compartido en un concurso de poesía en Argentina. Ha publicado tres cuentos infantiles: Anita en el Museo, Anita y la ciudad de los anillos, Gobierno Autónomo Municipal de Santa Cruz, Santa Cruz, Bolivia (2011); La gata del Museo (mención en el Concurso de Noveles Escritores del Gobierno Municipal de Santa Cruz, Bolivia, 2015) y Los chicos de la calle Patujú, Editorial Comunicarte, Santa Cruz, Bolivia. (2019). Ha realizado talleres para niños basados en el cuento “Anita en la ciudad de los anillos”, Santa Cruz, Bolivia (2019). Algunos microrrelatos y poemas se han publicado en antologías de cada género. Tiene un poemario y una novela sin editar.

Lilian Haydee Cheruse: 
Profesora en Letras. Ex Directora General Comisión de Cultura y Educación Concejo Municipal Rosario,Argentina, Postgrado Internacional Cultura y Comunicación, (Flacso Argentina). Diploma de Honor por actividades culturales según Decreto Concejo Municipal Rosario, Argentina. Tres libros editados: Lilian Escribe (2010); Vueltas Locas (2018) ambas publicaciones de cuentos y relatos declarados de Interés Municipal por el Concejo Municipal de Rosario;  El cometa tiene un secreto (2018) cuento infantil declarado de Interés Cultural por decreto del Concejo Municipal de San Lorenzo, Santa Fe y decreto del Concejo Municipal de Rosario,Santa Fe. Un libro de cuentos y relatos en preparación.


Yanzey Morales Marín
(Puebla, 1974) Nació en febrero en la ciudad de Huauchinango. En la ciudad de México estudió la licenciatura en Pedagogía y más tarde la maestría en Innovaciones educativas. Se especializó en el Programa de Enriquecimiento Instrumental y el Programa de Evaluación Dinámica del Potencial de Aprendizaje del Dr. Reuven Feuerstein, se especializó también en el Programa de Filosofía para niños del Dr. Mathew Lipman, Tuvo la oportunidad de aplicar estos programas en el nivel preescolar y primaria, así como en grupos de jóvenes y niños indígenas del estado de Oaxaca y Puebla; en la ciudad de México lo aplicó a niños en situación de calle. Se desempeñó como investigadora educativa en el Centro Educacional Tanesque A.C. Fue docente en la licenciatura de Educación indígena en la Universidad Pedagógica Nacional, unidad Huauchinango, así como catedrática de la Licenciatura en educación preescolar en la Normal “Fidel Meza y Sánchez”. Actualmente es docente en el nivel Primaria en la ciudad de México.
Los temas literarios que más llaman su atención son el terror, el suspenso e historias para niños los cuales escribe y narra en la página de face book FantyLetras.

Maria Larralde
Soy escritora desde el año 2014. Comencé a escribir cuentos para niños y jóvenes para pasar a la literatura de terror. Tengo una página web junto con otro escritor, llamada Historias Pulp donde relaizamos publicaciones de autores noveles o poco conocidos, concursos literarios, audiorelatos propios y de otros autores, música y cortos.
He autopublicado en Ediciones Tagus de la Casa del Libro el compendio de relatos, “El purgatorio y otros relatos”, en formato digital ebook en el año 2014 y en Amazon un compendio de Relatos de Terror junto con el autor Elmer Ruddenskjrik, cuyo nombre es “Tomo Oscuro Volumen I”, en el mes de noviembre de 2015.

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