EL LARGO TAPIZ
CHILENO
Pia Barros, Chile
Borda ojos y se esmera en hacerles colores,
lágrimas de sangre por esa pupila aún abierta al gesto de registrar la vida.
Los borda, compulsiva, en telas, en bolsas de pan, en pañuelos, en cortezas de
árboles que sombrean las calles de esa ciudad que pronto no recordará los
cuatrocientos daños oculares, porque un virus o un bombardeo en un lugar
lejano, le quitará protagonismo a esos jóvenes que despertaron para ser
cegados. Ella borda rabiosa en esa tarea para siempre inconclusa, de devolverle
los ojos a quienes se los abrieron a un país adormecido.
ENCARNACIÓN
Elisa de Armas, España
Porque eran valientes y pobres se
atrevieron a alquilar la mansión, tanto tiempo abandonada. Ella era alegre como
un pájaro; él, habilidoso y reconcentrado. Entre los dos recolocaron tejas,
empapelaron paredes, tapizaron los muebles. De noche se amaban con una pasión
tierna que pronto me permitió anidar en el vientre de la muchacha y, mientras
el fuego de la chimenea convertía el caserón en hogar, la sangre volvió a
recorrer mis venas heladas, mi cuerpo se meció dentro del suyo y mis oídos
escucharon, amortiguado por el líquido amniótico, el tarareo de una nana.
Meses
después los vi recoger sus cosas. Lloré, acaricié sus rostros con mis manos
pequeñas, vacié a escondidas las maletas que acababan de llenar. Fue inútil. Se
fueron −como todos mis padres anteriores− dejando la cuna olvidada y
reprochándose uno a otro haber desatendido los rumores sobre este lugar maldito
donde las niñas siempre nacen muertas.
ESPEJITO,
ESPEJITO
Sandra Bianchi, Argentina
Todos creen que es la más engreída porque
se mira en cuanta superficie reflejante encuentra a su paso. Se mira en los
espejos de su casa, en los de las petacas de rubor de las perfumerías, en los
de los baños públicos, en los retrovisores de los autos. Nadie cree que no es
delectación sino peregrinaje. Se mira en las siluetas que le devuelven las
vidrieras de los comercios, en los ventanales de las casas, en las paredes
transparentes de los supermodernos edificios. Nadie cree que no es obsesión
sino una pregunta recurrente. Se mira en sus poses, registradas en las
pantallas de las cámaras de seguridad, en las de los teléfonos celulares y en
las de las webcam. Nadie creería que ya no quiere verse más. Se ha mirado en
los papeles aluminizados de los regalos que da y recibe, en las cacerolas de
acero, la retrataron sus voluminosos aros de plata, atravesó el jarrón con el
agua de las flores. Sólo le queda la cara de la luna. Pero cuando llegue hasta
allí, su rostro no será el mismo y seguirá sin encontrar lo que no se le ha
perdido.
DONDE LOS MUERTOS
MANDAN
Por Silvia Rózsa F., Bolivia
A las once de la mañana de aquel jueves 17
de enero, Elvira Martínez dejó de vivir. Esa misma tarde la velaron. La familia
llegó de la ciudad y de los alrededores de la comarca. El pueblo entero acudió
al velorio.
Por la noche se incrementaron las oraciones
y las bandejas con aguardiente. La gente no cabía en la sala y apretujada se
persignaba a centímetros de Elvira. El féretro dificultaba la entrada de los
dolientes y cuando su tía Delia reparó en esto ordenó cambiar la ubicación del
cajón. Los voluntarios al moverlo lo balancearon de un lado a otro y faltó poco
para dejarlo caer.
Ni bien reubicaron el féretro, ráfagas de
viento arrancaron árboles y techos. El cielo escondió sus luces y se desató una
lluvia que hacía más de cuarenta años no se veía en el Valle de la Concepción,
de Tarija. El agua se metió en cada rincón de la casa y el nivel del agua
empezó a subir sin control. Un viento huracanado irrumpió en la sala y el ataúd
salió de la casa flotando calle abajo. Los dolientes empezaron a nadar detrás
del cajón tratando de alcanzarlo, pero el ataúd se desplazaba veloz por los
ríos que ahora cubrían las calles serpenteadas del pueblo. El féretro hizo un
movimiento circular frente a la escuela, donde Elvira trabajaba como maestra, y
luego continuó su desplazamiento. Al poco rato se detuvo en la entrada al
cementerio.
El cura llegó temblando, no se supo si de
frío o de miedo, y con su sotana escurriendo ordenó realizar el entierro ese
mismo momento.
Tras que Elvira estuvo bajo tierra, las
gotas de lluvia se encogieron y las nubes abandonaron el Valle. El viento dejó
de hacer estragos. Los pobladores en cada calle se persignaban con la mirada
petrificada en el cielo.
La sala donde fue velada permanece cerrada
con una cruz clavada en la puerta. Los vecinos se echan agua bendita cuando
pasan frente a la casa y tras los portones las damas de manto negro aún
susurran los hechos.
En el pueblo ahora nadie quiere velar a sus
muertos, los entierran sin preámbulos de aguardiente y la tía Delia duerme
aferrada a su rosario sin dejar de preguntarse si su idea de mover el cajón fue
lo que enfureció a Elvira.
DISIMULADOS
Caro Fernández, Argentina
José sueña en la calidez de su lecho matrimonial con Adriana, la
escribana del piso de abajo. Adriana, totalmente dormida, gira en su cama
murmurando el nombre de Martín, quien descansa a dos departamentos de distancia
en medio de una visión onírica con la rubia del 3º "B". La rubia
sueña con Pedro, mientras a su lado, Diego, ronca imaginando las caricias de
Paola, la mujer de José. En la mañana todos se encuentran en la puerta del
ascensor y se saludan como si nada.
EN ESPERA
Yaz Morales, México
Me siento liviana, ¡hacia tanto que no
sentía paz al respirar!
Este lugar es oscuro pero pacífico, parece
un laberinto, y sin embargo, no me siento perdida.
Esta humedad y frío no se parecen al que
hay en casa; aquí la tierra está suelta pero no es fango.
No hay nada que añore, tampoco nada que
impida mis pasos. No estoy segura de poder decir cómo me estoy desplazando,
sólo sé que los golpes y las heridas ya no duelen.
Aún no sé totalmente mi destino, solo
estoy.
Una suave llovizna interrumpe el agua
dibujando círculos, así respiro, irradio tranquilidad a mí alrededor. Siento
como si hubiera pasado mucho tiempo, recuerdo mis lágrimas, mi angustia, mi
dolor, mi miedo, solo son eso ahora. Mi andar es tranquilo pero firme y
erguido. Obedezco a la intuición de subir la pequeña embarcación a la orilla
del lago. ¡Hacía tanto no sentía esta confianza en mis instintos! Mientras me
alejo, con ayuda de un tibio viento, acaricio a la criatura que me acompaña. Un
can sin pelaje, de piel opaca y mirada atenta.
El viento me ayuda a alejarme, ¿o
acercarme? Al llegar al extremo la alegría se abrió paso al reconocer rostros
queridos, vidas lesionadas por la sinrazón, la incertidumbre, el miedo, la ira.
Ahora yo me sumaba.
Estamos aquí, a la espera de una lección
por nuestras decisiones y por el refrendo de otra oportunidad, para intentar
evolución de pensamiento, de acción, ¿de género?, ¡de especie!
Aquí no hay nombres, solo voluntades.
Mientras avanzamos compartimos sin hablar
la empatía que nos hace ser una sola cosa, nos abrazamos sin tocarnos; al
unísono entonamos un mantra purificador. Así inicia la preparación para volver;
la emoción del suspenso de dónde será esta vez aumenta a medida que el
contingente avanza.
A punto de ser mi turno, no pude evitar
pensar… después de sentir su daga repetidas veces sobre mi abdomen y matar lo
que juntos procreamos, al desangrarme e irme poco a poco… ¿qué habrá sido el
estruendo que escuché al final?
LA CEREMONIA*
Lilian Cheruse. Aegentina
Es
la hora del té, y aguardo inmóvil sobre el mantel de lino. Los invitados rodean
la mesa, mientras las tazas esperan la bebida caliente. El grupo se ha sentado
sobre cojines floreados. Desde el jardín, las rosas y
los jazmines se mimetizan con el diseño de la tela bordada. Mi cuerpo reposa
sobre la superficie nívea y plana, obstinado en mantener a punto
la preciosa infusión que guarda mi vientre ancho y redondo. Desperezo mi brazo
anudado a la cintura. La boina que resguarda mi cabeza presiona para que el
líquido rubio no se derrame y, entonces, me inclino, voy hasta los cuencos
vacíos para cubrir sus bocas abiertas y deseosas; el rito ha comenzado: humea
el contenido recién vertido en el interior de la delgada porcelana, y el aroma
se escapa con cada sorbo de aquellos que comparten el encuentro. Después, mi
cuerpo vuelve a dormitar en medio de los dulces expuestos sobre la fuente hasta
que se inicie la próxima ronda.
Soy una prenda de hermandad, un necesario lazo que hilvana
en cada uno de los presentes
la milenaria ceremonia del té…
*En homenaje
a Juana, mi amiga, con quien
comparto el té en su
hogar.
LA DECISIÓN DE MI
VIDA
María Larralde, España
Aquella casa estaba tan cerca del mar que
las olas se reían de la arena. Se acercaban, se alejaban, ondulantes olas de
mar con espuma rompiente y salpicones de agua que mojaban las paredes de la
casa. Olía a mar, a pescado, a salitre. Un aire fresco se columpiaba
indiferente como intentando irse sin necesidad. Me acomodé en un solo día y,
sin embargo, eran muchas las pertenencias que había traído conmigo a aquella
casa frente al mar. Varios meses de aislamiento eran necesarios para pensar.
Debía tomar una decisión importante y sentía que debía ser solo mía. Las
palabras de mis amigos, las de mi familia serían contrarias a mi naturaleza
indómita y solitaria. La decisión sería solo mía.
La primera noche cené mirando la luna que,
redonda y llena, con esplendor solar me demostraba la belleza del mundo. Era un
elemento a tener en cuenta en mi decisión. La belleza. Los colores, las formas,
el equilibrio...
Mientras masticaba me centré en escuchar
los sonidos del mar, batiente pero tranquilo frente a mi casa del mar. Aquel
sonido implacable como un rumor de tambores lejanos me dieron otro argumento
sólido, compacto. Los sonidos, la música, las armonías...
Tan plácido era el lugar que tras el breve
alimento me senté en una hamaca, a la entrada del solitario lugar, pues en
millas a la redonda nadie habitaba. Me dormí plácidamente.
Un hedor repugnante me hizo despertar
súbitamente, pescado descompuesto. Olor a podrido, a muerto, a vísceras
ponzoñosas inundaron mi rostro, mi olfato. Al abrir mis ojos la vi sobre mí.
Era algo parecido a una mujer, pero aquello no era una mujer. La cara era
oblicua como un pez del mar, con ojos grandes dispuestos en los laterales del
rostro pulido, no vi nariz sino fosas nasales. La boca era tan grande, amplia y
repleta de afilados y pequeños dientes como la de una piraña.
¡El cuerpo retorcido en leños, en multitud
de nudos delgados, fibrosos como un árbol mojado e impermeable! Parecía tener
fieras garras palmípedas tanto en brazos como en los miembros inferiores.
Aquella cosa me hizo sentir tal horror en mitad de la noche como nunca jamás
había sentido. Corrí, corrí tierra adentro escuchando una especie de llanto
proferido de aquella grotesca boca. Lanzó un zarpazo sobre mi espalda. Sentía
la sangre abundante fluir. Corrí desbocadamente, corrí sin desmayo, entre
matorrales hasta alcanzar el camino que desembocaba en el primer pueblo.
La decisión estaba echada. ¡No podía morir!
Si hubiera deseado morir, “aquello” me hubiera arrebatado la vida a grandes
mordiscos, con gusto y placer.
LAS AUTORAS
Pía Barros
(Nacida en Melipilla, Chile) es una destacada
escritora chilena.
Ha sido miembro del directorio de la
Sociedad de Escritores de Chile (Sech) y es directora, desde 1976, del Centro
de Talleres Literarios Ergo Sum y de Ediciones Asterión.
Su obra, en constante cruce con el
feminismo postdictatorial y las artes visuales, se ha traducido en la escritura
y elaboración de variados textos y libros-objeto que integran el trabajo de
destacados artistas gráficos, lo que le ha valido la obtención del Fondart
(Fondo Nacional de las Artes) en dos oportunidades. Obtuvo también la Beca de
la Fundación Andes, con la que escribió la primera novela de difusión digital
en Chile, Lo que ya nos encontró, y la Beca del Escritor, del Consejo Nacional
del libro y la lectura.
Sus cuentos han sido publicados en más de
treinta antologías, tanto de Chile, como de Estados Unidos, Italia, Alemania, Hawaii,
Rusia, Francia, Venezuela, Ecuador y Costa Rica, entre otros. En Chile, ellos
comparten publicación con cuentos de escritores como Roberto Bolaño, Alberto
Fuguet, Antonio Skármeta, Diamela Eltit e Isabel Allende. Algunos de sus
escritos han sido traducidos al inglés por Martha Manier y Diane Russell.
Entre sus libros publicados se destacan:
Miedos Transitorios (de a uno, de a dos, de a todos). Cuentos (Ediciones Ergo
Sum, 1985 /Edición bilingüe inglés-español 1993) A Horcajadas. Cuentos
(Mosquito Editores, 1990/Edición bilingüe inglés–español,1992) El Tono Menor
del Deseo. Novela (Editorial Cuarto Propio, 1991) Astride. Novela (Edición
bilingüe de Analissa Taylor, 1992) Signos Bajo la Piel. Cuentos (Editorial
Grijalbo, 1995) Ropa usada. Cuentos (Ediciones Asterión, 2000) Lo que ya nos
encontró. Novela digital (Chilelibro.com, 2001) Los que sobran. Cuentos
(Ediciones Asterión, 2003) Llamadas perdidas. Minificciones (Barcelona, 2006)
La Grandmother y Otros (Ediciones Asterión, Colección La Luna de Venegas, 2007)
Elisa de Armas
Nací y vivo en Sevilla (España), donde me
gano la vida como profesora de Lengua y Literatura en un instituto de
secundaria. Buscando claves para enseñar a redactar a mis alumnos, me inscribí
en mi primer taller de narrativa y allí se inició mi pasión por el
microrrelato. Mis escritos han obtenido algún reconocimiento que otro, estoy
especialmente orgullosa de haber ganado el concurso Caperucita Roja en Tiempos
de Twitter (convocado por el sitio argentino Cuentos y más) y el IX Certamen de
Microcuento Fantástico miNatura 2011. Algunos de mis textos han sido incluidos
en Historias de las historias (Ediciones del Ermitaño, 2011), Cien
fictimínimos. Microrrelatario de Ficticia (Ficticia, 2011) y De antología: la
logia del microrrelato (Talentura, 2013), así como en otras publicaciones digitales
o en papel.
Desde febrero de 2009 mantengo el blog,
Pativanesca (http://pativanesca.blogspot.com). En diciembre de 2010 recalé en
la Marina, taller de minificciones de Ficticia
(http://www.ficticia.com/marina.php), donde participo asiduamente y tengo la
osadía de ejercer como tallerista.
Sandra Bianchi
(Buenos Aires, Argentina). Es profesora en
Letras, crítica literaria, escritora y editora. Actualmente es jefa de edición
en Ediciones Santillana de Argentina y se dedica al estudio y difusión de la
microficción. Además de prólogos y artículos, ha elaborado las antologías Arden
Andes. Microficciones argentinochilenas, Cartón lleno I y II, La pluma y el
bisturí, y la versión argentina de ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de
género y ¡Basta! cien hombres contra la violencia de género (en colaboración),
entre otros trabajos. Como gestora cultural organiza eventos de promoción de la
lectura e investigación sobre del género breve, desde el Primer Encuentro
Nacional de microficción en el Centro Cultural de España en Buenos Aire (2006)
hasta la reciente Primera Suelta de Microcuentistas en el Museo Nacional de
Bellas Artes (2017). Realizó con otros escritores los ciclos de la OBB (Orden
de la Brillante Brevedad); es invitada a dar talleres, integrar mesas redondas
y realizar entrevistas públicas. Sus microficciones están publicadas en
Internet y en antologías nacionales y extranjeras, como Cielo de relámpagos,
Por favor sea breve, Velas al viento. Los microrrelatos de La Nave de los
locos, La música de las sirenas, 2011. Antología de microrrelatos, entre otras.
Caro Fernández
Caro Fernández, Mendoza, Argentina: Dictó
talleres de promoción a la lectura para Editorial SM. Brindó charlas sobre
minificción en instituciones educativas y en Bibliotecas Públicas. Actualmente
forma parte de la Dirección de “Triple C, Cofradía del Cuento Corto”. Ha sido
traducida al francés bajo el proyecto Lectures dáilleurs y al alemán por Esther Andradi para la
revista “ila”. Formó parte de las
publicaciones: I Antología Triple C, Microrrelatos reunidos (Macedonia
Ediciones, 2012).Con la literatura no se juega (Macedonia Ediciones, 2012).
Hacer el Cuento, microcrónicas (Macedonia, 2012). Brevedades, Antología
argentina de cuentos re-breves (Manoescrita, 2013) ¡Basta! Cien mujeres
argentinas contra la violencia de género (Macedonia Ediciones, 2013). El mundo
de Papel, Antología argentina de Microrrelato Infantil (Universidad de Tucumán,
2013). Participó en las antologías virtuales: Eros Gourmet, Tratado de Grimminología,
Triple Seis, Lectures d'ailleurs: Lectures d'Argentine. Publicó en las
revistas: Serendipia, ila, El Margen, El Descensor, Alas de Libertad. Su libro
“Mala Palabra” fue declarado de interés cultural y educativo, por la Honorable
Cámara de Diputados de Mendoza (2011).
Silvia Rózsa
Flores
Nació en Santa Cruz. Es periodista de profesión, con diplomado en
Mercadotecnia Estratégico, Postítulo en Escritura Creativa y cursos varios en
museología, crítica de arte y técnicas narrativas para libros infantiles.
Trabajó en radio como productora y conductora de programas, fue jefe de
información y dirigió dos revistas impresas.
Coordinó el programa de televisión Dialogarte, Santa Cruz, Bolivia
(2006-2008). Fungió como encargada del Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad
de Santa Cruz durante seis años, (2008-2014). Editó el libro El teatro de Jorge
Rózsa, Santa Cruz, Bolivia (2007); el Catálogo del Museo de Arte Contemporáneo
de Santa Cruz, Bolivia (2014); el libro de arte de Jamir Johanson, Santa Cruz, Bolivia
(2015-2016); Mi Primera Enciclopedia, enciclopedia infantil cruceña, Santa
Cruz, Bolivia (2018); Pincel y Condimento, el arte de Jórge Rózsa Obermayer
(Amazon, 2018); el libro de arte de Karin Koelbl, Pintar es vivir. Mi historia
artística, Santa Cruz, Bolivia (2019); el libro de arte de Tito Kuramotto;
Santa Cruz, Bolivia (2019); compiló tres tomos de Mitos y Leyendas de Bolivia,
Editorial Bienaventuranzas, Santa Cruz, Bolivia (2019). Tiene publicados los
poemarios: Destello, Tegucigalpa, Honduras, (2000); Ritual de Tempestades (en
coautoría con Elías Serrano), La Hoguera, Santa Cruz, Bolivia (2011); Tocarte
con el otoño, Editorial Gente de Blanco, Santa Cruz, Bolivia (2017) y Texturas
de amor y lluvia, Santa Cruz, Bolivia (2019). Publicó el plaquette de poemas
Dolor en el silencio, Editorial Gente de Blanco, Santa Cruz, Bolivia (2018).
Fue acreedora de una primera mención en el concurso de la Cámara Departamental
del Libro de Santa Cruz, Bolivia (2007) por el poemario inédito Intentos y
recibió un primer premio compartido en un concurso de poesía en Argentina. Ha
publicado tres cuentos infantiles: Anita en el Museo, Anita y la ciudad de los
anillos, Gobierno Autónomo Municipal de Santa Cruz, Santa Cruz, Bolivia (2011);
La gata del Museo (mención en el Concurso de Noveles Escritores del Gobierno
Municipal de Santa Cruz, Bolivia, 2015) y Los chicos de la calle Patujú,
Editorial Comunicarte, Santa Cruz, Bolivia. (2019). Ha realizado talleres para
niños basados en el cuento “Anita en la ciudad de los anillos”, Santa Cruz,
Bolivia (2019). Algunos microrrelatos y poemas se han publicado en antologías
de cada género. Tiene un poemario y una novela sin editar.
Lilian Haydee Cheruse:
Profesora en Letras. Ex Directora General Comisión de Cultura y Educación Concejo Municipal Rosario,Argentina, Postgrado Internacional Cultura y Comunicación, (Flacso Argentina). Diploma de Honor por actividades culturales según Decreto Concejo Municipal Rosario, Argentina. Tres libros editados: Lilian Escribe (2010); Vueltas Locas (2018) ambas publicaciones de cuentos y relatos declarados de Interés Municipal por el Concejo Municipal de Rosario; El cometa tiene un secreto (2018) cuento infantil declarado de Interés Cultural por decreto del Concejo Municipal de San Lorenzo, Santa Fe y decreto del Concejo Municipal de Rosario,Santa Fe. Un libro de cuentos y relatos en preparación.
Yanzey
Morales Marín
(Puebla, 1974) Nació en
febrero en la ciudad de Huauchinango. En la ciudad de México estudió la
licenciatura en Pedagogía y más tarde la maestría en Innovaciones educativas. Se
especializó en el Programa de Enriquecimiento Instrumental y el Programa de
Evaluación Dinámica del Potencial de Aprendizaje del Dr. Reuven Feuerstein, se
especializó también en el Programa de Filosofía para niños del Dr. Mathew
Lipman, Tuvo la oportunidad de aplicar estos programas en el nivel preescolar y
primaria, así como en grupos de jóvenes y niños indígenas del estado de Oaxaca
y Puebla; en la ciudad de México lo aplicó a niños en situación de calle. Se
desempeñó como investigadora educativa en el Centro Educacional Tanesque A.C.
Fue docente en la licenciatura de Educación indígena en la Universidad
Pedagógica Nacional, unidad Huauchinango, así como catedrática de la
Licenciatura en educación preescolar en la Normal “Fidel Meza y Sánchez”.
Actualmente es docente en el nivel Primaria en la ciudad de México.
Los temas literarios que
más llaman su atención son el terror, el suspenso e historias para niños los
cuales escribe y narra en la página de face book FantyLetras.
Maria Larralde
Soy escritora desde el año 2014. Comencé a escribir
cuentos para niños y jóvenes para pasar a la literatura de terror. Tengo una
página web junto con otro escritor, llamada Historias Pulp donde relaizamos
publicaciones de autores noveles o poco conocidos, concursos literarios,
audiorelatos propios y de otros autores, música y cortos.
He autopublicado en Ediciones Tagus de la
Casa del Libro el compendio de relatos, “El purgatorio y otros relatos”, en
formato digital ebook en el año 2014 y en Amazon un compendio de Relatos de
Terror junto con el autor Elmer Ruddenskjrik, cuyo nombre es “Tomo Oscuro
Volumen I”, en el mes de noviembre de 2015.
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