Cerró los ojos, cayó al abismo de su mente caótica. Vio un relampagueo. Aquella fisión numérica espontanea le daba el día y la hora exacta de la muerte de quien se lo preguntaba. Los médicos nunca supieron de donde provenía ese algoritmo tan sofisticado. El hombre estaba enfermo, era incapaz de amarrarse las agujetas, tomar un autobús, cocinar o lavarse las manos sin embargo poseía una prodigiosa capacidad numérica, retenía números pasados, presentes y futuros. La precisión para determinar el día de enfrentarse a la muerte era exacta. Lo comprobó con varios familiares, amigos y conocidos que se acercaban a aquel manicomio. Los que dudaban de su cualidad lo verificaron el día que provocó el incendio.
MÁQUINA EXPENDEDORA
El tercer tuno siempre es el más pesado. Te lo dices una y otra vez caminando rumbo a la máquina que expende golosinas. Tal vez unas galletas mermen un poco el hambre y te espanten el sueño. Llegas frente a la máquina, y en cada compartimiento, por extraño que parezca, hoy no hay golosinas, sólo partes humanas. ¡Qué diablos pasa! ¿A quién se le ocurre semejante monstruosidad? No entiendes nada. Ves piernas, manos, ojos…te alejas con pánico. En la esquina inferior derecha ves un par de hermosos pechos. Sientes la única moneda en el bolsillo de tu pantalón, sonríes y la sacas pensando que es una oportunidad que no se debe desperdiciar.
FANTASMAS
¿De dónde vienen? ¿Por qué regresan siempre a mí? Tengo una sospecha, esos seres son soñados por otros que ya partieron. Son despojos de sueños, vidas anteriores confluyen en ellos. Todos agotados por existencias pasadas. Hay un fantasma en duermevela que aún no me sueña. Aún no he nacido siquiera.
MATRIX
Después de tomar la píldora pregunta ¿No puedo volver atrás, verdad? Morfeo lo mira a los ojos y ya sabe la respuesta. Él está aferrado al sistema y no quiere dejarlo por horrible que este sea. A lo lejos ve una puerta, desesperado corre sin parar hasta llegar a ella. La abre y cae en una enorme madriguera. Suspira con satisfacción. Se acomoda las orejas, sacude el polvo del saco, extrae con elegancia el fino reloj y espera a que Alicia venga.
APOCALIPSIS
Los laberintos de arena se multiplicaron y los sobrevivientes nos descubrimos perdidos entre aquellos muros consolidados de huesos. Caminamos con temor de quebrar las estatuas de sal de los que se atrevieron a voltear a ver la ciudad destruida. Salimos sí, sobrevivimos sí, pero ahora nuestra memoria era una frágil pluma de ángel que vuela alto hacía un Dios que no existe más.
ELEGIDO
Todos al leerlo y escucharlo sentían una bala que les atravesaba el cráneo, les explotaba los pulmones y les rompía cada uno de sus huesos. Las musas, como pétalos en otoño, ante su presencia se deshojaban. Sólo el ángel Azrael descendió para acompañarle por los sinuosos caminos de la soledad. El escritor lo reconoció, a partir de dicho encuentro no hizo otra cosa que trabajar durante cuarenta días y cuarenta noches en su gran obra maestra. Una vez concluida y corregida, fue al más alto puente de la ciudad para arrojarse y acabar con su desdichada existencia. Mientras en caída libre veía al mundo y sabia que el aliento de vida se extinguiría ante el lecho del río, aparecieron cientos, miles de ángeles recitando los más bellos cuentos del universo. El hombre recordó ser un elegido y se le erizó de nuevo la piel. Se deshizo en miles de plumas blancas volando por los cuatro puntos cardinales, sabiendo que tenía la inspiración de una gran vida y su débil paso por ella.
EL MAR A TRAVÉS DEL CARACOL
Hubo un día en que te pusiste en el oído ese fantasma de molusco, escuchaste el mar a través del caracol de los sueños. Entonces todos los bullicios tuvieron como fondo el mar encrespado estrellándose en el puerto más lejano del mundo. Todo se alteró en ti ante ese mágico susurro. Columnas de aire revolotearon el ritmo cardíaco, corrientes oceánicas inundaron tu espíritu y lo aletargaron cantos de sirenas. Tus extremidades se transformaron en alas, tu piel fue un conjunto de escamas y tu risa se convirtió en burbujas apenas perceptibles en el agua. Feliz, dejaste de ser tú. Fuiste un pez nadando en estas historias de agua marina y letras con sal.
TEMPORADA
Un largo crujido sonó en el pequeño muelle de madera. Lenguas saladas lamieron los leños y dejaron sobre ellos la señal que todos los hombres del puerto esperaban ansiosos.
Enormes cangrejos de hermosos colores tornasol pasean trémulos bajo la luz del sol al despuntar. Los niños, felices, corren a su encuentro; el espectáculo de semejante desfile es único. Los humildes pescadores sonríen como jóvenes enamorados y se preparan para lucir recién bañados.
Sólo las mujeres del puerto odian esta época. Saben bien que la estación de sirenas no es buena.
La autora
Fabiola Morales GascaEs titulada del Instituto Tecnológico de Puebla, México, en la Licenciatura de Informática y egresada de la Maestría de computación en la Facultad de Ciencias de la Computación de la BUAP. Fue alumna de la Casa del Escritor y la Escuela de Escritores. Egresada del Diplomado de Creación literaria de SOGEM. Estudiante de la Maestría de Literatura Aplicada en la Universidad Iberoamericana. Autora de Para tardes de Lluvia y de Nostalgia (2014) y Crónicas sobre Mar, Tierra y Aire (2016) publicada por la BUAP. Libros infantiles Frasquito de cuentos y Confeti, cuentos para niños traviesos. Libro de minificción El mar a través del caracol por Editorial El puente (2017). El niño que le encantaban los colores y no le gustaban las letras (2018) BUAP . Participante de varias antologías en España, Paraguay y México. Lectora voraz y escritora incansable.
1 comentario:
Hermosos micros. NO sólo muy elaborados sino con historias estupendas muy bien narradas que nos llevan hasta el final, indetenidamente. FELICITACIONES.
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