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sábado, 17 de agosto de 2019

(38)DAVID SLODKY

(38) DAVID SLODKY



LA FEA

LA FEA

Nunca se atrevió a empolvarse en público. Seguramente pensarían: “¡Qué ridícula, esa fea tratando de parecer hermosa!”Cuando escuchó la letra de un tango “Procurando que el mundo no la vea / ahí va la pobre fea, camino del taller” sintió que había sido descubierta.Cuando fue elegida “Miss Sonrisa del NOA…” pensó de qué valía una sonrisa bella en un rostro desagradable.Cuando la distinguieron como “Miss Salta” supo que en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Cuando fue “Mis Argentina”, ratificó que su país era un país de cuarta.Cuando sólo logró ser Princesa Primera en el certamen “Miss Universo”, corroboró dolorosamente que jamás podría ser elegida Reina.Ya anciana, navegando hacia la muerte, pensó melancólicamente qué dichosa hubiera sido si la naturaleza la hubiera premiado con la belleza que siempre anheló tener.



PRESCINDIBLE


Tenía que viajar una semana. Dedicó todo un día a cocinar y frisar el almuerzo y la cena para cada uno de los días que estaría ausente. Lo hizo recordando los gustos de todos, más de una vez disímiles. Los empaquetó por separado, con un rótulo en cada uno. Cada paquetito tenía una indicación minuciosa: cómo descongelar, cómo calentar, cuánto tiempo… Dejó una nota indicando cómo lavar la vajilla, dónde guardar cada objeto. También en qué anaqueles estaban el té, el azúcar, las galletitas para el desayuno. En un recordatorio le indicó al marido a qué hora le tocaba cada cosa a cada hija. Le puntualizaba el día de tal vencimiento, el de tal otro. Llamó al gasista para dejar en mejores condiciones la cocina, ya que parecía tener poca presión. Cambió la ropa de cama momentos antes de irse. Le rogó a la empleada que esa semana viniera todos los días. Encargó a sus hermanas que, por favor, se dieran una vuelta de vez en cuando por cualquier cosa que necesitaran.Al regresar, el marido le dijo: “¿Viste que no sos imprescindible? Nos dimos vuelta perfectamente sin vos”.


INDUCCIONES


Mamá, mimosa, le pide que la ayude a sacar sus largas botas. Tironea, roza sus piernas, aspira su fragancia. “Mamá -le dice- cuando sea grande me voy a casar con vos”. Ella se ríe y le da un beso en la boca. “¡Mi chiquito...!”. Entra papá. “¡Lo vas a hacer maricón con tantos mimos!”


CERDOS


Suben el cerro por el viacrucis, mientras el pequeño niño judío va leyendo atentamente las apostillas, estación tras estación. “Los judíos hacen escarnio de Jesús” lee. “¿Quiénes mataron a Jesús?” –pregunta distraídamente: la escuela y sus padres difieren sobre este punto. “No sé” contesta su amigo, bajando la cabeza. Doña Ema  levanta entonces la voz: “¡Fueron los judíos! ¡No tienen religión, no tienen moral, adoran el chancho, beben sangre!”
Al día siguiente no va a la escuela y llaman al médico: tiene 39º y delira con una piara de cerdos que lo atacan.


SU VIDA


Sabía que lo estaban buscando. Y que lo matarían. Y él amaba la vida. Su vida. No quería morir. Se escondió en los lugares más inverosímiles, donde nadie supusiera. Cambió el color de su pelo, dejó crecer la barba en su rostro, unos lentes de contacto verdearon sus oscuros ojos. Dejó su oficio, alternó actividades, olvidó amistades, familia. Cuando ya ni él mismo se reconoció, supo que ya nunca lo encontrarían.  Entonces, se arrojó del 9º piso.


LA FAMA


Abre el cajón. Allí está, reluciente. Lo guarda en su cintura, debajo del pullover. Una gota de sudor se desliza por su frente. Enciende el motor. Traga saliva. Toma luego el camino de siempre. Al llegar al semáforo, los ve. Sin mirarlo, inician rápidamente su tarea. Alcanza a percibir los rostros estupefactos mientras les vacía el cargador. “¡Vayan a limpiar parabrisas a la concha de su madre, hijos de puta!”.Se repantiga en la butaca y suspira. Pone primera. Mañana saldrá por fin en los diarios.


PESADILLA


Volvían de las más hermosas vacaciones que habían disfrutado en el mar. Dormitaban en el asiento trasero, mientras escuchaban a sus padres conversar quedamente. De pronto, el auto muerde la banquina y vuelca dando varios tumbos. Como pueden, él y sus hermanos salen por entre las ventanillas rotas y las puertas retorcidas. Ve a papá intentando hacerle respiración boca a boca a mamá, entre los hierros deformados. Recordó entonces la treta que le enseñara el abuelo para recobrarse de las pesadillas. Repite “Uno, dos, tres: ¡despertá!”. Pero esta vez no despierta. 



 EL AUTOR

DAVID SLODKY


Nació en Salta, Argentina, en 1946. Es Lic. en Psicología, Escritor y Gestor Cultural. Trabaja como Psicoterapeuta. Fue Director de la Carrera de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Salta. Docente en las carreras de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y en la de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Salta. Como escritor ha publicado Las fronteras, cuentos. Ed. del Tobogán, Salta. Travesía, cuentos. La aguja de Buffon ediciones, Tucumán Carmen Puch de Güemes. Al encuentro de la heroína. Ensayo histórico, Ed. Víctor Hanne, Salta. Tres relatos bíblicos y otros cuentos. Ed. El mono armado, Bs. As.Parpadeos (minificciones). La aguja de Buffon ediciones, Tucumán. Semblanzas (Un viaje por la memoria). Ed. Víctor Hanne, Salta. Resplandores (microficciones). Próximo a editar
Ensayos, cuentos y microcuentos suyos integran distintas antologías nacionales e internacionales. Su profesión tiñe de una impronta particular toda su producción literaria, donde la dramática humana está siempre presente.




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