(39)LILIAN ELPHICK
Cuando encuentres la llave de las idealizaciones,
llámame. Una palabra es una palabra; vas caminando a toda prisa, el periódico
bajo el brazo, piensas en mí, tan lejana e inasible, cubierta de una piel
fantasmagórica que ya has besado y entreabierto: puerta, llamarada, galope
bravío.Los adioses son muchos amores encadenados. Ya ves
que esta escritura se despide a sí misma desde el instante de su nacimiento. No
basta el dolor de dejar las cosas como están, partir a ejercer otras luchas,
desear un mundo nuevo, sin heridas.Me importa tu mirada.
Ya estaba oscuro cuando nos encontramos en la
habitación vacía. Cerré la ventana, mientras desabrochabas el botón de un deseo
de marejada furiosa. Luego, el sostén cayó al suelo. Sonaron los ganchos
metálicos. Mi silueta huía de tus manos, se deshacía en la boca de la noche,
hambrienta y pertinaz. De mí quedaron sólo los pezones que brillaban como
faros. Había niebla, por eso buscabas el camino de vuelta.Cuando saliste a la luz, la ilusión de mi cuerpo
pesaba en tu memoria.Insistías en ser silueta, el contorno brutal de un
amor que se maldice.
Escríbeme, dame forma, conmuéveme y descéntrame.
Escríbeme, señala el norte de las palabras, hazme historia fugitiva para
arrancarme esta piel y entregarme a tus manos. Escríbeme, inventa cómo era yo
en el tiempo de las cerezas corazón de paloma, cómo tu boca recorría las
caderas y besaba el cielo del pubis.Querías ser testigo de mis sueños. Me veías marchando
por las calles, huyendo de los gases, del agua sucia de la policía. Me veías gritando
consignas: «queremos comida», «queremos salud», «queremos justicia», «queremos
memoria».Dijeron que merecía la muerte. Así, amarraron mis
pies y manos con alambre y, desde un avión, me lanzaron al Pacífico. Llevé tu
nombre al agua.No te olvides de mí: escríbeme.
La calle era nuestra matria. Fuimos los perseguidos,
los condenados a muerte, los exiliados, los asesinados por la espalda. No nos
importó la lluvia ni el frío: siempre estuvimos ahí para caminar todo eso que
nos faltaba.La calle era nuestra. Hacíamos el amor en la esquina
de las revueltas. A mí me gustaba que acariciaras mi miedo, que pasaras la mano
una y otra vez hasta llegar a la entrepierna. Nos miraban y nosotros reíamos,
el pelo erizado ante el palo que golpeaba el deseo, el palo rabioso que mordía
la luna caliente de tus labios.En la calle te perdiste, amante compañero. Los años
te llevan conmigo.
Juan y Laura. Así nos llamamos. Nuestros registros
dicen otros nombres. Los padres no quisieron aventurarse en lo original y
recordaron que la proclama es una familia muerta a balazos.Crecimos en el mismo barrio; fuimos a la misma escuela.
Tuvimos las mismas manchas de tinta en los dedos.Atesoramos pistolas que fueron nuestras enamoradas.Leímos Eloy, de Carlos Droguett.Tuvimos toda la juventud por delante, y nos amamos
bajo los álamos del invierno. Algún día, dijimos, todo esto va a cambiar,
mientras la bencina escurría por nuestros cuerpos.Nos enterraron juntos, hueso contra hueso.
Había una vez un perdido. Había. Los tiempos se
conjugaron para ser menos precisos. No bastaba con nombrar los años en el
recuerdo de una escritura. Era el perdido y punto. Con nombre y apellido, debo
agregar; una altura definitiva, el color de ojos variable, sin lunares ni
tatuajes, la voz ahorcada con la transmisión de una herida de guerra.Y a ese perdido amé. Porque no había futuro lo amé,
porque nos juntábamos bajo los faroles de ciudades invisibles, porque mentíamos
la ilusión que nos rescataría del abandono, de la vergüenza, de la burda manera
de susurrar «algún día».La palabra vale sangre, le dije, mientras se iba
dejando su sombra bajo mi cuidado.
Y tu sombra es la sábana que me cubre. Es la
palabra no dicha. No es un refugio, no es el hontanar donde sueñan los caídos,
no extraña su extrañeza desde la muerte profunda. Sólo me cubre la certeza del
amor en este espacio de escritura. Es miserable, lo sé. Es atroz descubrir que
fuimos pieles de soledad cuando debíamos partir y despedirnos del beso y el
abrazo.Juan y Laura. Más de alguien elevará la pancarta
con nuestros nombres: la hermana menor, la madre sin años, el vecino, el hombre
junto al árbol.Había silencio en las salas de tortura.
LA AUTORA
Lilian Elphick
Nació en Santiago de Chile en 1959. Es Licenciada en Literatura y con estudios completos de magíster en Literatura Hispanoamericana y Chilena, por la Universidad de Chile. Escritora. Directora de Talleres Literarios. Editora página web Letras de Chile Y Brevilla. Correctora de textos. Libretista de Televisión. 1993-1995. Presidenta Corporación Letras de Chile. 2003-2004. Edición general libro “Al Sur de la palabra”. Cuentos y Ponencias del IV Encuentro Internacional de Escritores por el Fomento del Libro y la Lectura. Corporación Letras de Chile. Agosto 2004, 2005. Participación en el 11º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, en Resistencia, Chaco, Argentina. Fundación Mempo Giardinelli y Corporación Letras de Chile. Agosto de 2006. Participación en la XII feria internacional del libro de la Paz, Bolivia. Agosto de 2007. Organización de Sea breve, por favor, Encuentro chileno de Minificción, Santiago de Chile. Agosto de 2007 y Noviembre de 2008. Participación en el VI Congreso Internacional de Minificción, Bogotá, Colombia. Octubre de 2010. Participación y organización de Sea breve, por favor, III Encuentro Chileno de Minificción, Valparaíso, Chile. Mayo/Junio 2011. Participación en las IV Jornadas Nacionales de Minificción, Mendoza, Argentina. Noviembre de 2011. Primer Premio por el conjunto de poemas "Naturaleza y destino (siete poemas para ciegos)".
Ganadora del Concurso de Cuentos Querido Borges III, California, 1989 y finalista en más de quince certámenes literarios a nivel nacional e internacional.
Libros publicados: La última canción de Maggie Alcázar (Cuentos). Mosquito Comunicaciones, 1990, Santiago de Chile. El otro afuera (Cuentos) Editorial Cuarto Propio, 2002, Santiago de Chile. Ojo Travieso (Microrrelatos) Mosquito Comunicaciones, 2007, Santiago de Chile. Bellas de sangre contraria (Microrrelatos) Mosquito Comunicaciones, 2009, Santiago de Chile. Diálogo de Tigres (Microrrelatos) Mosquito Comunicaciones, 2011, Santiago de Chile. Confesiones de una chica de rojo (Microrrelatos) Mosquito Comunicaciones, 2013, Santiago de Chile. K (Microrrelatos) Ceibo Producciones, Santiago de Chile, 2014.
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