AYOTZINAPA.
Cada
noche veo a mis padres. Les hablo y no me contestan. Se miran entre ellos
mientras los perros del vecindario no dejan de ladrar. Después, mis padres, se
van llorando por
el mismo camino que llegaron.
OLVIDO
Desde que ella lo abandonó, se propuso olvidarla. Tiró a la basura sus fotografías, cartas, regalos y hasta las mancuernillas de plata del último cumpleaños. Hace varios días se sorprendió gratamente porque ya no recordaba cuál era el sonido de su voz; en diversas ocasiones fue incapaz de visualizar su rostro y solo entre sombras recuerda su figura. Ahora no solo no tiene memoria para recordarla, sino que ha olvidado muchas cosas más: el lugar donde vive y los nombres de sus hijos.
1’200 FORMAS DE HACER EL AMOR
LA FUERZA DE LA COSTUMBRE.
Ayer fui al supermercado, tomé un
carrito que fui llenando con todo aquello que hacía falta en casa. Siendo
soltero, mis necesidades son pocas; fui a la sección de frutas y verduras, y al
colocar en el carro el racimo de uvas me di cuenta que había un cuaderno para
iluminar y unas crayolas; por supuesto que yo no necesitaba aquello, no tengo
hijos. Pensé que alguien los había puesto ahí por equivocación. Llegué a la
caja, pagué y salí del lugar, al llegar a mi auto y accionar el control remoto,
la que abrió sus puertas fue la camioneta de al lado; subí y la eché a andar
sin problema. Me dirigí a mi casa y la camioneta por alguna extraña razón tomó
su propio camino. Me llevó hasta un edificio antiguo en donde automáticamente
se detuvo. Sin pensarlo, subí en el elevador hasta el quinto piso, y con la
llave que tenía en ese ajeno llavero, entré a un departamento en el que fui
recibido por una bella pero extraña mujer que entusiasmada dijo: “Amor, qué
bueno que llegaste”; y poco después con gritos de alegría, salió corriendo un
niño que preguntó: “¿trajiste mi cuaderno?”.
EL DESCUIDO
El que te hayan
enterrado vivo es la peor desgracia que te puede ocurrir. Pero que en tu propio
féretro se escuchen ruidos extraños…
EL ASESINATO
El hombre vende
armas de todo tipo, diariamente las revisa y engrasa. Desde que leyó la noticia
sobre el asesinato que cometió uno de sus clientes lo hace con más ahínco, le
avergüenza que haya tenido que disparar todos los tiros: la pistola se trabó
tres veces.
ANUNCIO EN EL PERIÓDICO
Se reparan
corazones rotos. Favor de traer todas las partes.
LA CONFESIÓN
—Ave María
Purísima.
—Sin pecado
concebida.
—¿Desde cuándo
no te confiesas?
—Desde hace
veinte años.
—¿Cuáles son
tus pecados?
—Soy un
asesino.
—¿Cuántas
personas has matado?
—Diecinueve,
hoy serán veinte.
DÍA ESPECIAL
Él siempre fue
muy especial con sus cosas, sobre todo con su ropa. Nunca permitió que nadie,
siquiera, le sugiriera que corbata debería usar. Pero ese día toda su
vestimenta y hasta los zapatos los eligió su mujer. Afuera de la habitación, los
de la funeraria esperaban para continuar su trabajo.
EL AUTOR
Gabriel Ramos
Nació en la Ciudad de México. Es psicólogo egresado de la UNAM, escritor
y promotor cultural. Actualmente, su interés está centrado en la creación y
estudio de la microliteratura. Ha
publicado minificciones, cuento breve, crónica, reseña literaria y entrevistas
en diversas páginas de Internet, entre las que destacan: Falsaria, Tus relatos
y Cincuenta palabras, Revista Minificción, Cultura Colectiva, Culturizando,
Revista La Llama Azul y Revista Anestesia. Sus minificciones han aparecido en
las Antologías: “Dispara usted o disparo yo” y “Corto Circuito. Fusiones de la
minificción”. En el 2017 publicó su libro-objeto “Vivir es arriesgarse”, que ha
sido traducido y publicado en los idiomas serbio y árabe. Varias de sus
minificciones han sido traducidas al francés en Lectures du Mexique 2. Auteurs
Mexicains. Nouvelles et microrécits.
1 comentario:
"La fuerza de la costumbre" parece ser el relato de un sueño
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