> Letras Itinerantes: (164) JOSEFA MOLINA RODRÍGUEZ

viernes, 17 de febrero de 2023

(164) JOSEFA MOLINA RODRÍGUEZ

 

 


Síntesis

Esperó, esperó y esperó. De hecho, llevaba tanto tiempo esperando que sus pies se fueron fundiendo poco a poco con la acera.

            Ahora la riegan dos veces por semana.

 

Fantasma

-Hola- escribió en el whastApp al que había sido su mejor amigo durante el último año y medio- ¿Qué tal un cine y una hamburguesa este viernes?

            Nunca obtuvo respuesta. Más tarde se enteró de que a ese silencio repentino le llamaban 'goshting'.

 

Fin

Giró el botón y el ruido fue tan infernal que hasta los bebés dejaron de llorar. Después, silencio. La nueva era había llegado.

            Desde ese día, las plantas son las únicas que habitan el planeta.



Blues

El frío era tan atroz que el guitarrista era incapaz de usar sus dedos para arrancar un acorde a las cuerdas. Esa noche, el blues murió en una gélida calle de New Orleans.


En el nuevo trabajo

Cogí la hojilla de afeitar y rasuré con ella su abultada barba. El grueso pelo comenzó a caer al suelo como gusanos que se revuelven intentando escapar. Cuando mi mano descendió hasta su garganta, lo último que escuché fue el sonido gutural del asombro.

            Ahora me toca limpiar. Detesto el olor de la mezcla de sangre y lejía. Es lo menos que me gusta de mi nuevo trabajo en la peluquería.

            Ya le advertí al dueño que no todavía tenía el certificado de estudios convalidado.

 

Aprendiz de killer

Se giró hacia atrás para comprobar que la profesora estaba lejos. El cadáver mustio de la rana no le despertaba ninguna simpatía.

            Cogió el bisturí y le cortó una de las ancas. No, aquella crueldad con el pobre animalillo no iba con ella.    

            Entonces miró a su compañera de asiento y con un movimiento apenas perceptible, le cercenó uno de los dedos. La niña la miró con estupor y comenzó a gritar de dolor como una loca.

            Se quedó fascinada viendo cómo la sangre inundaba la inmaculada superficie del pupitre.

            Solo años más tarde se dio cuenta de que aquella había sido su primera lección como asesina en serie.

 

Comida

¿Cómo podrían comer esas cosas? Era repugnante. Ella siempre se prestaba a probar cosas nuevas, pero aquello ya rozaba lo asqueroso...

            Entonces recordó cuando su abuela le decía que siempre había probar la comida para saber si te gustaba o no, así que introdujo un trozo de aquella cosa en la boca.

            Sintió cómo la comida se movía entre sus dientes. De pronto, unas patitas intentaron escapar por la comisura de sus labios. Ah, no, no te vas a escapar, dijo mientras apretaba los dientes con más fuerza. Un líquido viscoso invadió su lengua.

            –Pues mira no está tan mal, afirmó mirando al hombre que le ofrecía más comida de un recipiente.

            Alargó la mano y cogió un puñado de cucarachas vivas que se introdujo en la boca sin dudar.

            Sonrió. Su abuela siempre había sido una mujer muy sabia.

 

LA AUTORA

JOSEFA MOLINA RODRÍGUEZ Gáldar, Gran Canaria, 1969. Periodista. Autora de las obras: Inflexiones (2017); Los versos de las caracolas (2019), Ideales perdidos (2020), Un puñado de palabras (2022) y Encapsulados (2023, Editora BGR) Compiladora de las Obras Completas (1962-2011) de Baltasar Espinosa (2021). Incluida en la Audioteca de Literatura Canaria Actual del Gobierno de Canarias. Presidenta de la Asociación de Escritoras y Escritores Palabra y Verso (palabrayverso.com). Directora de la charla literaria ‘El Ultílogo’ y de la Colección Digital de Microficción Femenina Breves y contundentes (editorialbgr.com). Directora del programa de radio 'De la Palabra al Verso'. Blog personal: www.josefamolinaautora.com.

 



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Magníficos textos.

Josefa Molina dijo...

Muchas gracias por la invitación. Todo un honor! Espero que gusten estos textos a las personas lectoras de la revista. Saludos desde Gran Canaria, España.