Síntesis
Esperó,
esperó y esperó. De hecho, llevaba tanto tiempo esperando que sus pies se
fueron fundiendo poco a poco con la acera.
Ahora la riegan dos veces por
semana.
Fantasma
-Hola-
escribió en el whastApp al que había sido su mejor amigo durante el último año
y medio- ¿Qué tal un cine y una hamburguesa este viernes?
Nunca obtuvo respuesta. Más tarde se
enteró de que a ese silencio repentino le llamaban 'goshting'.
Fin
Giró el botón y el ruido fue tan infernal que
hasta los bebés dejaron de llorar. Después, silencio. La nueva era había
llegado.
Desde
ese día, las plantas son las únicas que habitan el planeta.
El frío era tan atroz que el guitarrista era incapaz de usar sus dedos para arrancar un acorde a las cuerdas. Esa noche, el blues murió en una gélida calle de New Orleans.
En el nuevo trabajo
Cogí la hojilla de afeitar y rasuré con ella su abultada barba. El grueso pelo
comenzó a caer al suelo como gusanos que se revuelven intentando escapar.
Cuando mi mano descendió hasta su garganta, lo último que escuché fue el sonido
gutural del asombro.
Ahora
me toca limpiar. Detesto el olor de la mezcla de sangre y lejía. Es lo menos
que me gusta de mi nuevo trabajo en la peluquería.
Ya
le advertí al dueño que no todavía tenía el certificado de estudios
convalidado.
Aprendiz de killer
Se giró hacia atrás para comprobar que la profesora estaba lejos. El cadáver
mustio de la rana no le despertaba ninguna simpatía.
Cogió
el bisturí y le cortó una de las ancas. No, aquella crueldad con el pobre
animalillo no iba con ella.
Entonces
miró a su compañera de asiento y con un movimiento apenas perceptible, le
cercenó uno de los dedos. La niña la miró con estupor y comenzó a gritar de
dolor como una loca.
Se
quedó fascinada viendo cómo la sangre inundaba la inmaculada superficie del
pupitre.
Solo
años más tarde se dio cuenta de que aquella había sido su primera lección como
asesina en serie.
Comida
¿Cómo podrían comer esas cosas? Era repugnante.
Ella siempre se prestaba a probar cosas nuevas, pero aquello ya rozaba lo
asqueroso...
Entonces
recordó cuando su abuela le decía que siempre había probar la comida para saber
si te gustaba o no, así que introdujo un trozo de aquella cosa en la boca.
Sintió
cómo la comida se movía entre sus dientes. De pronto, unas patitas intentaron
escapar por la comisura de sus labios. Ah, no, no te vas a escapar, dijo
mientras apretaba los dientes con más fuerza. Un líquido viscoso invadió su
lengua.
–Pues
mira no está tan mal, afirmó mirando al hombre que le ofrecía más comida de un
recipiente.
Alargó
la mano y cogió un puñado de cucarachas vivas que se introdujo en la boca sin
dudar.
Sonrió.
Su abuela siempre había sido una mujer muy sabia.
LA AUTORA
JOSEFA MOLINA
RODRÍGUEZ Gáldar, Gran Canaria, 1969. Periodista. Autora de las obras: Inflexiones
(2017); Los versos de las caracolas (2019), Ideales perdidos (2020),
Un puñado de palabras (2022) y Encapsulados (2023, Editora BGR)
Compiladora de las Obras Completas (1962-2011) de Baltasar Espinosa
(2021). Incluida en la Audioteca de Literatura Canaria Actual del Gobierno de
Canarias. Presidenta de la Asociación de Escritoras y Escritores Palabra y
Verso (palabrayverso.com). Directora de la charla literaria ‘El Ultílogo’ y de
la Colección Digital de Microficción Femenina Breves y contundentes (editorialbgr.com).
Directora del programa de radio 'De la Palabra al Verso'. Blog personal:
www.josefamolinaautora.com.
2 comentarios:
Magníficos textos.
Muchas gracias por la invitación. Todo un honor! Espero que gusten estos textos a las personas lectoras de la revista. Saludos desde Gran Canaria, España.
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