Luciano Doti (Argentina)
Ya en la noche, sentado a la mesa,
comió el pavo relleno que había cocinado su esposa, acompañado por las
deliciosas guarniciones y una cervecita bien fría. Luego, tal cual la
tradición, bebió la sidra, con pan dulce y frutas secas.
Maritza Iriarte, Perú
Bajo la noche fría y previsible los animales en el establo aguardan la venida anunciada. La pareja, sin embargo, continúa su viaje sin guarecerse y llega al umbral de la ciudad. El hombre tiende la estera sobre el suelo; ella, acomoda al niño. En ese instante, aparece el buen samaritano que toma al recién nacido en brazos, extiendo sus enormes alas y se va.
Sergio Astorga (México-Portugal)
Las copas cintilaban en sus inmaculados cristales.
Los cubiertos de plata de ley bien dispuestos a un lado de la vajilla
contrastaban con las servilletas deshiladas formando flores de noche buena. Los
vinos. los fruteros y las veladoras rojas daban la sensación de una íntima
algarabía por venir.
El gran reloj de pared marcaba diez minutos para las once de la noche. Todos estaba en su sitio. Sólo faltaban las personas, esas de buena voluntad. Se atesora la esperanza de que algún día llegarán.
Sara Coca, España
Aquí todos odiamos la Navidad. Estamos hartos de repetir la misma escena cada año. ¡Pon buena cara! repite mamá. Por eso sonrío cuando se asoman para contemplarme en el pesebre. Tengo mi papel asignado como cada uno de nosotros, pero es solo temporal. Cuando apagan la luz nos movemos libremente, mientras añoramos la vida que compartimos sin que nadie nos moleste en la oscuridad de nuestra caja durante meses.
Luis Eduardo Alcántara, México
Aquí, frente a ustedes, lo confieso, amigos. Sólo un pequeño detalle ensombrece la consola de videojuegos, el turista internacional, la bicicleta de montaña y el uniforme del Barcelona que recibí con profunda emoción la noche de Navidad, y es el haber visto a Santa Claus besando a escondidas a mamá en su recámara.
Angélica Villalba Cárdenas, Colombia
El niño estuvo pensando en ese mensaje, algunas veces apretaba los ojos para descifrarlo; otras, intentaba leer los labios del viejo panzón, pero la memoria no le alcanzaba. Entre sueños, escuchaba palabras sin sentido. Por eso, dormir en Nochebuena era un despropósito, pues quería de nuevo verlo y sabía de su llegada en esa fecha. Durante el último encuentro, este le había susurrado algo incomprensible al oído y luego desapareció. Tal vez tenía un recado de su mamá y lo perdonaba por jugar al malo con balas de verdad. Como ya casi era de noche, se sentó a esperar.
Norma Yurié Ordóñez, Guatemala
Durante el solsticio de invierno aumentaba la producción:
unos eran obligados a ensamblar tanques en miniatura, otros estampaban el
rostro del hombrecillo en esferas navideñas que replicaban granadas de mano.
Sin embargo, cierta noche, armándose de valor desactivaron al pequeño dictador
que lideraba aquella fábrica de juguetes, antes de que Odín, quien acechaba por
esos rumbos, repartiera los artilugios bélicos en su corcel de ocho patas.
Virginia González Dorta, España
De mi árbol colgué un corazón. Sangraba y lo
aparté. Quedó el piso manchado de rojo. Un granate espeso y tibio.
Puse una
estrella. Su luz mortecina atraía las mosquillas.
Encontré unas bolas doradas. El brillo era opaco,
con grietas por donde emergía el plástico de las entrañas.
Las rodeé
con hilos de plata, regalo de luna nueva. Se quebraron como hojas de otoño.
Acurrucado en un hueco, sonreía burlón un gnomo de cachetes sonrosados. Cuando
quise atraparlo, se escabulló entre las grietas de la corteza.
Hastiada
de tantos inconvenientes, del calendario arranqué un par de meses, mejor saltar
hasta febrero.
También se contó con la autorización de las escritoras Sara Coca, Norma Yurié Ordóñez, Angélica Villalba Cardenas, Maritza Iriarte y el escritor Luis Eduardo Alcántara, textos que en su versión original aparecieron en la antología Campanadas, de Lorena Escudero Sánchez y Rony Vásquez Guevara, Quarks Ediciones, diciembre de 2020.
En el caso de Navidad, fue enviado por la autora Virginia González Dorta a letras Itinerantes.
1 comentario:
Estupendo. Gracias. Abrazos rojos.
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