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viernes, 16 de diciembre de 2022

(158) Microficcionario de navidad II

 



LA MUERTE EN NAVIDAD
Luciano Doti (Argentina)

   Esa tarde, Alfonso se preparó de manera especial. Se bañó y se puso sus mejores galas.

   Ya en la noche, sentado a la mesa, comió el pavo relleno que había cocinado su esposa, acompañado por las deliciosas guarniciones y una cervecita bien fría. Luego, tal cual la tradición, bebió la sidra, con pan dulce y frutas secas.

    Comenzó a sentirse extraño; el habla del resto de los comensales le llegaba como un murmullo. Entonces, se desplomó.


LA VENIDA
Maritza Iriarte, Perú

   Bajo la noche fría y previsible los animales en el establo aguardan la venida anunciada. La pareja, sin embargo, continúa su viaje sin guarecerse y llega al umbral de la ciudad. El hombre tiende la estera sobre el suelo; ella, acomoda al niño. En ese instante, aparece el buen samaritano que toma al recién nacido en brazos, extiendo sus enormes alas y se va.


LA CENA NAVIDEÑA Y SU CIRCUNSTANCIA
Sergio Astorga (México-Portugal)

   Las copas cintilaban en sus inmaculados cristales. Los cubiertos de plata de ley bien dispuestos a un lado de la vajilla contrastaban con las servilletas deshiladas formando flores de noche buena. Los vinos. los fruteros y las veladoras rojas daban la sensación de una íntima algarabía por venir.

   El gran reloj de pared marcaba diez minutos para las once de la noche. Todos estaba en su sitio. Sólo faltaban las personas, esas de buena voluntad. Se atesora la esperanza de que algún día llegarán.


PURO TEATRO
Sara Coca, España

   Aquí todos odiamos la Navidad. Estamos hartos de repetir la misma escena cada año. ¡Pon buena cara! repite mamá. Por eso sonrío cuando se asoman para contemplarme en el pesebre. Tengo mi papel asignado como cada uno de nosotros, pero es solo temporal. Cuando apagan la luz nos movemos libremente, mientras añoramos la vida que compartimos sin que nadie nos moleste en la oscuridad de nuestra caja durante meses.


CAMPANAS DE BELÉN
Luis Eduardo Alcántara, México

   Aquí, frente a ustedes, lo confieso, amigos. Sólo un pequeño detalle ensombrece la consola de videojuegos, el turista internacional, la bicicleta de montaña y el uniforme del Barcelona que recibí con profunda emoción la noche de Navidad, y es el haber visto a Santa Claus besando a escondidas a mamá en su recámara.


EL MENSAJE
Angélica Villalba Cárdenas, Colombia

   El niño estuvo pensando en ese mensaje, algunas veces apretaba los ojos para descifrarlo; otras, intentaba leer los labios del viejo panzón, pero la memoria no le alcanzaba. Entre sueños, escuchaba palabras sin sentido. Por eso, dormir en Nochebuena era un despropósito, pues quería de nuevo verlo y sabía de su llegada en esa fecha. Durante el último encuentro, este le había susurrado algo incomprensible al oído y luego desapareció. Tal vez tenía un recado de su mamá y lo perdonaba por jugar al malo con balas de verdad. Como ya casi era de noche, se sentó a esperar.


CONSPIRACIÓN
Norma Yurié Ordóñez, Guatemala

   Durante el solsticio de invierno aumentaba la producción: unos eran obligados a ensamblar tanques en miniatura, otros estampaban el rostro del hombrecillo en esferas navideñas que replicaban granadas de mano. Sin embargo, cierta noche, armándose de valor desactivaron al pequeño dictador que lideraba aquella fábrica de juguetes, antes de que Odín, quien acechaba por esos rumbos, repartiera los artilugios bélicos en su corcel de ocho patas.

 

Navidad
Virginia González Dorta, España

   De mi árbol colgué un corazón. Sangraba y lo aparté. Quedó el piso manchado de rojo. Un granate espeso y tibio.

   Puse una estrella. Su luz mortecina atraía las mosquillas.

Encontré unas bolas doradas. El brillo era opaco, con grietas por donde emergía el plástico de las entrañas.

   Las rodeé con hilos de plata, regalo de luna nueva. Se quebraron como hojas de otoño. Acurrucado en un hueco, sonreía burlón un gnomo de cachetes sonrosados. Cuando quise atraparlo, se escabulló entre las grietas de la corteza.

   Hastiada de tantos inconvenientes, del calendario arranqué un par de meses, mejor saltar hasta febrero.

 

Para esta publicación se contó con la previa autorización de los autores Luciano Doti y Sergio Astorga, cuya publicación original apareció en la Revista Brevilla, diciembre 2015.

También se contó con la autorización de las escritoras Sara Coca, Norma Yurié Ordóñez, Angélica Villalba Cardenas, Maritza Iriarte y el escritor Luis Eduardo Alcántara, textos que en su versión original aparecieron en la antología Campanadas, de Lorena Escudero Sánchez y Rony Vásquez Guevara, Quarks Ediciones, diciembre de 2020.

En el caso de Navidad, fue enviado por la autora Virginia González Dorta a letras Itinerantes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estupendo. Gracias. Abrazos rojos.