SUS
MANERAS DE COMPORTARSE
Podríamos afirmar que nos entiende cuando pronunciamos su nombre. Con la mirada fija y el caminar pesado y lento acude a nuestro llamado. Parece sufrir mucho durante su baño, pues se lamenta como si le disgustara el agua. Sin embargo, es gracioso verlo menearse cuando acaba, lo que denominamos, su suplicio. Hay veces que es difícil ubicarlo dentro de la casa. En ocasiones lo hemos encontrado en lugares extraños: debajo del carro, echado en el viejo sofá del estudio o dormitando sobre el inodoro. Sus ausencias, que son muchas, suelen preocuparnos. Si al menos supiéramos la hora en que retornará a casa las cosas serían diferentes. Cuando regresa de Dios sabe dónde lo primero que hace es buscarnos. En las noches de invierno se acurruca en nuestra cama, arrimándonos, tratando de obtener un espacio cómodo. A veces detestamos sus movimientos y sonidos nocturnos, pero igual le permitimos pasar la noche con nosotros. Es buena compañía y no lo cambiaríamos por nada en el mundo, a pesar que nos disguste que a él lo llamen “amo” y a nosotros, que somos felinamente majestuosos, “gatos”.
Publicado en “Plesiosaurio, Primera
revista de ficción breve peruana”, Año XIII, N° 12, vol. 2, p. 69, Lima,
diciembre de 2020
Audiovideo realizado por la
“Microaudioteca” (Guatemala), en octubre del 2021.
CUANDO
AUGUSTO DESPERTÓ
Los
doctores le explicaron que la presencia del dinosaurio era producto de su
imaginación y se debía a un efecto secundario de las pastillas que le habían
suministrado; sin embargo, no supieron explicarle la presencia de las tres
bestias que los miraban hambrientas desde un rincón de la habitación.
Publicado en el libro del autor “Pasajeros de lo efímero”, setiembre 2019, Ed. Saxo Yopublico, Lima, Perú.
HABITACIONES
Habíamos
llegado cerca al anochecer a la casa del tío Jacinto. Él se sorprendió al vernos,
pues pensó que nos quedaríamos hospedados en el pueblo más cercano, ubicado a
tres horas de distancia a pie. De manera casi obligada nos invitó a pasar la
noche allí, pues era obvio que no esperaba que llegásemos sino hasta la mañana
siguiente.
Nos
ofreció la habitación que había pertenecido al abuelo Honorato y, acto seguido,
empezó a quitar los maderos que tapiaban las puertas y ventanas. Mientras lo
hacía nos explicaba que guardaba mucho respeto a la vieja costumbre de
clausurar las habitaciones de los familiares una vez fallecidos estos.
Puedo decir que la habitación no está nada mal: es espaciosa y cabemos los cuatro recién llegados, aunque el olor desagradable y la presencia del cuerpo putrefacto del abuelo evitan que peguemos los ojos.
Publicado en la Revista “Perro Negro
de la Calle”, #46, julio 2020, México.
CALIMALISMO
Los rastros de sangre estaban por toda la sala y el comedor. Los siguió hasta percatarse que iban hacia la cocina. En ese momento, con sigilo, decidió desenfundar el arma. Procuró no hacer ruido. Miró hacia atrás: la posición y el estado de los muebles denotaban que había habido una feroz lucha. Dio un suspiro para darse ánimos. Ingresó a la cocina. Allí estaban dos mujeres y un hombre devorando el cuerpo de su víctima. Tuvo sentimientos encontrados. Por un lado, había encontrado a los culpables; por el otro, hubiera preferido que lo esperasen para juntos dar el primer bocado.
Publicado en “Escena del crimen
(microrrelatos policiales)”, Ed. Ángeles del Papel, Perú, marzo 2021.
ENCUENTRO
— ¿Qué haces aquí?
— Solo quería avisarte que vienen por ti.
— ¿Quiénes?
— Esas personas que creen que solo soy una idea que habita en tu cabeza.
Inédito
INSEGURIDAD
A las dos de la madrugada se despertó asustado por el grito de una mujer pidiendo ayuda. La mano de su madre lo detuvo cuando estaba próximo a asomarse por la ventana para ver qué ocurría. “Vuelve a la cama”, le dijo ella sin querer hacer notar su preocupación, ya que el padre del pequeño aún no retornaba a casa. La madre sabía que, a pesar de que los tiempos habían cambiado, no tardarían en aparecer hordas de personas con antorchas, crucifijos y estacas por la terquedad de su esposo en persistir en sus viejos hábitos vampíricos.
Publicado en “Tabula Escrita.
Antología de microrrelatos”, Editado por Luna Negra Editores (Perú), primera
edición digital, marzo 2021.
LA
TRAVESURA
Lo había visto en las películas y quiso hacerlo. Estando solo en la oficina a esas horas de la noche vio que su oportunidad había llegado. Nada ni nadie se lo impediría. Con cuidado apoyó su cara sobre el vidrio y apretó un botón rojo. Un sonido breve le avisó que su rostro había sido fotocopiado. Quiso ver su obra maestra, pero no pudo: dos orificios oscuros ocupaban el lugar donde solían estar sus ojos.
Publicado en Plesiosaurio, Primera
revista de ficción breve peruana, Año XIII, N° 12, vol. 2, p. 69, Lima,
diciembre de 2020
EL AUTOR
Jorge Isaacs Quispe Correa Angulo.
De Lima, Perú. Padre de Armando, Oriana y
Lucía. Fanático de The Beatles. Licenciado en Administración de Empresas.
Ha publicado los libros "Trazos primarios" (relatos) (2001), "Pasajeros de lo efímero" (microcuentos) (2019) y “Hablábamos de fútbol hasta que llegaron ustedes” (novela corta) (2021).
Sus textos han sido publicados en antologías, revistas y blogs de México (Revista Tlacuache, Teresa Magazine, Revista Ibídem, Sirena Varada, Perro Negro de la Calle, La Tinta del Silencio y Salvaje, literatura y arte), Ecuador (Teoría Ómicron), Perú (Ángeles del Papel, El gato descalzo, Quarks Ediciones Digitales, Plesiosaurio y Petroperú), Chile (Revista Brevilla), Argentina (Ediciones Afrodita, Hoja por hoja, Los palabristas de hoy y siempre y El Narratorio), Alemania (LadoBerlin), España (Diversidad Literaria, Editorial El libro feroz y Ediciones Nobel) y Colombia (Universidad de San Buenaventura, Cali).
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