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viernes, 24 de diciembre de 2021

(123) NAVIDAD EN TIEMPOS DE PANDEMIA

 





NOCHEBUENA

Camilo Montecinos G. (Chile)

Te arreglas el cabello una vez más. Estás lista. Abandonas la sala del hospital que te cobijó por tantos días. El covid ya es asunto del pasado, piensas, mientras buscas una nueva mascarilla antes de salir. En casa te esperan tus hijos y tu esposo, ellos que tanto sufrieron también con el maldito virus. No hubo tiempo para comprar los regalos de navidad, pero ya entenderán las razones. Una vez afuera de tu hogar, observas que la cena ya comenzó, que todos visten de negro, y que sus rostros reflejan una profunda tristeza. No quieres perturbarlos, simplemente te esfumas, en silencio, como la neblina que cae y envuelve toda la ciudad.

 

EL BELEN

Carmen Cano Soldevilla (España)

José y María, no encontráis alojamiento por haber olvidado el pasaporte covid. Menos mal que aquí está el ángel para iluminar el establo y que nazca Jesús.

   Vosotros, pastorcillos, no estáis todos vacunados. ¿A ver…? Los negacionistas como tío Julio, que no viene a cenar en Nochebuena, de vuelta a la caja. Los otros, cerca del portal. Y los tres reyes, lejos de momento, como tía Mila, que está en Londres trabajando de camarera.

   Ahora sí. Aunque papá esté confinado en su habitación, los peces ya podéis beber y beber y volver a beber.

 

CARTA NUEVA

Audberto Trinidad Solís (México)

El año pasado, le cuentan al abuelo sus familiares, a cada uno de ellos Santa Claus por fin les trajo lo que pidieron.

   Esta vez el anciano va a solicitar algo especial, pero, entre todas las palabras que se le escapan, no recuerda el nombre del destinatario y si antes ya pidió " memoria".

 

ENIGMAS NAVIDEÑOS

Amalia Cordero (Cuba)

Ni hechiceros ni magos descifraron el significado de aquel sueño ni yo pude imaginar que, por dos veces, conocería los silencios de Comala en días tan señalados como navidad. Entonces se cumplió la maldición con el anuncio de que se laboraría todos los días de sol a sol. Así durante treinta años se derrumbó la tradición. Fue espacio suficiente para los labriegos: pensaron, pensaron. Sus inconformidades ascendieron donde los querubines. Ellos llevaron el mensaje al Papa de la capa verde. A los dos mil años del gran nacimiento, los hombres cedieron; volvieron las luces y los villancicos. La paz y el amor fueron alabados en cada hogar por el resurgimiento de la fe en la familia. Transcurridas décadas, la ilusión navideña revivía al tiempo que nos acechaba el misterio de otro sueño que ni Daniel pudo anunciar. Una imagen impresionante. Un pulpo que ha atrapado tierras y mares. Durante dos años ha quedado impotencia, depresión, espacios silentes. En nuestras puertas amenazó, nos raptó los hábitos, nos trajo incertidumbres; otra vez se nos borró la navidad. Solo la lucidez humana, coronada en la búsqueda de otras lunas, nos permite reunirnos bajo el árbol de Belén para sentir la calidez del reencuentro.

 

OBSEQUIO

Por: Jorge Barriga (Bolivia)

Ya había comprado todos los regalos, ahora su única preocupación era envolverlos, pues él no tenía la habilidad, pensaba en quien podría darle una mano cuando la vio en un puesto del mercadillo navideño. Ella tenía todo tipo de papeles, rosones y tarjetas. Envolvía los paquetes con tal habilidad que lo hacía ver fácil.

   ―Gracias, me está salvando.

   ―Envolver regalos es mi superpoder navideño y lo convertí en una entrada de dinero extra.

   ― ¿Súper poder navideño? Quisiera tener uno.

  Todos lo tienen, solo hay que descubrirlo: escoger el regalo perfecto para cada familiar y amigo, desenredar y reparar las luces navideñas, saber preparar el chocolate perfecto, otros no se estresan con los regalos y decoraciones o tienen el poder de Batman.

   ― ¿El poder de Batman?

   ―Sí, tener muchísimo dinero― dijo ella y ambos rieron.

   Regresó a su casa con los regalos hermosamente envueltos, pensando en que no todos tienen un don para estas fechas.

   A la mañana siguiente sus hijos destrozaban el arte con el que estaban envueltos sus juguetes, los papeles quedaron hechos pedazos por todo el suelo.

   Al medio día se sentaron a la mesa a saborear el increíble manjar que una vez al año su esposa cocinaba para la familia, «ese es su súper poder», pensó.

   En la noche, al arropar a sus hijos, el menor le dijo ―Gracias a Papa Noel tuvimos la mejor Navidad del mundo ― y quedó dormido con una sonrisa. Él también sonrío al descubrir su súper poder navideño.

 

PHOTOSHOP

Angélica Pinzón (Colombia)

Algunos recuerdos no se borran; aunque no existan. Le dijo a su esposa, que miraba triste la fila para ver a Santa Claus, le explicaba que al llegar a casa harían la foto; en época de pandemia no es inteligente sentarse en la rodilla de un adulto mayor sin tapabocas. El niño solo pensaba ¿cómo sabrá Santa lo que quiero, si jamás se lo dije al oído?  

NAVIDAD

Márcia Batista Ramos (Brasil)

Ávido, comenzó a deshacer las envolturas de los regalos, uno por uno, por segundos, pensaba en el chocolate caliente que estaba sobre la mesa, pero, el interés por los regalos era mayor, extasiado, agarraba cada juguete, lo miraba, lo besaba, lo acariciaba, de repente sintió un fuerte jalón en el brazo, y una voz potente diciendo: ¡Vamos Carlitos, despierta, es hora de ir a recoger cartones en las calles!

REGALO

Kras quintana (Nicaragua)

Era tiempo de adornar el árbol. Sacó la caja de esferas reluciente, alzó una azul y vio reflejado en ella un recuerdo: “Ambos dieron positivo al virus”. Luego la dorada: “Su saturación ha bajado, tiene que trasladarse”. La amarilla: “Señora, su esposo está con ventilación no invasiva”. Una rosada: “Necesitamos que firme estos documentos para proceder con la intubación”. La roja brillante: “Lo sentimos mucho. Hicimos lo que pudimos”.

   Se detuvo un momento acongojada. Bajó el rostro y una lágrima cayó en la caja. Un adorno le llamó la atención, lo agarró y recordó "¡Mamá, mira! Papá, me enseñó a hacer este adorno. Dijo que te lo regalara para navidad. Yo le pregunté, que qué te iba a dar él y me dijo que era..."

   Su remembranza fue interrumpida por un golpe a la puerta:

   "¡Mamá, feliz navidad!

 

PERSEVERANCIA

Virginia González Dorta (España)

Celebrarían la Navidad, de eso no cabía duda, por nada del mundo iban a suspender un acto en el que toda la parentela llevaba décadas reuniéndose. Aunque los hijos, las nietas, las hermanas o los tíos estuvieran lejos, siempre hacían lo imposible por encontrarse en la antigua casa de su infancia, con numerosas habitaciones, techos altos y frío colándose por las rendijas de las puertas.

   Les costó organizarlo, pero lo llevaron a cabo siguiendo las normas estrictas de sanidad. Cada persona en una habitación, varias en los pasillos, otras se repartieron por los baños, en la bodega, el vestíbulo, la biblioteca, la tronja, el zaguán, el cuarto de aperos.

   Alejadas, tomaron una copa de cava, unos trozos de turrón y otras fruslerías navideñas. Con mascarilla y comunicándose por el móvil o la tableta, entonaron villancicos. La pandemia no iba a acabar con la tradición más acendrada de aquella familia.

 

RECLUIDOS

Norma Yurié Ordóñez (Guatemala)

Durante las noches, cuando estoy aburrido le insisto a la abuela que me muestre su esfera navideña. Aunque la casita que se encuentra adentro está oculta entre la nieve, en una de las habitaciones distingo una pequeña luz. Mientras amanece los transeúntes observan a través del cristal, cómo la abuelita sostiene la réplica en miniatura de nuestra casa.

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