Espejito, espejito
Todos creen que es la más engreída
porque se mira en cuanta superficie reflejante encuentra a su paso. Se
mira en los espejos de su casa, en los de las petacas de rubor de las
perfumerías, en los de los baños públicos, en los retrovisores de los autos.
Nadie cree que no es delectación
sino peregrinaje.
Se mira en las siluetas que le
devuelven las vidrieras de los comercios, en los ventanales de las casas, en
las paredes transparentes de los supermodernos edificios.
Nadie cree que no es obsesión sino
una pregunta recurrente.
Se mira en sus poses, registradas en
las pantallas de las cámaras de seguridad, en las de los teléfonos celulares y
en las de las webcam.
Nadie creería que ya no quiere verse
más. Se ha mirado en los papeles aluminizados de los regalos que da y recibe,
en las cacerolas de acero, la retrataron sus voluminosos aros de plata,
atravesó el jarrón con el agua de las flores. Sólo le queda la cara de la luna.
Pero
cuando llegue hasta allí, su rostro no será el mismo y seguirá sin encontrar lo
que no se le ha perdido.
Las hijas de la lágrima
Una lágrima es el mundo, entre la cima y la caída no hay
apogeo, amor-odio, aventura o resurrección.
Una lágrima resbala entre los ojos tristes, mercuriales, se
hamaca en la bruma del dolor y la emoción hasta que, atenta a su sino de nube,
estalla contra su propia esperanza y se desvanece en mil diamantes invisibles.
Una lágrima es puro presente, borra la memoria, cancela el
mañana. Cuando asoma anula la visión, no hay más espejos, ni reflejo ni
otredad.
Pero la lágrima nos engendra como a un nuevo ser, es la placenta de una misma que se estrena en cada llanto.
Del aire y sus alrededores
Según la RAE en su primera acepción, el suspiro es una aspiración fuerte y prolongada
seguida de una espiración y acompañada a veces de un gemido.
Su etimología
regala el eco antiguo del viento que tiembla entre las hojas de los árboles de
un bosque. Del latín, suspirĭum
connota con precisión l´air du temps,
es la palabra que perfuma la pena, el ansia o los deseos escondidos.
Escuché suspirar en
todos los tonos que acuna el arco de un violín y con ese material elaboré un
catálogo. Los suspiros de amor son los más huidizos, ya los versificó Rubén
Darío escapando de una boca de fresa. Hay suspiros por amores imposibles, por
los posibles, por los que no fueron y por los amores contrariados.
Registré los
suspiros que arranca la espera, los trenes que parten, el dolor que se paga por
las vidas pasadas, las heridas incurables y las cicatrices profundas. También
hay suspiros de alegría y placer pero ¡no confundir! en el fondo de la
exhalación festiva palpita la memoria de un estremecer original.
¡Hay tantos más en
el listado! Yo misma suspiré por muchas de las causas que menciono y por otras
que no me atrevo a confesar. Hasta se me ocurrió pensar que el suspiro tiene
afinidades innatas con el haiku y la microficción porque invita a una honda
bocanada de puntos suspensivos…
Pero la síntesis perfecta la escuché de parte de mi abuela. Ella decía que el suspiro es aire que sobra por algo que falta. Ni el bueno de Lacan podría haberlo dicho mejor.
Noche freudiana
Anoche en la cama éramos diez. Mientras nos desvestíamos comenzaron
a aparecer nuestros hijos, en dulce montón; después los nuevos vecinos, tan
bellos como exitosos. Bajo de la cama ya estaban los hijos que no tuvimos, tu
jefe, un conocido actor de Hollywood y una bailarina de caño.
Anoche en la cama éramos seis. Con las primeras caricias asomó
mi padre con gesto adusto y mi madre con aire ausente; al rato llegaron los
tuyos, silenciosos y amenazantes.
Anoche en la cama éramos cuatro. Cuando el gozo era infinito,
montaba con el hombre de mis sueños diurnos al tiempo que en tu barba se
enredaban los pelirrojos cabellos de tu alumna.
Me gustaría decir que anoche en la cama éramos tres: tú, yo y la luna. Pero eso solo sucede en un poema de Octavio Paz.
Prehistórica
Fuiste el hombre de mis sueños hasta que empecé con los desvelos. Ahora al despertar a tu lado en mitad de la noche temo que el dinosaurio todavía esté allí.
Tapado y presente
Cada uno tiene los enemigos internos
que se merece. Los míos son como las capas delgadas y translúcidas de la
cebolla, se hacen gorditos cuando están juntos, si no son fáciles de combatir,
no cuesta nada.
Los hago bailar la danza de los siete velos y me hace gracia ver como se les cae una tela, y otra y otra. Aunque nunca llego al corazón verde y fresquísimo. Sé que están ahí en mi centro. La cebolla soy yo.
La ciclista
La vida fluye mientas pedalea. La
siente entre bocanadas del aire de afuera, que le sopla las mejillas y el aire
de adentro, que acompasa su corazón. Entre las piernas, en su baile de rodillas
arriba-abajo, como en nado vertical.
Le parece que vuela o flota. Se cree amazona en su caballo de metal . Sabe
de su pericia en el manejo, del equilibrio justo y necesario para esquivar una
piedra, un pozo o una distracción callejera.
Mientras pedalea se le aguzan los
sentidos, y un enorme tercer ojo le ocupa toda la cara. Polifema andante se
sabe. Se enorgullece de sí, le inunda el pecho la confianza y regala al sol un escote generoso.
Disfruta brisa, luz, camino.
-
Me encanta y esto es suficiente- se dice.
Y entonces, no necesita llegar, porque
entiende que el movimiento es perpetuo, como una felicidad liviana.
Sandra Bianchi (Buenos
Aires, Argentina). Es Profesora en Letras, docente, escritora, crítica
literaria, editora y gestora cultural. Es jefa de edición en Ediciones
Santillana Argentina. Se dedica al estudio y difusión de la
microficción. Además de escribir artículos críticos y prólogos, ha
elaborado las antologías Arden Andes. Microficciones
argentinochilenas, La pluma y el bisturí, Cartón
lleno I y II y la versión argentina de ¡Basta!
cien mujeres contra la violencia de género y ¡Basta! cien hombres
contra la violencia de género (en colaboración). Es creadora de ciclos
y acciones diversas de promoción de la microficción. Produjo el
documental Los juegos peligrosos. Una conversación con Luisa Valenzuela
sobre microficción, lenguaje y creación (2009). Sus
microficciones están publicadas en antologías nacionales y extranjeras y en
publicaciones digitales.
3 comentarios:
Vuelo poético y profundidad de contenido.
Gracias por leer y comentar. Saludo cordial.
Gracias Nanim por tus palabras, recién veo este cometario. Abrazos.
Publicar un comentario