El tren de las seis
A las seis de la
tarde cruza la llanura el último tren del día dejando una estela blanca, que se
diluye cerca del suelo. Una muchacha, delgada y pálida, espera junto a su
valija. El tren pasa puntual, como siempre, y la devuelve a los brazos de
su madre, temblorosa y sucia de recién nacer. Yo puedo verlo todo desde un
orificio en la pared. Su madre, casi niña, viste de blanco y tiene el pelo
suelto y enmarañado. A la pequeña no puedo verle la cara. Juntas escuchan el
traqueteo del tren alejándose. Una estela blanca se diluye cerca del
suelo. Pero no pueden verla.
Carta a orillas del Pacífico
Desasimiento
La travesía de Alicia
La casa de Neauphle
Un aroma a rosas me
invade y me detengo apenas abro la puerta. Ella está sentada en uno de sus
sillones de mimbre junto a su mesa de escribir. Dice, sin mirarme, pero
sabiendo que estoy ahí: "En esta casa nunca se tiran las flores. Se
secan allí, en los jarrones". Y se queda en silencio. Ausente como
si ya no estuviera.
Estoy en la mansión
de Neauphle. En la sala llena de luz que viene del parque y se recoge en los
rincones. Hay varias mesas, sillones, mantas, almohadones. Hay jarrones con
flores secas como un herbario extravagante que se refleja en los espejos o se
refugia en los rincones. Hay libros apilados, aquí y allá. Lámparas. Muchas lámparas
con sus pantallas de distintos tonos. La sala tiene varios lugares para el
recogimiento y la escritura. Ella dice: " Se escribe lo desconocido".
Y luego de una pausa, como si lo dijera para sí misma, "La escritura llega
como el viento".
Cuando escucho su
voz la siento como a su escritura. Como el vaivén incesante de las olas o como
un vals ejecutado en un solo de piano. Giros y contra giros. Flujo y reflujo
del mar.
Ella dice: "todas
las mujeres de mis libros han habitado esta casa"
Pienso en las mujeres
de Marguerite, que son una y la misma. Escritas con eso desconocido que la
habita. Y con otras mujeres que ha conocido y que hubiera querido ser. Como Lol
V. Stein. "Yo hubiera querido ser ella", dice.
La miro. Quisiera acercarme y descansar mi cabeza sobre su regazo. Pero no puedo hacerlo. Ella murmura cosas que ya no alcanzo. Algo de ese amor desmedido que siente por su hermano pequeño. Un amor que le hacía desear la muerte. Algo de la niña descalza que corría por el bosque. Siento que ya no puedo quedarme. Ella ha regresado al Mecong. A la casa de la infancia donde conoció la desolada intemperie de su madre. El amor y la muerte.
San Salvador de
Jujuy, 14 de mayo de 2020
Invocación
Me temblaban las
manos y no podía pensar. ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Es que acaso
merecía tal ofrenda? ¿O todo era una emboscada del deseo?
La brisa del jardín
abrió levemente el postigo de la ventana y una mariposa blanca giró y se posó
en mi mano. La misma mano que traza con letra minúscula y vacilante tu nombre,
querida Emily.
Algo se ofrece
como una oscura dicha
Cuando despertó se sintió libre del dolor
que la sometía. Liviana. Con los huesos huecos y con pozos de aire como los
pájaros. No supo dónde estaba, pero una puerta se abría al final de un largo
pasillo. A medida que avanzaba la puerta se desdoblaba en otras puertas. Pero
ella, cada vez más ingrávida, no dejaba de acercarse. Sólo quería mirar del
otro lado. Había buscado tanto aquel jardín, sólo entrevisto en sueños, que ya
nada la detendría.
LA AUTORA
Nélida Cañas: Nació en la plenitud de la llanura, al sur de la provincia de Córdoba y vivió por 25 años en el valle de San Salvador de Jujuy.
Ha publicado en poesía: Cifras del misterio (1998), Sitial del vuelo (1991), Animal de lo desconocido (1997), Jaurías del alba (1998), Dibujo de mujer (1999), El agua y la greda (2001), Una palmera en el fondo del cielo (2004), Opus lunar (2007), Mariposas de Pekín (2012).
En narrativa: De este lado del mundo (1996), Breve cielo (2010), En la fragilidad de los días (2013). Intersticios (2014), Como si nada, Macedonia Ediciones (2018), De nunca acabar, Macedonia Ediciones (2020), en imprenta.
Integra numerosas antologías, entre
ellas Poesía del Noroeste argentino, S.XX (2004), El límite de la palabra
(2007), Monoambientes (2008), El microrrelato en Jujuy (2012) y Microrrelatos
del Noroeste argentino (2013).
Integra el proyecto Microlee desde el
2018.
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