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jueves, 7 de noviembre de 2019

(46) EMILIO DEL CARRIL

(46)EMILIO DEL CARRIL




LA MUJER SIN ROSTRO

Por haber amado tanto, se había quedado sin rostro. En un comienzo caminó con la cara escondida entre mantos y turbantes, pero se sentía excluida del mundo. En una ciudad lejana, consiguió a un alquimista que le preparó una pintura especial. Al maquillarse con ella, todo cambió. Algunos sonreían al verla, otros mostraban perplejidad y asombro. Si bien es cierto que muchos huyeron despavoridos, otros intentaron besarla. Desde entonces, no pasa desapercibida. Ahora disfruta de esa fama que hace que todos quieran conocerla. Sobre ella se ha creado la leyenda de la Mujer Espejo. En general, todos la aman; todos menos los vampiros.



EL AHOGADO MÁS HERMOSO DEL MUNDO

Las corrientes trajeron hasta la orilla de la playa el cadáver del ahogado más hermoso del mundo. Los pescadores lo llevaron al pueblo para darle cristiana sepultura. De inmediato, las mujeres se enamoraron con locura de él. Algunos hombres lo odiaron por eso; otros, también sucumbieron a sus encantos, abandonaron a sus esposas y le profesaron amor eterno.Sus adeptos buscaron la forma de resucitarlo. De vuelta a la vida, solo causó problemas por ser en extremo infiel, manipulador, arrogante y despiadado.Un grupo se reunió para detener sus atropellos. Entramparon al resucitado más hermoso del mundo una tarde cerca de un acantilado. Lo apedrearon hasta que dejó de respirar, luego tiraron el cuerpo mar adentro, para que las corrientes se lo llevaran lejos; esta vez, con la cara desfigurada y el cuerpo convertido en un espanto.


DESPUÉS DE LA TORMENTA

Corrió a la playa y lo encontró ahogado en la orilla, cubierto de algas magenta y de grumos de sal. No gritó. Los de la aldea estaban rescatando las pocas pertenencias que el mar y la tormenta no les habían quitado.Con un silencio similar al de una procesión, lo arrastró con cuidado hasta el lugar donde había estado su cabaña. Con una red que encontró en una palma, atrapó algunos peces mágicos. Con cuidado les sacó las escamas doradas para luego zurcirlas en la piel de su amado. Al final recitó un antiguo sutra en sánscrito, mientras le cocía unas aletas. Lo llevó a la orilla, allí lo colocó sobre las aguas, ahora mansas. Él flotó con el sargazo integrándose al mar. En la vera se quedó ella en espera de que el tiempo la transformara en sirena o en piedra.De pronto, se escuchó el sonido de un viento suave, que traía consigo el murmullo que se esconde en los caracoles. El sol trazaba un caminito dorado hacia el horizonte. La tranquilidad de las aguas se interrumpió por el aletazo de un hombre- pez que se sumergía en las profundidades sin recordar lo que había sido antes.

AIRES DE INDEPENDENCIA

Cansada de tantos atropellos, la mejilla izquierda le dijo a su homóloga: «No importa lo que él haya predicado; en adelante, resuelve tus problemas sola».



AHORA CORRO POR MI VIDA

Un día mi tío apareció con un Sartyo. Era pequeño, peludo y con un enorme ojo azul. Me lo puso en las manos y dijo: «Júrame que lo vas a sacrificar cuando cumpla diez años». Accedí. En ese tiempo yo tenía quince años y hacer promesas era fácil. Anoche terminó la década. No tuve fuerzas para matarlo.Hoy el animalito amaneció muy extraño. Su suave pelambre se ha transformado en espinas; sus pequeños dientes, en colmillos. Ha crecido mucho.Nunca pregunté qué tipo de ser mitológico era un Sartyo, pero he descubierto, de la peor forma, que cuando cumplen diez años se vuelven carnívoros y prefieren, sobre cualquier cosa, la carne humana.



LA PITONISA

Ella puso los ojos en blanco y le dijo:—El fin del mundo se acerca.Él se sintió consternado por la noticia e insistió en que le dijera cuándo ocurriría. Ella hizo mutis, mientras se esforzaba para darle una buena contestación.—La semana que viene... —dijo algo trémula e insegura.Aterrado, él se enclaustró en su aposento y no salió por siete días. Cuando terminó el plazo, se puso a evaluar lo sucedido. Concluyó que la adivinadora era una farsante y que en adelante no recomendaría sus servicios. Entonces, se acicaló y salió. Un peculiar olor a azufre le llamó la atención, pero rápidamente obvió el tenue hedor y se entregó a disfrutar de las divertidas calles de Pompeya.



VOZ DE ULTRATUMBA

No me llamo Lázaro, pero también resucité cuando a él lo llamaron. Aunque he gritado constantemente por varios días, nadie ha respondido mi llamado urgente. He perdido la esperanza de que me rescaten de esta tumba, cuya piedra no puedo mover. Aquí reina la oscuridad y la nada. Regresar a la vida conlleva morir dos veces, y la segunda puede ser peor que la primera.



MI MUJER NO ME HABLA

En el libro de los hechizos, las páginas pares tenían un hechizo perverso y las impares el antídoto para deshacerlo. El hombre, cansado de las constantes peleas de su mujer, efectuó el hechizo de la página 82 («Conjuro para acallar a parlanchinas incorregibles»). Después de realizarlo, ella quedó muda. No hubo médico que pudiera ayudarla. Al pasar varios meses, él sintió nostalgia de escuchar un nimio ‘te quiero’ de ella. Consultó el libro, pero, por algún motivo desconocido, la página 83 había sido arrancada junto con las páginas 140 y 141; en las que se explicaba el hechizo (y el antihechizo) para convertir a un esposo maltratador en salamandra. Cuando cerró el libro, la vio asomarse por la ventana con una jaulita y una sonrisa perturbadora.



EL AUTOR


EMILIO DEL CARRIL 


Puerto Rico (1959). Escritor. Fue coordinador de la Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón en Puerto Rico. Ha trabajado como tecnólogo médico durante más de veinte años. Algunos de sus cuentos han sido incluidos en las antologías Los otros cuerpos y Salta que salta. Ha publicado trabajos en diversas revistas literarias. Se especializa en diseñar y dictar cursos de auto-publicación, novela corta, minirrelatos, memorias y cuento. Su primer libro, 5 minutos de para ser infiel, fue éxito de ventas en librerías de su país. Actualmente trabaja arduamente en los detalles finales de su disertación doctoral y se mantiene activo como profesor de narrativa. Su nuevo libro En el reino de la Garúa, utiliza la técnica del metarelato para crear un libro de microcuentos.


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