(26) Microcuentistas mexicanas I
VÍAS
Azucena
Franco
En una época los durmientes
fueron muy importantes y de gran valía en el mundo, todos formados en fila,
tenían un enorme trabajo: sostener el pesado ferrocarril que, a largas
distancias, trasladaba pasajeros, combustibles, mercancías.
Aunque eso había sido mucho
tiempo atrás. Pasaron décadas sin que ninguna locomotora los transitara.
Apacibles, recordaban que el trabajo realizado, lo habían hecho con el gusto de
colaborar con las necesidades humanas y las del planeta (porque, para todo lo
que se lograba transportar con el tren, el desperdicio arrojado era mínimo).
Una tarde aquellos maderos, por
primera vez, se sintieron atrapados, cayeron en la cuenta de que una vía los
aprisionaba, al haber perdido su razón de ser, decidieron liberarse. Aunque les
costó un gran esfuerzo, poco a poco fueron sacando los grandes tornillos que
los ataban al cinturón de fierro. Al rato estaban todos descansando en el
campo, desperdigados, tomando el sol. Los durmientes, al fin libres, siguieron
durmiendo.
ANGÉLICA
SANTA OLAYA
MIÉRCOLES
DE CENIZA
-Ven mañana a las seis. Manolo
se fue de su casa. Necesito un monaguillo. Susurró el sacerdote acercando sus
gruesos labios a la oreja de Juan.
-Polvo eres y en polvo te
convertirás. Añadió en voz alta y estampó en la frente del niño el sello con
las cenizas, aún tibias, de Manolo.
TERCERO,
NO ESTORBAR
Cuando el lobo vio al cazador
le dijo: "¡Qué escopeta tan grande tienes!"... y el cazador
respondió: "Es para comerte mejor"... Caperucita, decepcionada, tomó
su canasta y salió...
DIA
DE CAMPO
Crista
Aun
Los niños corren por el bosque,
juegan a perseguirse, fingen que vuelan. Algunos se tumban en el césped y
descubren figuras en las nubes, otros trepan árboles e imaginan que viven en
las copas; cantan e inventan historias de piratas y criaturas fantásticas. Todo
en el paraje invita a la dicha, a olvidarse del mundo real, a disfrutar la
maravilla que representa la infancia, todo, menos el “clic” que los trae de
vuelta a la realidad, el sonido metálico y paralizador que se escucha cuando
detona una mina enterrada.
DE
SANGRE AZUL
Judith
Castañeda Suarí.
Voy a limpiarlo en cuanto acabe
de pintar el cuarto, dijo después que los vecinos señalaron el camino de
huellas azules a medio patio, la brocha todavía goteando pintura. Por la noche,
más de tres Pegasos nacieron de esas huellas y abriendo unas alas ultramar, se
perdieron en el índigo del cielo.
FOTOGRAFÍAS
Adriana
Azucena Rodríguez
La costumbre de fotografiar a
los muertos terminó cuando éstos comenzaron a sonreír, a guiñar el ojo y hasta
a mandar besos a la cámara. Dos hermanos que tenían fama de bromistas, muertos
el mismo día durante un derrumbe, tuvieron el descaro de ponerse, uno al otro,
una ridícula seña con la mano que simulaba unos cuernos. Y como para los vivos
la muerte es cosa seria, la costumbre desapareció y, ocupó su lugar la de
cubrir los espejos con sábanas viejas, para así evitar que los difuntos se
acicalaran antes de posar para una foto que siguieron reclamando durante
algunos años.
UNA
OCASIÓN ESPECIAL
Paola
Tena
La anciana fumaba en el balcón porque su
marido no soportaba el olor a cigarro en las habitaciones. Seguía haciéndolo en
el balcón a pesar de ser viuda desde hacía diez años, porque si fumara dentro
sería como un dejar ir al amado esposo y empezar a olvidarlo. Un día tocó a la
puerta una rubia con cara de mal agüero y cuerpo de nube negra.
-¿Está don Pedro?
-¿Qué quería? - contestó recelosa la
anciana.
-Soy su hija.
A la deriva en el soponcio que le dio
escuchó la historia de la rubia. Su madre se había negado toda la vida a
revelarle dónde encontrar al padre y solo le dijo su nombre. Ella le escribió a
todos los Pedro Pérez que conocía, sin obtener respuesta. Solo en el lecho de
muerte la madre le confesó cuál de esos Pérez era el suyo. ¡Mi marido se
llamaba Pascual!, dijo por toda respuesta cuando le cerraba la puerta en
las narices a la rubia. Entonces se sentó en la mecedora de su Pedro, encendió
un habano que guardaba para una ocasión especial y empezó a fumarlo poco a poco
dando largas caladas, mirando entre las volutas de humo el rostro difuminado de
su ahora bien difunto marido.
3L
Nu3v0 Evang3l10
Marcia
Ramos
En aquellos tiempos, los robots
recorrían las calles sobre caballos robustos mientras tocaban sus cornetas y
quemaban a todo científico que buscaba dar la cura a la ignorancia. Los seres
humanos idiotizados miraban el reloj esperando el apocalipsis mientras los
alacranes consumían sus carnes y los mares arrasaban con los árboles. Las
sirenas solo miraban complacidas el exterminio de los hombres.
LAS AUTORAS
AZUCENA FRANCO
Nació en la Ciudad de México. Es Maestra en
Literatura Latinoamericana por la Facultad de Filosofía y Letras. Ha
participado como ponente en temas literarios en congresos nacionales en la UNAM
e internacionales en Tenerife, Berlín, Valparaíso, Bogotá. Es autora de Corpus
cantus, colección Minotauro núm. 5, La tinta del silencio, además de haber
publicado cuentos y minificciones en una docena de antologías.
CRISTA
AUN
Culiacán, Sinaloa. México.
(1971) Lic. en Educación. Ha publicado cuento y minificción en diversas
antologías y revistas literarias. Su obra también aparece en la Antología
Virtual de Minificción Mexicana y en la Antología Internacional de Minificción
Piedra y Nido. Primer lugar Microcuento GDLee 2015. Mención especial en el I Premio
de Ciencia Ficción Fahrenheit 2015. Primer lugar Encuentro de Minificción Raúl
Aceves 2017. Finalista del II Certamen Nacional de Cuento Nada que fingir 2017.
Tercer lugar de III Certamen Literario Internacional Pretextos por Escrito
2017. Finalista del II Concurso Internacional de Cuento Breve Todos somos
migrantes 2017. Fue seleccionada en el Programa de Publicaciones 2018 del
Instituto Sinaloense de Cultura, para la serie Ex Libris, en la categoría de
cuento, con la obra “Madre en llamas” (2019). Mención honorífica en el Concurso
Nacional de Creación Literaria 2018
ANGÉLICA SANTA OLAYA
1962, ciudad de México, poeta, escritora, periodista, dramaturga, historiadora y maestra de la ENAH y de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva egresada de la UNAM, ENAH y Escuela de Escritores SOGEM-XXXV. Becada por el CONACYT para la Maestría en Historia y Etnohistoria. Primer lugar en dos concursos de cuento breve e infantil en México (1981 y 2004). Segundo lugar V Certamen Internacional de Poesía "Victoria Siempre 2008" (Argentina). Encuentros literarios en México, Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, Emiratos Árabes Unidos, Cuba y España.
Publicada en numerosas
antologías latino e iberoamericanas de ensayo, minificción, cuento, poesía y
teatro así como en diversos diarios y revistas nacionales e internacionales en
América, Europa y Medio Oriente. Autora de una docena de publicaciones propias
de poesía, cuento, minificción y novela. Libros: Habitar el tiempo, Miro
la tarde, El Sollozo, Dedos de agua, Aprendizaje del Aire (traducción), El lado
oscuro del espejo, Árbol de la Esperanza, Sala de Esperas, De Leyenda, Rumor de
Arcilla en Texturas Poéticas, 69 Haikus, Bajo la Sombra del Encino y Feisbuqueo
luego existo. Revistas: Alforja, Siempre!, Navegaciones Zur, El
Universo del Búho, Solar, Plan de los pájaros, Yuku Jeeka, Gaceta Literal, El
puro cuento, Parteaguas, Carajo, Fórnix, Letras en rebeldía, Registro, Nord
Literar, Panorama da Palavra, Archipiélago, Quimera, entre otros.
Su libro 69 Haikus fue
el primer libro de literatura mexicana presentado y difundido en Emiratos
Árabes Unidos en 2015. Jurado de importantes concursos de poesía nacionales en
México. Participó del Primer Recital Hispano-Árabe de Poesía de la Feria
Internacional del Libro de Abu Dhabi 2015 y del evento internacional Poetic
Heart 2015, Poesía por la paz, representando a México, en
Dubai. Homenajeada en 2015 por la Universidad Autónoma del
Carmen. Traducida al rumano, portugués, inglés, italiano, catalán y árabe.
JUDITH CASTAÑEDA SUARÍ
Ciudad de México, 1975. Técnico en química
industrial y alumna en los talleres literarios de Alejandro Meneses, Beatriz
Meyer y José Prats. Ha publicado en suplementos culturales de circulación
local, en la revista Crítica y en antologías de cuento y minificción
como Lados B, de Nitro/Press, Antología virtual de
minificción mexicana y Ráfaga imaginaria, publicada por la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Autora de los libros de cuento Dios
de arena y Aire negro.
PAOLA TENA
(1980, México). Pediatra es su
identidad “oficial”, escritora es su personalidad no tan secreta. Ha publicado
microcuentos en varias antologías y revistas dedicadas al género minificcional.
Ha sido ponente en sesiones de animación a la lectura e imparte talleres de
Escritura Creativa y elaboración de fanzines. Es autora de varios fanzines
relacionados con el mundo de la literatura. Las pequeñas cosas fue su primer
fanzine, que prestó su nombre al hermano mayor Las pequeñas cosas
(Ediciones La Palma, 2017), su primer libro.
ADRIANA AZUCENA RODRÍGUEZ
(México) es doctora en Literatura Hispánica
por el Colegio de México. Actualmente es profesora-investigadora de la
Licenciatura en Creación Literaria de la Universidad Autónoma de la Ciudad de
México. Ha publicado los libros de cuento La verdad sobre mis amigos
imaginarios (Terracota, 2008), De transgresiones y otros viajes (Samsara,
2012), Postales. Mini-hiper-ficciones (Fósforo, 2012) y La sal de los
días (BUAP, 2017). También es autora de textos de teoría y crítica: Coincidencias
para una historia de la narrativa mexicana escrita por mujeres (UNACH,
2016) y Las teorías literarias y el análisis de textos (UNAM, 2016).
MARCIA RAMOS LOZOYA
Nació
en Tijuana. Es Lic. Lengua y literatura hispanoamericana, Maestra en Educación,
estudió un Diplomado en Políticas Públicas de la Juventud y un Diplomado en
Creación literaria. Ha publicado en diversas revistas y antologías como
Antología de minificción mexicana, Antología de literatura hispanoamericana
¿Vamos al circo?, Antología de microficcionistas mexicanas: Las musas de lo
efímero. Tiene publicado su libro Las calles hablan y su más reciente de
narrativa Brevedades infinitas. Próximamente saldrá su nuevo libro Diles que no
nos vean
No hay comentarios.:
Publicar un comentario