> Letras Itinerantes: LETRAS ITINERANTES (14)

lunes, 17 de diciembre de 2018

LETRAS ITINERANTES (14)

Esta catorceava versión de Letras Itinerantes está dedicada al gran poeta antioqueño Luis Fernando Cuartas, al gestor, al amigo, al caminante, al conversador y ante todo al gran ser humano que habita la ciudad y estos versos. Toda descripción que se intente quedan cortas las palabras, dejemos que sea su poesía que no hable:




Balcón

La luna deja sus últimos jadeos, entre las nubes se asoma el sol despierto de luces encendidas
La luna se retira, en la noche apaciguó la carne, hizo temblar de auroras todas las palabras
En el balcón se asoma el día, dejando crestas de sombras en todos los tejados
La luna recogida después de una lluvia de besos  y una palidez nocturna
Sale de escena
Llega el sol despierto, alucinado, es el despertar de  todo
Hasta los sueños han viajado
Queda  el día, su rutina y su salario, su orden y su cotidiano acento
La Luna ya ha viajado, queda el sol que se asoma a la ventana.


Volcán de lunas ebrias

Arrastra con furia esa tentación de almas carnales y sencillas
Ese volcán de lunas ebrias desde tus raíces más seductoras y terrenales
No hay un dios que nos redima ahora
Ni un cielo por venir escondido entre el pudor
Mejor ser grotescos, libidinoso hasta los huesos
Lamer con insania todo el néctar que den todos los sueños
Nacer y estar naciendo creciendo de humedades y labios sonrientes en vertical presencia
Seguir la imantada sensación de estar entrando en el territorio prohibido
De tu cuerpo expuesto
Una senda única y profunda,
La húmeda región de tu caracola viva
Deseo insaciable de lamer tu cielo
Jugo de paraísos siempre humanos
Fiesta de lujurias sin dioses y sin amos .


La Noche

Tiemblan los pasos después de ingerir estrellas y algunos meteoros
Tiemblan las palabras y se vuelven inciertas las certezas
La noche arrastra a caudales cada sombra
Uno perdido entre callejones mudos
Uno deshilachado de horas y de vestidos magnos
Nada de herencia, nada de casa con luminarias sacras
Uno sale en la noche dando tumbos
Busca a tientas una cerradura mágica
Un eslabón para desencadenar una locura
Una escalera inmensa para tocar seno de luz entre tiniebla y beso
Uno sabe de la noche cuando sale de la casa
Hay una hoja cubierta de escarcha y manchada entre la calle
Una cicatriz de alma que nos llama, un deseo que derrumba puertas
Un abrazo aplazado en un zaguán
Hay en la noche un lugar donde el afán se aquieta
Un derrame de flores sobre un asfalto húmedo
Dos seres acurrucados contándose sus besos.


Insectos

Están ahi tan cerca, como cuentos surrealistas nos observan
Son de miles de patas y de estambres grotescos y risueños
Son de ojos de celdas y de libres conjeturas sobre el sueño
Zumban y cantan su idioma de siglos asomados en el coro fantástico de
Un balcón sin nombre
Entre las hierbas frescas y el desorden mundo
Cloaca infecta, rodar de cielos rotos, arbustos que hablan y pelos de alambre
Que conversan
Estan ahí presentes, son ángeles caídos en desgracia
No se les ve el cielo
Pero existen entre la miel del  día y la picazón nocturna
Insectos que nos acompañan desde siempre
Nuestra otra alma cantora
Nuestro secreto invitado, nuestro Kafka en la aurora
Nuestro escarabajo con su Hércules a cuestas
Nuestra hormiga sabia, nuestro moscardón verde
nuestra mariposa negra, premonitoria falena
su presencia es viva y siempre está en los sueños.


La princesa del agua

Un pequeño poeta convive en la cabeza de una niña
Es un ser lavado de mentira y mojado de ternuras nuevas
Su cómplice de aguas, el nido de la Princesa
La niña de las corrientes y de las canciones que navegan
Su amigo, el poeta arbóreo, la acompaña en sus baños diarios
Sumergidos ambos auscultan la profundidad de las preguntas
La complejidad del universo
El rumbo de cada una de las estrellas
El amor de las aves y el perfume de las flores
Ambos son hijos del agua
Ella, la princesa, vive sumergida en vientos y aguas frescas
Es un ser anfibio entre lo humano y la serpiente
Ser de los riachuelos y de  las bellas fuentes
Él,  un simple poeta mojado, la acompaña para verter sus cantos
En aullidos sin sombra, en poemas frescos
En gotas de luz entre las aguas limpias.


Una mancha azul por el Atrato

Vuela una mancha azul por los frondosos ríos
Es un batir insigne, permanente, dulce labor entre las aguas
Un tronco pútrido navega silencioso
Algunos pájaros ascienden en sus vuelos
La gran serpiente se desliza entre las aguas
Un lejano tambor se siente en lejanía
Piedras rojas de cobre y oro fulguran en las playas
La mariposa azul visita un árbol gigante
Un anciano árbol donde se asoman los últimos vestigios de la tarde
Mariposas en su viaje permanente envejecen en sus vuelos
Renacen, se multiplican, se confunden en el aire
Incontables voces azules  volátiles y dulces
Mar de alas que resaltan sobre la misma selva esmeralda y roja
Una mariposa azul no hace un cielo
Más las que he visto volando son ángeles
Que llegan desde un manglar de nubes.  


Plasma Universal

Las células se mueven en un plasma universal
Todos somos ese gran tejido
Tú, eres parte de esa gran colcha de astros
Parte de ti está  en mí, en el bosque
No existe un lugar independiente que
No este pigmentado por nuestras presencias múltiples
Tú, eres astro, luciérnaga diminuta
Gata o esfera, roca o nube
Somos juntos humanidad que crece
Milagro maravilloso de existir.


Astro ciego

Delgada línea de un astro ciego
Que ha pasado desnudo por las praderas del sueño
Así, rápido se ha consumido
Como la lluvia que ha cesado
Ahora todo parce ser un hilo invisible
Un tejido de órganos suspendidos
Un abrazo entre la sombra
Una lejanía que reverdece en una hoja
Toda tu desnudez expuesta hacia la luna
Ligera como un sorbo de nubes
Que se apura entre  los labios de un instante
Negro que alumbra en lejanía
Así y todo
He amado la piel de tus presencias cuando
Enlutan los misterios de un orgasmo en una sábana de luz
Algo parecido a una lámpara que encandila y nos deja ciegos
En un lugar sin nombre
Hambre es la palabra, hambre voraz ante un plato de silencios
Contemplado con el  tenedor sin dientes
Hambre sólo eso, algo insaciable que se ofrece para ser consumido en
Mil esferas, dulce sueño  sin retorno
Inverosímil fuego que ha incendiado mi locura.


Beber

La luna se ha caído sobre un milagro de lluvia
Una gotera salpicada de locura
Arrastra la longevidad hasta el  desespero
Nos volvemos jirafas estirando cuello para ver el cielo derretido
Estamos en la noche solos
Nadie viaja por los caminos de la selva
Sólo fantasmas habitan esa escena de mariposas negras tendidas sobre el césped.
La Luna, esfera mágica, ruda silenciosa sobre ese cielo sucio de los días
Como animales quedamos esperando un poco de hierba fresca
Para alimentar el huerto lleno de surcos en donde han quedado
Nuestros huesos
Nadie nos ve, somos solitarios sobre esa bóveda de angustias
Volveremos a buscar la compañía de los astros
A hurgar en el suelo los resquicios lunares
Donde toda locura yace cansada de esperar un nuevo amanecer
Sin las fogatas del amor exhibidas impúdicas en una selva de incógnitas
Somos solos, urge salir a buscar donde pastar con las estrellas. 




LUIS FERNANDO CUARTAS ACOSTA

Poeta y ensayista, historiador de la Universidad Nacional Sede Medellín, director de “Taller de Luna”, programa radial de la misma entidad dedicado a la literatura y a la difusión cultural, y coordinador del taller de literatura “De la Tierra a la Luna, paisajes poéticos, geografías imaginadas”. Ha publicado en el Diario del Caribe, en el suplemento de El Colombiano, en Vanguardia Liberal. Textos aparecen en la antología de POETAS EN ABRIL, de Luz Eugenia Sierra. La revista DUNGANON público un plaquet con textos de Jonn Sossa, Jesús Rubén Pasos, Carlos Bedoya, Raúl Henao y Fernando Cuartas, dicha revista es de Suecia. En la revista francesa OJO DE AGUIJON, aparece una antología de poemas. (Revista francesa, 1989) Entr (14) poemas Luis Fernando Cuartase sus obras se destacan De los días sin fecha, Noticia, Pez y anzuelo, un encuentro cruel, Poeromas.