ESPECIAL DE POETAS DE ANTIOQUIA, COLOMBIA.
En esta nueva entrega de Letras Itinerantes presentamos cuatro voces de la poesía de este bello departamento colombiano, tierra de gran Tradición Poética y Literaria. Es la primera y vendrán unas próximas.
ELVIS
PRESLEY (Último concierto)
ELKIN RESTREPO
Pero todo
pasa y me borra como un sueño profundo.
La noche,
afuera, está espesa y blanca bajo el miedo de las estrellas
y, en la
quietud informe de la casa,
siento que
algo se agota, que ya no hay tiempo,
que algo en
mí se va y ya no vuelve.
En habitación hay una televisión encendida y
En habitación hay una televisión encendida y
los
sirvientes tienen la orden de dejarme solo y yo, gordo
y apestoso, me muevo de aquí para allá, torpe como
una marioneta.
Como un enfermo
lúcido, necesito no pensar, ensordecerme, huir, huir.
Ah, qué días desdichados estos en qué, como un
bicho,
reviento y me desintegró, y la noche no es cálida,
como una bocanada de marihuana
y Tampoco trae descanso ni sueño.
Aún siento,
sobre mi alma, la luz de cien reflectores,
el
loco bullicio, mi voz arrinconada en la locura,
mis venas tensas
como hilos de guitarra.
No, no hay
descanso;
mi vestido tiene tantos brillos como la noche, mi pañuelo
anudado al cuello, del color de un pueblo polvoroso
en la infancia, mi sonrisa ondea como una bandera
izada
en otro mundo, mis cabellos caen, por un instante,
en la muerte.
Por un instante, mis ojos entrecerrados me hacen
desaparecer
y la oscuridad me colma, me alivia como un bálsamo.
Con lentitud, absorbo un trago de whisky, mientras
afuera
cambia el mapa inextinguible de la noche y una brisa
refrescante sopla sin más y una luna redonda se
apoya
sobre mis nervios.
Abajo, en
el garaje, está mi auto reluciente, bello como
el oro de
las arcas de mi banco,
como mi ex mujer en un día de cumpleaños,
como mi ex mujer en un día de cumpleaños,
como una
canción recién escrita.
Ahora he desconectado
el teléfono y la música invade mi mente.
La música, honda
con el silencio que nunca tuve,
como una mañana de sosiego en el campo,
cómo una
iluminación.
Tuve lo que
siempre quise.
Pero, ahora
estoy más sólo que un comienzo.
No quiere
morir.
Busco
el color de una estrella.
A Heli Ramírez
ELLA…
LUIS
FERNANDO CUARTAS
Una ella
que camina sobre cogida entre encinas y senderos de bosque organizado
Una ella
que se asoma solitaria a buscar un mendrugo de sol entre las tardes
Una ella
que al salir sola alguien puede creer que es tan vulnerable como una pluma
Que cae
de un pájaro nocturno azotado por pedregones lanzados al azar.
Una ella
vestida de rojo, tinte bermejo de su corazón aislado,
Una ella
que llora en las horas donde nadie esté despierto para no mostrar su lágrima
extendida
Una ella
que ha vaciado todas las tormentas, para no sentirse fustigada por un orden que
muerde
Una ella
que se sabe valiente aún en las batallas por recuperar su nombre
Su
territorio de insomnios sus huellas después de las guerras donde han mancillado
su estirpe
Una
ella, migrante mariposa roja, ensangrentada de esperas
Una ella
que vuelve invicta a recuperar su sombra
Una
ella, loca y bella, que busca entre la
hojarasca su tesoro de vivencias
Una
poeta, ella, sólo ella mujer de fantástica presencia.
ABUELO
GUSTAVO ADOLFO GARCÉS
En las noches
por el
por el ruido
de tu
respiración
te
sabíamos
presa
de fantasmas
pero
los mediodías
te
llegaban
con un
calor dulce
y dormías
como un ángel
Con
quién sueñas
Francisco
ahora
que llevas
tantos
días de siesta
DEL ESCRIBA
JUAN DIEGO TAMAYO
Mientras escribo me escribo. Soy el que ha gastado horas eternas con la tinta de la noche para dejar en el papel del día la memoria de los hombres. He escrito sobre el desierto y cada punto final es un grano del mismo. Líquidas han sido las letras que del mar hablan y de angustia cada vocablo cuando del olvido se trata. Algunas veces soy la grafía distante que juzga. Otras, la letra que enaltece el amor. Casi nunca la que al hablar de lo justo se trata. En mí están todos los alfabetos y he ensayado horas enteras complejas caligrafías que me traen de incógnitos pueblos. Con sangre he escrito sobre cruentas batallas. He celebrado el triunfo de la muerte. He celebrado con la savia de los árboles de primavera la consagración de la vida. Soy la grafía estelar. La grafía de tantos y tantos tiempos que ya en ella me pierdo. He escrito epístolas de dolor, de rechazo, de sentencias. La más de las veces mi mano tiembla. En algunos momentos mi mano se solaza con lo que escribo y me siento como si acariciara una paloma perdida. He dado orden a obtusos pensamientos. He reordenado los astros y sus movimientos. He asistido a la asamblea donde hombres confabulan contra otros por el poder. La muerte me dicta también sus arbitrios. Oficiante de antiguos alfabetos soy en esta habitación en penumbra. Sólo el candelabro me acompaña y con su luz escribo un horizonte mejor para las generaciones futuras. Escribo ahora, poseso de las sílabas, escribo sobre la piedra del sacrificio. Así la escritura. La letra que me acompaña pule mi sangre como si de un diamante se tratara. Escribo con sangre, con la misma que he visto correr, como ríos de tinta, en las batallas, con la misma sangre que le he arrebatado al ocaso malva, con la misma con la que pondré punto final a estos folios con los que escribo mi vida.
LOS AUTORES
ELKIN RESTREPO
Mientras escribo me escribo. Soy el que ha gastado horas eternas con la tinta de la noche para dejar en el papel del día la memoria de los hombres. He escrito sobre el desierto y cada punto final es un grano del mismo. Líquidas han sido las letras que del mar hablan y de angustia cada vocablo cuando del olvido se trata. Algunas veces soy la grafía distante que juzga. Otras, la letra que enaltece el amor. Casi nunca la que al hablar de lo justo se trata. En mí están todos los alfabetos y he ensayado horas enteras complejas caligrafías que me traen de incógnitos pueblos. Con sangre he escrito sobre cruentas batallas. He celebrado el triunfo de la muerte. He celebrado con la savia de los árboles de primavera la consagración de la vida. Soy la grafía estelar. La grafía de tantos y tantos tiempos que ya en ella me pierdo. He escrito epístolas de dolor, de rechazo, de sentencias. La más de las veces mi mano tiembla. En algunos momentos mi mano se solaza con lo que escribo y me siento como si acariciara una paloma perdida. He dado orden a obtusos pensamientos. He reordenado los astros y sus movimientos. He asistido a la asamblea donde hombres confabulan contra otros por el poder. La muerte me dicta también sus arbitrios. Oficiante de antiguos alfabetos soy en esta habitación en penumbra. Sólo el candelabro me acompaña y con su luz escribo un horizonte mejor para las generaciones futuras. Escribo ahora, poseso de las sílabas, escribo sobre la piedra del sacrificio. Así la escritura. La letra que me acompaña pule mi sangre como si de un diamante se tratara. Escribo con sangre, con la misma que he visto correr, como ríos de tinta, en las batallas, con la misma sangre que le he arrebatado al ocaso malva, con la misma con la que pondré punto final a estos folios con los que escribo mi vida.
LOS AUTORES
ELKIN RESTREPO
Medellín (1942) Es poeta, narrador, dibujante y grabador. En 1968 ganó el Premio Nacional de Poesía Vanguardia, del periódico El Siglo con Bla, bla, bla. Es autor de los libros publicados: La sombra de otros lugares (1973); Memorias del mundo (1974); Lugar de invocaciones (1977); La palabra sin reino (1982); Retratos de artistas (1983); Absorto escuchando el cercano canto de sirenas (1985) La Dádiva (1991). Lo que trae el día (2000), La visita que no pasó del jardín (2002), Luna blanca (2005), Amores cumplidos (2006). Ha publicado los libros en prosa: Fábulas (1991) y Sueños (1993). Poemas y textos suyos han sido traducidos al inglés, francés, ruso, y hebreo. Publicaciones en antologías y revistas de México, Estados Unidos, España, Francia, Argentina, Venezuela, Alemania, Rusia, Israel, Cuba. Es Abogado de la Universidad de Antioquia, y Profesor Titular de Literatura de la misma Universidad. Con José Manuel Arango fundó y dirigió la revista Acuarimántima que tuvo amplia influencia y abrió espacios nuevos a la poesía moderna en Medellín y el país. Ha dirigido además, otras publicaciones similares como Poesía, Deshora, la Revista Universidad de Antioquia y la revista de cuento Odradek. Este año ha sido merecedor del Premio León de Greiff por parte de la EAFIT y la Alcaldía de Medellín.
JUAN DIEGO TAMAYO OCHOA
Poeta y docente. Licenciado en Lingüística y
Literatura (U. P. B). Magíster en Filología Hispánica. (Instituto de la Lengua
Española de Madrid) Ha publicado el libro de poemas: “Los Elementos Perdidos”
(Poemas 1986- 1998). Cofundador del Festival Internacional de Poesía de
Medellín. Ha sido invitado a diferentes Festivales Internacionales de Poesía.
Ha realizado diversos talleres de Poesía y apreciación Poética. Poemas suyos
han aparecido en las revistas especializadas de poesía: Prometeo, Misterio
Eleusino, Imago, Punto Seguido. Tiene inéditos los libros de poesía: Palabra
Espejo. Trazas del Bosque. A una Ciudad.
LUIS FERNANDO CUARTAS ACOSTA
Poeta y ensayista, historiador de la Universidad Nacional Sede Medellín,
director de “Taller de Luna”, programa radial de la misma entidad dedicado a la
literatura y a la difusión cultural, y coordinador del taller de literatura “De
la Tierra a la Luna, paisajes poéticos, geografías imaginadas”. Ha publicado en
el Diario del Caribe, en el
suplemento del Colombiano, en Vanguardia Liberal. Textos aparecen en
la antología de POETAS EN ABRIL, de
Luz Eugenia Sierra. La revista DUNGANON público
un plaquet con textos de Jonn Sossa, Jesús Rubén Pasos, Carlos Bedoya, Raúl
Henao y Fernando Cuartas, dicha revista es de Suecia. En la revista francesa OJO DE AGUIJON, aparece una antología
de poemas. (Revista francesa 1989) Ente sus obras se destacan De los días sin fecha, Noticia, Pez y
anzuelo, un encuentro cruel, Poeromas.
GUSTAVO
ADOLFO GARCÉS
Poeta nacido en Medellín.
Abogado de la Universidad de Antioquia y Magíster en Estudios Políticos de la
Universidad Javeriana. Ha publicado los siguientes libros: Libro de poemas, en 1987; Breves
días, en 1992, Premio Nacional de Poesía de Colcultura; Pequeño reino, en 1998; Espacios en blanco, en 2000; Libreta de apuntes, en 2006; Breves días (Antologia, 2010) Hasta el fin de los números, 2012; Una palabra cada día, 2015 y El muro blanco, 2018. Profesor de
Lectoescritura, de Literatura y Ciencia Política, en las universidades de
Antioquia, del Rosario y Javeriana. Coordinador de talleres en la Casa Silva. Se desempeñó como asesor de la Delegada para la Prevención en
Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos de la Procuraduría General de la
República.
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