Seres de luz
Los
abedules, no son plantas, son seres diminutos, quiebran en llanto cuando
escuchan a la lluvia, sobre todo, cuando hay truenos. Estos pequeñísimos amigos
transitan entre la vida y la muerte, son como entes que llevan información a
ambos mundos. En las noches, cuando todos duermen, se transforman en esferas
transparentes y transitan por calles, avenidas, parques y los espacios
dedicados a la vil humanidad. No tienen ojos, están hechos de energía, pero se
mueven con tal velocidad y proeza que nadie percibe ese mísero detalle. Su
misión en esta vida es simple y sencilla, amar y dar consuelo, por eso se
disfrazan de árboles.
Creadora
Ella
había creado un mundo, uno en el que no exista pesar, ni dolor, ni nada que
pudiera lastimarlo, uno para él. Lo llevó, de la mano, en sueños, en sus sueños
y le mostró que entre los dos sí puede existir amor.
Tiempos de revolución
En
tiempos de revolución, todas las letras decidieron unirse, se vistieron de rojo
escarlata, para que su protesta sea escuchada, pero nadie le encontraba
significado a la palabra que se formó, eran inteligibles para algunas personas,
otras las habían interpretado según les convenía. Para los profesores decía
educación, para los políticos, inflación, los abogados jurisdicción, los poetas
leían elección, y así según. Aquel conflicto terminó con una junta de
emergencia en la que se debatía la próxima medida de las letras, todas votaron
por desaparecer del alfabeto y así el mundo calló para siempre.
Réquiem para
una despedida
Ella
quería saber si estaba viva, recurría a la magia y a la brujería, pero estas
nada le decían. Un día, el viento le susurró al oído que estaba muerta, no
necesitó más señal. Esa tarde leyó los diarios, fue al cine, escuchó a Chopin y
bailó bosa nova, cuando llegó la noche volvió a leer los periódicos, lo hizo
una y otra vez, por fin entendió que ya no volvería. Y como una mendiga, se
conformó con lo poco que sabía de sí misma, la vez que fue feliz en aquel café
y ese abrazo que sabía tanto a una despedida.
Una respuesta
Mientras
Fani escuchaba jaz, se hacía varias preguntas, sobre los misterios del mundo,
las olas eternas del mar, el llanto de los recién nacidos, las esperanzas, las
guerras, las injusticias, el dolor, la muerte, la vida. Ella tenía sólo una
respuesta para todas ellas, nada importaba, lo amaba.
Un blues
Suena
las cuerdas de una guitarra, se oye una melodía que nace desde las entrañas del
que las toca. Entonces el saxofón grita y calla a todo el público, uno, dos,
tres , pausa, uno, dos, tres y pausa... entra el bajo como interpelando al
espectador... otra vez la guitarra que se pierde mientras la armónica anuncia
el fin de aquel blues.
Zapatos grandes
Recuerdo
tus zapatos grandes, también tus ojos que eran como dos estrellas y entre un
centenar de esas luces que salen producto de la noche, sólo puedo recordar tus
zapatos. Eran enormes, cada pie parecía medirse con el otro cuando caminabas
encorvado, como quien se empeña en mirar al pasado. Y mientras el día avanza,
sigo pensando en tus zapatos grandes, entonces imagino tus dedos largos
oprimidos, tus callos, ampollas y digo, pobres pies atrapados en esos zapatos.
Biografía
Hola,
mi nombre es Estéfani Huiza Fernández nací en la ciudad de La Paz, Bolivia el 6
de marzo de 1988, soy periodista y escribo como una forma de encontrar
respuestas a las emociones humanas.